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La edad de la monarca Isabel II, el diagnóstico de COVID-19 y un susto de salud el año pasado han causado preocupación entre los funcionarios y el público. Su prueba positiva para el coronavirus durante el fin de semana generó preocupación y deseos de recuperación en todo el espectro político de Gran Bretaña.
El Palacio de Buckingham, dijo el domingo 20 de febrero, que Isabel, quien recibió todas las vacunas y una dosis de refuerzo, continuaría con tareas “ligeras” en el Castillo de Windsor.
Sin embargo, la reina Isabel II pospuso dos audiencias virtuales porque seguía experimentando síntomas parecidos a los de un resfriado por el COVID-19, segunda vez esta semana que la monarca de 95 años cancelaba sesiones virtuales anunció el Palacio de Buckingham.
Aunque por otra parte, habló por teléfono con el primer ministro británico, Boris Johnson, el miércoles 23 de febrero, en lo que se consideró una señal alentadora de su recuperación.
La reina, que es la monarca reinante más antigua del país, tiene una serie de compromisos próximos mientras celebra su Jubileo de Platino, marcando 70 años en el trono. La reina tiene agendado organizar una recepción el 2 de marzo que implicaría reunirse con cientos de diplomáticos en Windsor.
También debe asistir al Servicio de la Commonwealth en la Abadía de Westminster el 14 de marzo, y luego a un servicio conmemorativo el 26 de marzo, también en la Abadía, para su difunto esposo, el Príncipe Felipe, quien murió en abril pasado a los 99 años.
Tanto su hijo mayor, el príncipe Carlos, de 73 años, como su nuera Camila, duquesa de Cornualles, de 74, contrajeron el coronavirus a principios de mes. Carlos se ha reincorporado al trabajo desde entonces. Se cree que recientemente ha habido varios positivos al virus entre el personal del castillo de Windsor, donde está alojada la reina.