A 30 años de haber sido nombrado Patrimonio Cultural de la Humanidad, los riesgos de que desaparezca el área lacustre de Xochimilco, Tláhuac y Milpa Alta son casi los mismos desde su denominación, en 1987.
Erasto Ensástiga Santiago Coordinador General de la Zona Patrimonio Mundial Natural y Cultural de la Humanidad en Xochimilco, Tláhuac y Milpa Alta, dijo a El Financiero: "Siempre hay riesgo de perder esta área. No hay en el mundo un lugar como éste, en medio de una megalópolis. Estar dentro de la ciudad es maravilloso, pero los riesgos de que desaparezca aumentan".
Y es que padece: falta de agua y contaminación de la misma; invasiones de hormiga y otras plagas y el desinterés de las nuevas generaciones por la producción chinampera, además de los daños que causaron los sismos.
La desaparición de esta zona implicaría, entre otras, que en el Valle de México no se volverían a ver 180 especies de animales; una de ellas el emblemático ajolote.
No obstante el peligro, esta área recibió otras tres denominaciones internacionales: una de la Organización Mundial de la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés) como sitio Ramsar, por su protección a los humedales (se le dio a San Gregorio Atlapulco, Xochimilco en 2004) y una segunda Ramsar que están por dar a los humedales de Tláhuac.
Además el reconocimiento AICA (Important Bird Area, en inglés), que es un programa de Bird Life International para la identificación, documentación y conservación de sitios críticos para las aves del mundo, pues muchas llegan a los humedales de Tláhuac y Xochimilco e incluso Chalco, desde Estados Unidos.