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Las ‘severas’ sanciones de Biden vs. Putin ‘olvidaron’ a un grupo: los ultrarricos de Rusia

Putin y los oligarcas que se encuentran en su círculo de aliados han escondido sus activos en el extranjero.

El término oligarca ruso evoca imágenes de lujosas mansiones londinenses, Bentleys chapados en oro y elegantes yates en el Mediterráneo, con sus cubiertas ‘empapadas’ de joyas.

La serie de sanciones a los oligarcas anunciadas por el presidente Joe Biden esta semana en respuesta a la invasión de Ucrania parece que le harán poco al estilo de vida de los ultrarricos de Rusia y no se ve cómo obliguen a que los rusos retiren sus tanques y tropas.

Las sanciones anunciadas por EU apuntan al presidente Vladmir Putin y a un puñado de personas que se cree que se encuentran entre sus asesores de seguridad más cercanos, incluido el ministro de Relaciones Exteriores, Sergey Lavrov. Pero la lista es igual de notable por quién no está en ella: la mayoría de los principales nombres de la lista de Forbes de los rusos más ricos cuyas fortunas multimillonarias ahora están en gran parte entrelazadas con Occidente, desde las inversiones en Silicon Valley hasta los equipos de la Premier League.

Tomando en cuenta las preocupaciones de varios de sus aliados europeos, EU tampoco hizo uso del castigo más severo a su disposición: desconectar a Rusia de SWIFT, el sistema financiero internacional que utilizan los bancos para mover dinero en todo el mundo.

Biden dijo el jueves que las nuevas sanciones de EU paralizarían el sistema financiero de Rusia y obstaculizarían su crecimiento económico al apuntar a los bancos más grandes de Rusia, que según el Departamento del Tesoro poseen casi 80 por ciento de todos los activos bancarios del país.

“Putin es el agresor, Putin eligió esta guerra, y ahora él y su país asumirán las consecuencias”, dijo al anunciar las medidas que “impondrán un costo severo a la economía rusa”.


Pequeño detalle: el dinero de los millonarios rusos no está en Rusia

Pero gran parte de la riqueza de los más ricos de Rusia no se encuentra en los bancos rusos sancionados. Putin y los oligarcas alineados con él han tenido décadas para esconder activos en el extranjero, muchos de ellos ocultos de tal forma que no puedan ser afectados por las sanciones.

Aunque el Kremlin informa oficialmente que los ingresos de Putin ascienden a 131 mil 900 dólares anuales, se cree que el presidente ruso se beneficia de muchos miles de millones en efectivo y activos en el extranjero en poder de amigos y familiares de confianza, muchos de los cuales son de su ciudad natal, San Petersburgo.

Un estudio de 2017 sobre los oligarcas rusos publicado por la Oficina Económica Nacional con sede en EU estimó que los millonarios rusos en Reino Unido, Suiza, Chipre y centros bancarios extraterritoriales similares tienen hasta 800 mil millones de dólares. Esa gran fortuna, en manos de unos pocos cientos de personas ultraricas, es aproximadamente igual a la riqueza del resto de la población rusa de 144 millones de personas.

Algunos oligarcas también tienen doble ciudadanía en Gran Bretaña y otros países occidentales, lo que agrega complicaciones legales a los intentos de congelar sus activos.

Un ejemplo es Roman Abramovich, un exgobernador ruso y aliado de Putin quien se convirtió en un magnate del acero y los metales. Abramovich, ahora con doble nacionalidad israelí y un patrimonio neto estimado en más de 13 mil millones de dólares, ha utilizado su fortuna para comprar al club Chelsea y casas en Londres y Nueva York. Él y su ahora exesposa socializaban con frecuencia con Ivanka Trump y Jared Kushner, la hija y el yerno del expresidente Donald Trump.

Abramovich también posee lo que se supone que es el superyate más caro del mundo, el Solaris de 455 pies de largo, que cuenta con un hangar para helicópteros, cancha de tenis, piscina y literas para unos 100 invitados y tripulación.

Tampoco está en la lista Alisher Usmanov, otro magnate ruso de los metales que fue uno de los primeros inversores en Facebook. Su fortuna se estima en más de 14 mil millones de dólares.

Usmanov vendió recientemente su participación en el Arsenal por 700 millones de dólares y, según Forbes, posee dos propiedades en Londres por un valor combinado de 300 millones de dólares. Dilbar, el superyate de Usmanov mide 512 pies de proa a popa, es decir, es incluso más grande que el de Abramovich.

Daniel Fried, un exfuncionario estadounidense que ayudó a elaborar las sanciones de Washington contra Moscú tras la invasión de la península de Crimea por parte de Putin en 2014, dijo que estaba sorprendido de que Abramovich y Usmanov no estuvieran en la lista de sanciones anunciada el jueves, dado sus vínculos con Putin y activos visibles en Occidente.

Pero, advirtió Fried, sancionar a los oligarcas rusos probablemente tendría un impacto limitado para persuadir a Putin de cambiar de rumbo en Ucrania.

“Ellos existen solo por la tolerancia de Putin. Él puede encarcelarlos o matarlos, y la idea de que los oligarcas pueden ejercer su influencia sobre Putin es una tontería”, afirmó.

Aún así, Fried señaló que la opinión de las élites ricas y educadas tiene un peso intangible que Putin desafía bajo su propio riesgo. Si bien es poco probable que las sanciones alejen a los oligarcas de Putin, aumenta el costo de su apoyo continuo al líder ruso.

El origen de los ultrarricos de Rusia

Las fortunas familiares de muchos de los multimillonarios de Rusia se remontan a la década de los noventa, la década turbulenta que siguió a la caída de la Unión Soviética. Bajo la presidencia notoriamente corrupta de Boris Yeltsin, activos clave controlados por el Estado como refinerías de petróleo, acerías, fundiciones de aluminio y fábricas de tractores, fueron ‘devoradas’ por personas políticamente influyentes, y a menudo compradas con la ayuda de préstamos respaldados por el Gobierno.

Luego, en 1999, Yeltsin renunció de forma inesperada y el entonces relativamente desconocido Putin fue nombrado presidente interino. Putin, exagente de la KGB, había sido designado anteriormente por Yeltsin como jefe del FSB de Rusia, una de las agencias de espionaje y seguridad más poderosas del país.

Putin ha gobernado Rusia durante los últimos 22 años, aplastando a quienes se han atrevido a desafiarlo.

Mikhail Khodorkovsky, un barón del petróleo que alguna vez se consideró el hombre más rico de Rusia, entró en conflicto con Putin cuando abrazó más plenamente el libre mercado y comenzó a criticar los vestigios de la planificación central soviética. Khodorkovsky fue arrestado por las autoridades rusas en 2003 y acusado de fraude, lavado de dinero y malversación de fondos. Después de pasar una década en la cárcel, fue liberado en 2013 y huyó a Londres, donde ahora dirige una fundación, el Dossier Center, dedicada a exponer la actividad delictiva de los miembros del Kremlin.

Boris Berezovsky, un matemático convertido en distribuidor de Mercedes que amasó una fortuna al adquirir el principal canal de televisión del país a finales de la era soviética, fue juzgado por fraude y malversación de fondos tras huir a Londres en 2000. Fue encontrado muerto en el piso del baño de su casa en el sur de Inglaterra en 2013. Su hija dijo que temía que lo hubieran envenenado después de perder una importante batalla judicial contra Abramovich, su exsocio comercial. Originalmente juzgado como un suicidio, un forense registró la causa de la muerte como no concluyente.

“Todos los oligarcas deben la preservación de su riqueza al Kremlin”, remarcó Max Bergmann, quien trabajó en el Departamento de Estado durante la administración de Barack Obama. “La clase oligarca es un pilar importante del régimen de Putin y está muy expuesta porque sus activos están en Occidente: en villas en el sur de Francia, condominios en propiedades de Trump y en equipos deportivos”.

¿A Europa le convienen sanciones más duras contra Putin?

Maria Shagina, experta en sanciones del Instituto Finlandés de Asuntos Internacionales con sede en Helsinki, dijo que los países europeos están tratando de proteger sus propios intereses económicos de los efectos de las sanciones, ya sea en el gas natural canalizado a Alemania; en los diamantes importados de minas siberianas o artículos de lujo coches y bolsos de diseñador italianos vendidos en Moscú o San Petersburgo.

“Vemos que los europeos no quieren asumir el costo de las sanciones”, aclaró Shagina. “Es doloroso para todos”.

Pero, dijeron los expertos, las sanciones anunciadas esta semana causarán dolor y eventualmente obligarán al Kremlin a tomar decisiones presupuestarias difíciles al debilitar la economía rusa.

La mayoría de los rusos son significativamente más pobres que sus contrapartes occidentales. La Federación Rusa ocupa el puesto 83 en Producto Interno Bruto per cápita, con un poco menos de 11 mil dólares por persona, según datos de 2020 compilados por el Banco Mundial. Eso es menos de un tercio del promedio de la Unión Europea y alrededor de una sexta parte del PIB per cápita de los Estados Unidos.

“Putin tendrá que elegir entre poner dinero en su Ejército o pagar a los jubilados”, dijo Bergmann. “Así que las sanciones sirven para degradar el poder y la fuerza de Putin a largo plazo”.

Mientras tanto, los rusos ultrarricos están invirtiendo en criptomonedas y utilizando otras estrategias emergentes para proteger sus fortunas, al igual que lo hicieron tras el anuncio de una ronda de sanciones estadounidenses luego de la invasión de Crimea de Putin en 2014.

Edward Fishman, exfuncionario del Departamento de Estado durante la administración de Obama, dijo que la medida para sancionar a Putin envía una fuerte señal de apoyo a los ucranianos que están bajo fuego, pero la realidad es que las sanciones económicas no tendrán ningún efecto real sobre el líder ruso.

“Ninguna sanción puede disminuir drásticamente la calidad de vida de Putin... Putin trata a la economía rusa como su propia alcancía personal”, dijo Fishman. “La riqueza del presidente Putin se deriva de los salarios ganados con esfuerzo de los contribuyentes rusos, así como de las exportaciones de petróleo de Rusia”.

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