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Un volcán que ya destruyó casi mil edificios en una isla española aumentó su poder explosivo el martes, rugiendo más fuerte y arrojando lava más espesa por su respiradero principal.
La erupción volcánica comenzó el 19 de septiembre y ha obligado a la evacuación de más de 6 mil habitantes de la isla de La Palma en el archipiélago de las Islas Canarias frente a la costa noroeste de África.
Unas 946 casas han sido completamente destruidas y casi 100 más afectadas, mientras que los agricultores luchan por mantener irrigadas las plantaciones bananeras sobrevivientes después de que los flujos de lava destruyeron carreteras y tuberías de agua.
El Instituto de Vulcanología de Canarias, Involcan, dijo el martes que la actividad en el volcán de La Palma se había vuelto “explosiva, con piroclastos y bombas cayendo”.
Un video difundido por el instituto la noche anterior mostraba un bloque de roca fundida que, según el instituto, había chocado contra una pared a más de 1 kilómetro (0,7 millas) del respiradero, señal de la actividad explosiva del volcán.
Según los cálculos de Involcan, el volcán ha emitido al menos 250 mil toneladas de dióxido de azufre y 35 millones de metros cúbicos de magma.
Las cámaras capturaron con detalle la lava más espesa que emergió del respiradero principal en mayores cantidades después de que el cono circundante colapsó nuevamente el lunes. Los expertos estaban observando de cerca si el camino cuesta abajo de la lava seguirá los flujos anteriores o si se expandirá a otras áreas, extendiendo su destrucción.
Después de serpentear durante 6 kilómetros (casi 4 millas), la lava ha estado cayendo desde el viernes pasado hacia el Océano Atlántico. Para el martes, una península que se ha estado formando ha extendido la isla en 30 hectáreas (74 acres), o el equivalente a unas 42 canchas de fútbol.
El jefe de turismo de la isla, Raúl Camacho, dijo el martes que la isla permanece abierta para los turistas y pidió a los visitantes que sigan llegando a pesar de la erupción porque su gasto es necesario para reactivar la economía local.
La Palma, dijo Camacho, “es una isla segura donde hay vida, donde los alumnos van a la escuela, donde el panadero sigue repartiendo pan todos los días”.
Dijo que las áreas afectadas por el volcán eran aproximadamente el 10% de la isla.
“La vida es normal en el resto de la isla”, agregó.