Culturas

¡Buuu! ¿Por qué la gente cree en lo paranormal? Esto explica la UNAM

Creer en fantasmas en fechas como Día de Muertos genera una dosis grande de consuelo a aquellos que han perdido a sis seres queridos, expresó Pablo Fernández Christlieb, académico de la UNAM.

Al preguntarles a las personas si existen los fantasmas, algunas podrían responder de manera afirmativa, y en fechas como el Día de Muertos lo harán con más énfasis; sin embargo, no es posible decir que creen en ellos de la misma manera en que se hace con la realidad cotidiana, dijo Pablo Fernández Christlieb, académico en la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

“Lo que verdaderamente cree la gente es que mañana se levantará temprano para ir a trabajar, que el dinero no alcanza, en ir por los niños, etcétera, y todo lo demás pasa por completo al plano del divertimento, de la conversación de sobremesa, entre otros”, explicó el psicólogo social en entrevista para Gaceta UNAM.

El especialista afirmó que las personas no creen en los fantasmas como objetos reales y señaló que, más que creer, hay cierto gusto por la infancia, ya que los niños creen en los fantasmas si viven en una familia, o en un pueblo, o en una tradición en la que les dicen que sí creen en los entes.

Los menores creen todo lo que dicen los adultos porque confían en ellos, entonces estarán buscando a los fantasmas en los rincones, detrás de las puertas y en casas abandonadas, afirmó el psicólogo al medio universitario.


Entonces, ¿por qué la gente cree en los fantasmas?

Fernández expresó que las personas creen en los entes paranormales debido a que tienen fascinación por lo incierto, enigmático, misterioso o por aquello que no tiene respuesta.

“Es curioso, mientras que la ciencia o las universidades se la pasan diciendo que todo se puede entender y tiene su explicación, las personas, aunque estudiemos y hagamos licenciaturas, o seamos muy científicos, de repente nos quedamos con un gusto melancólico o nostálgico y decimos: ojalá existiera algo que no podamos entender, porque eso hace la vida más emocionante cuando esta se torna aplanada o aburrida”.

En los inicios de las sociedades existe la necesidad de entender o comprender lo que sucede en el mundo, por lo que “importa más tener una respuesta incorrecta que no tenerla, con tal de saber qué hacemos en este mundo. Entonces, a falta de algún dato, cualquier explicación es buena”.

A medida que se va sofisticando el conocimiento, esas explicaciones originarias como las mitológicas, por ejemplo, dejan de operar y se quedan como tradiciones que funcionan como un cuento o nostalgia, explicó a Gaceta UNAM.

“Hay cierto gusto o encanto nostálgico por nuestras tradiciones, por sus formas de interpretar la vida, por eso el Día de Muertos es un gran ejemplo; no se cree en los difuntos que regresan, sino en los altares, en el cempasúchil y en el ritual que se lleva acabo, lo cual es más interesante que los fantasmas”.

Creer en fantasmas consuela

Sentir ‘fantasmalmente’ la presencia de los seres queridos que han muerto, tiene una dosis de consuelo, creer por un momento que las personas no se fueron y los llevamos en la memoria y en el recuerdo, confirmó Fernández.

“Si una persona murió de una enfermedad, como COVID, y la circunstancia fue penosa se puede volver a pensar en la muerte, con temor a ella, pero sin dolor. Cuando fallece alguien aparece la soledad y lo que hacen los rituales, como los velorios (el Día de Muertos es un velorio exponenciado), es juntar a la gente frente a la soledad y encuentra una compañía grande, y ese elemento debería ser el único creíble”, concluyó.

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