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El monto acordado para la compra de la marca Mexicana de Aviación (816 millones de pesos) representa solo alrededor de 10 por ciento del adeudo que la empresa tiene con los trabajadores, señaló Eduardo Barrera, presidente de la delegación de pilotos de la aerolínea en la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores (ASPA).
No obstante, la concreción de la venta ayudará a que los trabajadores puedan acceder a una parte de los recursos que se les adeudaba desde hace más de una década.
En entrevista para El Financiero, Barrera precisó que el acuerdo con el Gobierno federal se firmó por 816 millones 786 mil 335 pesos, un montó que saldrá de diferentes ramos presupuestales de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT).
La administración federal aseguró a los trabajadores que los recursos estarán disponibles hacia finales de enero, por lo que una vez se concrete esa suma, se comenzarán con la dispersión de los recursos a alrededor de 8 mil empleados, según las últimas cifras que se conocen.
“Para nosotros lo mejor hubiera sido haber sido liquidado conforme a la ley. Para nosotros son sentimientos encontrados porque después de 12 años de lucha lo veíamos muy lejos, no había voluntad política, pero afortunadamente, con este Gobierno hubo voluntad y deshace un gran nudo en la venta de los inmuebles. Entonces, para nosotros ‘de lo perdido, lo encontrado’”, relató Barrera.
“A veces perdiendo, se gana”, agregó el representante sindical.
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Una vez dispersados los recursos, el concurso mercantil de Mexicana quedará resuelto, aunque aún queda pendiente la venta del centro de mantenimiento (MRO), del cual los trabajadores podrán recibir el usufructo de la venta del mismo.
Por ahora, y aunque el MRO genere ganancias, estas no pueden pasar a la bolsa de los trabajadores.
Con la compra, la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador pretende crear una empresa aérea dirigida por elementos en retiro de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
Mexicana de Aviación fue la aerolínea más grande de América Latina, pero en 2010 dejó de operar luego de malos manejos de su propio dueño, Gastón Azcárraga, quien abandonó el país después de la quiebra de la firma aérea.