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COP26: Logran acuerdo clave para combatir cambio climático

Se anunció que el Pacto Climático de Glasgow queda aprobado, después de que la India introdujese a última hora y de forma inesperada un cambio que aleja el final del carbón como fuente de energía.

La cumbre del clima de la ONU, más conocida como la COP26, ha aprobado este sábado un acuerdo determinante para mantener vivo el objetivo de limitar el calentamiento global en 1,5 grados para 2100 con respecto a los niveles preindustriales.

En un final de enorme dramatismo, el presidente de la conferencia, Alok Sharma, anunció que el Pacto Climático de Glasgow queda aprobado, después de que la India introdujese a última hora y de forma inesperada un cambio que aleja el final del carbón como fuente de energía.

El propio Sharma tuvo que interrumpir sus palabras en dos ocasiones al no poder evitar las lágrimas por la alteración y pidió disculpas por “cómo se ha desarrollado el proceso”.

La enmienda india fue aprobada por el resto de países, de forma muy reticente, para evitar que las negociaciones se rompieran y se cosechase un fracaso de dimensiones históricas.

La India consiguió que la alusión a la “eliminación progresiva” del carbón se convirtiese en una “reducción progresiva”, pese a que el texto contenía la gran novedad de aludir por primera vez a la necesidad de acabar con los combustibles fósiles, un punto que suscitó los mayores rechazos en las últimas horas de la negociación.

El acuerdo acelera la acción contra el cambio climático e insta a los países a elevar sus metas de reducción de emisiones durante esta misma década, aunque reconoce que los países tienen “responsabilidades comunes pero diferenciadas”.


El texto reconoce que limitar el calentamiento a 1,5 ºC requiere de “reducciones rápidas, profundas y sostenidas de emisiones globales de gases de efecto invernadero, incluida una reducción de emisiones de dióxido de carbono del 45 por ciento para 2030 en relación al nivel de 2010″.

Respecto a la financiación para los países en desarrollo, uno de los puntos que más divergencias ha levantado, el Pacto Climático de Glasgow urge a los estados ricos a doblar “como mínimo” su aportación para la adaptación de los países más desfavorecidos antes de 2025 respecto a los niveles de 2019.

¿Qué significa que la COP26 establezca reglas sobre los mercados de carbono?

Uno de los mayores desafíos en la lucha contra el cambio climático es el costo. Los mercados de carbono pueden ayudar a reducir la factura, atraer inversiones en innovación limpia en los países en desarrollo y acelerar los recortes de emisiones. El acuerdo de Glasgow estableció las reglas para el comercio de emisiones en acuerdos bilaterales y en un mercado supervisado por las Naciones Unidas. Según algunas estimaciones, podría valer 100.000 millones de dólares.

La idea es la siguiente: los países donde es difícil o costoso reducir los gases de efecto invernadero pueden comprar créditos que representan reducciones de emisiones de naciones que ya redujeron la contaminación más de lo que prometieron. También existe la posibilidad de que las instituciones públicas y las empresas privadas inviertan en proyectos que reduzcan las emisiones en los países en desarrollo, donde los costos suelen ser más bajos. Dichos proyectos, por ejemplo, reemplazar el carbón con energía renovable, generarían créditos que se pueden negociar más.

“El acuerdo de hoy sobre el Artículo 6 proporciona las reglas necesarias para un mercado de carbono sólido, transparente y responsable”, dijo Kelley Kizzier, vicepresidente de clima global del Fondo de Defensa Ambiental y ex negociador.

El acuerdo también puede aportar transparencia y rigor a los mercados voluntarios de carbono que están creciendo en forma desordenada en todo el mundo, dejando espacio para el abuso. Las compensaciones de baja calidad, o las reducciones de emisiones contabilizadas dos veces, hacen poco por el planeta e incluso pueden obstaculizar la lucha contra el cambio climático.

También hay un elemento que convertirá el nuevo mecanismo del mercado de carbono de las Naciones Unidas en algo más que un programa de compensación. Según el acuerdo, se cancelará el 2% de los créditos de carbono emitidos recientemente, una medida que se traduce en recortes de emisiones.

Los países ya están negociando emisiones en acuerdos bilaterales, pero ahora todos esos intercambios estarán sujetos a los mismos estándares. Hasta ahora, dependía de los gobiernos individuales decidir sobre el rigor.

Las empresas están interesadas en utilizar compensaciones para adornar sus credenciales ecológicas o como una oportunidad para abaratar el alcance de sus objetivos. Si bien no todos los países permiten que los créditos importados se utilicen para sus propios objetivos climáticos, y la Iniciativa de objetivos basados en la ciencia desaprueba el uso de compensaciones, excepto como último recurso, hay programas sectoriales que dependen de ellos.

Un ejemplo es un sistema de compensación global para aerolíneas, conocido como CORSIA. Allí, las aerolíneas deben presentar créditos de reducción de emisiones para compensar cualquier crecimiento en las descargas de CO2 por encima de los niveles de 2020.

El acuerdo de Glasgow hará que el programa CORSIA sea más estricto, según Laurent Donceel, director senior de políticas de la asociación industrial Airlines for Europe.

Hay dos preocupaciones. Primero, a los activistas ambientales les preocupa que el consentimiento de los negociadores para permitir la transferencia de algunos créditos del antiguo mercado socavará el rigor del nuevo programa. Cuantos más créditos haya, más margen de maniobra para los contaminadores. Carbon Market Watch lo calificó como una “farsa” que diluirá el impacto positivo.

En segundo lugar, si bien el acuerdo establece reglas para evitar la doble contabilización de los recortes de emisiones, su implementación requerirá un escrutinio. No está claro que exista suficiente escrutinio formal.


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