Mundo

Isabel II: 70 años. El balcón de Buckiingham

En este texto, Leonardo Kourchenko refiere que la historia de la monarquía británica se puede narrar a través de las apariciones en el balcón del Palacio de Buckingham.

La historia de la monarquía británica se puede narrar a través de las apariciones en el balcón del Palacio de Buckingham, la residencia oficial en Londres, del titular de la corona británica.

El padre de la actual Reina, Jorge VI, apareció ahí el día de su coronación en 1937, junto a la abuela, la Reina María y las pequeñas princesas Isabel y Margarita.

O el abuelo, el Rey Jorge V, apareció -un poco forzado por la multitud según las crónicas- en 1918 para celebrar la derrota de Alemania en la Primera Guerra Mundial.

Churchill y Jorge VI aparecieron para recibir el homenaje del pueblo en el célebre día de la Victoria en 1945.

Hay registro, no fotográfico, pero sí bocetos, dibujos y acuarelas de la Reina Victoria en su Jubileo de Diamante en 1898, saludando desde el mismo balcón.

Generaciones enteras de la familia real inglesa han aparecido en el mismo espacio del mismo edificio. Su presencia, su saludo -que también ha variado conforme los tiempos- es una larga crónica de continuidad y adaptación, de asumir la pérdida de sus roles y poderes, de asimilar la modernidad de una monarquía parlamentaria cuya función es hoy más simbólica que operativa.


El balcón ha sido un instrumento de posicionamiento frente a la ciudadanía, en una institución que depende significativamente del respaldo popular.

Los monarcas, han medido su popularidad y aprobación entre el público, a partir de su presencia en el histórico escaparate.

Desde finales del siglo XX y mucho más en las últimas dos décadas, aparecer o no, es un mensaje elocuente para los ciudadanos, en términos de quién está activo en la famiia real, quién goza de la aprobación de su majestad y de la corona.

No aparecer representa una automática desaprobación, y en consecuencia, el congelamiento o distanciamiento.

Cuando los divorcios de Carlos y Andrés en los años 90, sus cónyuges, Diana y Sarah respectivamente, aunque madres de príncipes y princesas, dejaron de formar parte de la familia y por tanto, desaparecieron de la foto en el balcón.

La princesa Margarita, hermana de la Reina, quien llevó una vida agitada entre marido, novios y amantes, pasaba largas temporadas fuera de la espectacular vitrina, que por supuesto, registraba las ausencias y prensencias con precisión.

Su majestad la Reina ha sido la figura central en el balcón por 70 años en que ha portado la corona. Sólo desplazada en bodas reales por sus hijos, sus nietos o su propia hermana.

En las bodas reales, la figura central es la pareja que aparece en solitario en varias ocasiones -depende de la fuerza y repetición de los aplausos- y se retira con el beso de los novios.

Carlos y Diana, Príncipes de Gales, fueron la primera pareja real en darse un beso en el balcón.

Isabel II, quien se casó con Felipe, Duque de Edinburgo en 1947, apareció después de la boda en el mismo escaparate, y no besó a su flamante esposo en uniforme naval.

Para este Jubileo de Platino (70 históricos años en el trono) se prevee una presencia limitada al principio.

La familia real nuclear, la soberana, su heredero el Príncipe Carlos y su esposa, Camila Duquesa de Cornualles, el siguiente en la línea de sucesion el Príncipe Guillermo y su esposa Catalina, Duquesa de Cambridge. Y el pequeño Príncipe Jorge, hijo de Guillermo y Catalina, número tres en la linea de sucesión.

Será una foto histórica puesto que aparecerán cuatro generaciones de monarcas británicos.

Esto sólo ha sucedió en una ocasión previa en la historia: cuando el Príncipe Jorge (más tarde Jorge V) presentó a su abuela, la Reina Victoria, a su joven hijo David (más tarde Eduardo VIII) junto a su padre, el entonces Príncipe de Gales, quien más tarde seria Eduardo VII.

Reunir a cuatro generaciones de herederos pasó una vez en el siglo XIX, y sucederá otra vez, en el siglo XXI.

Después está previsto que aparezcan otros miembrtos de la familia, todos “integrantes activos” (working members) en las actividades de la corona.

Acompañarán a su majestad, además de los ya mencionados, otros dos de sus hijos, la Prince Real Ana y su esposo, el capitán Timothy Lawrence, la integrante más activa y trabajadora de la familia con más de 560 compromisos al año.

El Príncipe Eduardo, conde de Wessex y su esposa Sofia, condesa de Wessex, con sus hijos, tambien muy presentes en actividades en representación de la Reina.

Y en seguida, los primos hermanos de su majestad, el Duque de Gloucester, el Duque de Kent y la Princesa Alexandra, los tres integrantes activos y muy trabajadores a favor de la corona y de su majestad.

Los grandes ausentes serán el Príncipe Andrés, Duque de York, retirado de todo cargo honorífico y actividad de la familia, por su reciente escándalo y litigio por abuso sexual a una menor, en su perniciosa y dañina relación con Jeffrey Epstein.

Y por supuesto, el Príncipe Harry (Príncipe Enrique), el hijo menor del Príncipe Carlos, quien se retiró de las actividades oficiales de la familia hace dos años, al mudarse con su esposa Meghan a California con su primer hijo, Archie Mountbatten-Windsor.

Harry y Meghan, aún Duques de Sussex, están ya en Londres para acompañar los festejos. Se hospedan en el Pabellón de Frogmore, a las afueras de Windsor, que la reina les cedió después de su boda y que recientemente ocupó su prima, la princesa Beatriz de York, después de convertirse en madre al lado de su esposo.

Estos tres integrantes de la familia real, Andrés, Harry y Meghan estarán eventualmente invitados a los eventos privados, a un almuerzo en Palacio en honor de su majestad, son y siguen siendo parte de la familia como la Reina se ha encargado de enfatizar.

Sin embargo, por los escándalos, entrevistas y decisiones individuales de cada uno de ellos, están separados de las actividades reales y protocalarias.

Existen, incluso, rumores de que Meghan tal vez ni siquiera asista a Palacio y su esposo participe en privado en solitario.

El balcón de Palacio, la pasarela de la familia real, ha contemplado la historia del Reino Unido. Las guerras del siglo XX, los cumpleaños de su majestad, las bodas reales.

Aparecer en esa ventana privilegiada de la historia, es siempre con motivos festivos y alegres.

Y este Jubileo no será la excepción.

También lee: