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AICM, el aeropuerto que ‘da la bienvenida’ a pasajeros con goteras y charcos

Personal de limpieza y hasta policías tienen que agarrar jaladores para evitar que el agua llegue a la zona de mostradores

Una empresa cobró más de 14 millones de pesos para realizar trabajos de impermeabilización en 2020 (Aldo Munguía)

Apenas la lluvia arrecia, en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), el más importante del país, comienzan a desfilar cubetas amarillas colocadas, de forma estratégica, para que las gotas filtradas no caigan de forma abrupta en el piso de la terminal 1.

Las goteras en el aeropuerto de la capital son parte de la bienvenida a los viajeros nacionales e internacionales que arriban. El personal de limpieza coloca las cubetas apenas comienza la lluvia, que ha aumentado su intensidad en el último mes.

Pero no solo las goteras son comunes: también frente a la puerta 4 del aeropuerto, en la columna de metal que en la parte inferior tiene unas bancas metálicas, se filtra una corriente de agua que se convierte en un pequeño río.

Este reportero presenció cómo el personal de intendencia y hasta los policías de la terminal debieron tomar cubeta y jalador para evitar que el agua continuara su cauce hasta la zona de mostradores y de una oficina que está frente a dicha puerta.

El Gobierno federal ha señalado que la rehabilitación del AICM es una prioridad, pero las obras se han concentrado en la terminal 2, en donde se construyó una terminal adicional y se realizaron obras para corregir los desniveles en la zona de última espera.

De acuerdo con la licitación L0-0009KDN002-E8-2020, la última vez que se realizaron trabajos de impermeabilización, sustitución de cubiertas y obras complementarias en el aeropuerto Benito Juárez fue apenas en el periodo julio- diciembre de 2020.

Según el documento, el AICM adjudicó el contrato para dar mantenimiento a la cubierta de las terminales a Arrendamiento y Servicios S.A. de C.V., empresa que cobró 14 millones 751 mil 740 pesos con tres centavos, IVA incluído, por impermeabilizar, sustituir cubiertas y realizar otras obras complementarias.

Los trabajos, según el fallo de la licitación, empezaron el 17 de julio del año anterior y tuvieron una duración de 168 días naturales. Es decir, casi un semestre para las obras que no fueron efectivas ni duraron más de cuatro meses.

El Financiero pidió una postura del aeropuerto, que dirige Jesús Rosano, pero no hubo respuesta más allá del envío de los documentos de la licitación de mantenimiento que son públicas.

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