El Preguntario

Sobre el lenguaje incluyente: ¿Es correcto utilizar la ‘e’ para referirnos a personas no binarias? ¿Por qué?

El uso de palabras neutras sirve para hacer frente a la generalización masculina y al binarismo.

La lengua refleja una realidad determinada en la cual se encuentra una comunidad de hablantes que evoluciona a través del tiempo y que, por ende, provoca que la primera vaya registrando cambios.

A su vez estas diferencias empujan también cambios colectivos en las sociedades, y como la lengua es una herramienta con la que nos comunicamos, es que podemos también aprender diferentes valores y categorizaciones sociales.

Así, la lengua y el lenguaje son pilares para la construcción de nuestro pensamiento y de cómo traducimos las dinámicas en nuestro entorno, por lo que pueden contribuir a dar visibilidad social a personas de distintos géneros o también puede ayudar a perpetuar discursos discriminatorios.

Morfemas, la “e” y un territorio más igualitario

La opción por un lenguaje incluyente de género tiene entonces fundamentos lingüísticos y metas sociales para lograr una sociedad más igualitaria.

¿A qué se refiere exactamente en la práctica? El lenguaje incluyente hace referencia a toda expresión verbal o escrita que utiliza preferiblemente vocabulario neutro. También puede hacer evidente el masculino y el femenino para evitar la generalización del masculino en situaciones o actividades donde aparecen mujeres, hombres y otras identidades.

Contrario a las instituciones y academias de la lengua, las nuevas generaciones han impulsado el uso de morfemas, en medio de los actuales movimientos sociales derivados de la revolución feminista y de la comunidad LGBTIQ+, para relacionarnos desde un territorio igualitario.


Para hacer referencia de la asignación no fija del género, especialistas se inclinan por el uso de la “e” como un elemento lingüístico y capaz de ser pronunciado, en vez del uso de x, *, @ que rompen con reglas gramaticales del idioma y son impronunciables, tal como apunta el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes de Chile en cuanto al signo @.

Juliana Rodríguez, periodista y editora de La Voz del Interior, le dijo a El País en 2019 que “la idea de quienes defienden el uso de la ‘e’ como género no marcado, para así fijar un lenguaje inclusivo, no sólo se basa en utilizarlo como lenguaje no sexista y escapar al binarismo del idioma, sino también marcar una postura generacional y antiacademicista”.

Surge ‘elle’

El Banco Interamericano de Desarrollo destaca que en varios países de América Latina, como Argentina y Chile (donde surgió la idea de usar la ‘e’), organizaciones civiles y algunas entidades públicas impulsan el uso del pronombre ‘elle’ en lugar de él o ella (también pronombres), para marcar la neutralidad gramática.

La facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires y otras instituciones educativas acogieron el uso del lenguaje incluyente “en cualquier de sus modalidades” en julio del 2019.

Fuera del binarismo

El género no binario es usado por personas que no se identifican con lo masculino ni lo femenino, no son hombres ni mujeres. Están fuera del binario del género y pertenecen a la diversidad sexogenérica.

Cada persona elige el pronombre con el que quiere ser identificado, identificada o identificade. Es decir, hay personas no binarias que utilizan pronombre neutro (elle), o quienes se nombran como no binarias y usan pronombres como ella o él.

Algunas personas no binarias pueden elegir también más de un pronombre. Por ejemplo, ella y elle, o él y elle, o ella y él.

Las identidades no binarias entran dentro del paraguas de las identidades transgénero. A su vez, las identidades no binarias son diversas: género fluido, demigénero, agénero, bigénero, entre otras identidades.

¿Y cómo se usa el lenguaje incluyente?

La asesora lingüística Paulina Chavira ha explicado algunos ejemplos desde su cuenta de Twitter sobre cómo utilizar el lenguaje inclusivo, incluyente o no binario.

Este lenguaje igualitario sirve para dos cosas, explicó: La primera es para referirnos a personas de género no binario y como una alternativa neutra ante el masculino genérico.

En este lenguaje se cambian los sustantivos que hacen referencias a personas usando una -e- en lugar de una -a- o una -o-.

Ejemplos

Amiga, amigo: amigue.

Compañera, compañero: compañere.

Hija, hijo: hije.

También se cambian los artículos: le compañere, le amigue o une amigue.

Chavira añadió que hay personas que también deciden cambiar también los sustantivos epicenos. Como ejemplo, la palabra -persona-, que es cambiada a -persone-. La lingüista indica que ella no lo cambiaría, pero sí defendió que la lengua cambia según quien la habla.

Para la periodista Laurél Miranda, el lenguaje inclusivo o incluyente permite a quienes forman parte de estas minorías nombrarse ante el mundo, y con ello indicar que estas identidades son válidas y legítimas.

Este lenguaje, además, reconoce que en el mundo no solo existen hombres y mujeres cisgénero heterosexuales, sino una amplia variedad de identidades sexogenéricas, expuso en su columna.


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