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Ignacio López Tarso no iba a interpretar a ‘Macario’; ‘¡Sería el colmo de mi buena suerte!’

El primer actor confesó una vez que estuvo cerca de no protagonizar su película más famosa porque otro era el elegido.

“No huyas, Macario”, le suplica la Muerte al personaje interpretado por Ignacio López Tarso. Sin embargo, en la penumbra de una cueva, iluminada por las velas de las almas que duermen el sueño eterno, el campesino intenta escapar de un destino inminente.

Ignacio López Tarso, nacido el 15 de julio de 1925, falleció a los 98 años tras permanecer una semana internado en un hospital.

El histrión de 98 años saltó a la fama en la época del Cine de Oro Mexicano tras su icónico papel en Macario, película dirigida por Roberto Gavaldón en 1960.

Pero el protagónico de la cinta basada en el cuento de Bruno Traven, que a su vez está inspirado en el relato folclórico de los hermanos Grimm titulado El ahijado de la muerte, no llegó a manos del actor tan fácilmente.

Varios eventos se intercalaron antes de que López Tarso enunciara las primeras líneas del libreto escrito por Gavaldón y el dramaturgo Emilio Carballido.

‘Macario’ ya tenía un intérprete… y no era López Tarso

En una entrevista con Gustavo Adolfo Infante, Ignacio López Tarso relató cómo obtuvo el papel de Macario.


El actor tenía casi 35 años cuando se enteró de que la compañía de cine a la que él pertenecía firmaría Macario.

Si bien el también protagonista de El Gallo de Oro ya había hecho cine en varias producciones, su trayectoria en teatro era más prolífica para entonces.

“Ojalá me tocara a mí eso. Yo conocía la historia, me la había contado mi padre” comentó el ganador de dos Arieles.

El cuento original de los hermanos Grimm lo tenía muy fresco el histrión, quien recordó lo maravillosa que siempre le pareció la historia.

Cuando leyó parte del libreto exclamó “me lo sé de memoria, ¿quién lo va a hacer?”, preguntó con ilusión; “Pedro Armendáriz”, le respondieron.

Sin embargo, Macario no salió de la cabeza de López Tarso y algún tiempo después se enteró de que Armendáriz no podría asumir el protagónico por un contrato que le había surgido en Italia. “Hay esperanza” pensó.

La fortuna tocó a la puerta de la mano de Gabriel Figueroa, uno de los directores de fotografía más emblemáticos de la Época de Oro.

El fotógrafo llegó al camerino de López Tarso para felicitarlo por su interpretación en la obra teatral Cyrano de Bergerac. “¿No has hecho cine, verdad?”, le preguntó Figueroa.

El actor respondió que sí había participado en varios filmes, sin embargo le confesó “Pero no del cine que a mí me gustaría hacer”.

Gabriel Figueroa le compartió algunos pormenores acerca de Macario, la película que filmaría, y le propuso el protagónico.

“¿Cómo? ¡Hacer Macario sería el colmo de mi buena suerte!”, exclamó emocionado.

“Hacer Macario sería lo más grande que podría pasarme en mi vida”, le recalcó al director de foto, quien le aseguró que pondrían manos a la obra para concretar ese proyecto.

Tras un par de días, Figueroa le confirmó que harían Macario y que López Tarso tenía el papel principal.

En la entrevista el histrión le confesó a Gustavo Adolfo que su trayectoria en el cine se la debía a Gabriel Figueroa.

“Mi carrera de cine se inicia con Macario. Yo ya había hecho otras cosas de cine que no vale la pena mencionar, pero de Macario en adelante mi vida en el cine cambia”, aseguró el actor de El hombre de papel.

La leña en Macario era real

Entre las curiosidades que Ignacio López Tarso narró sobre su interpretación en la película, reveló que en las escenas donde el campesino carga leña, no se trataba de utilería sino de troncos reales.

Roberto Gavaldón había ordenado que el actor debía transmitir de forma verosímil el esfuerzo de Macario mientras subía a cuestas uno de los montes de Taxco, por tanto ordenó que su mecapal llevara leños cuya carga llegó a pesar 25 kilos.

Macario fue la primera película mexicana nominada a los premios Oscar. Al respecto López Tarso dijo orgulloso que gracias a esta película le dio la vuelta al mundo y asistió a decenas de festivales de cine en ciudades inimaginables.

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