El Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) dio un vuelco a la legislación laboral en México con miras a resolver algunas de sus principales carencias. Sin embargo, expertos temen que esas mismas mejoras puedan desatar periodos de crisis en los centros de trabajo.
“Están creciendo nuevas fuerzas sindicales... y todo esto suma cierta inestabilidad laboral”, apuntó Oziel Guerrero, abogado laboral de Vega, Guerrero & Asociados.
El tratado exige a México, entre otras cosas, asegurar que los trabajadores puedan ejercer su derecho de asociación y proteger los procesos de democracia sindical. El cambio se vio como un golpe al sindicalismo corporativo que dominó el país por décadas y como un impulso a los sindicatos nuevos e independientes.
Sin embargo, la proliferación de sindicatos podría crear una batalla campal entre grupos sindicales y generaría inestabilidad.
Óscar de la Vega, de la firma De la Vega & Martínez Rojas, considera que la reforma laboral se implementó demasiado pronto, sin antes remendar huecos dentro de la ley sindical.
“Si no se modifica esto de manera integral, puede haber crisis en temas laborales. Estamos ‘al cuarto para el ratito’ de empezar a ver problemas como el de GM, pero ya de manera constante en sectores... que son de alta exportación”, dijo.
En contraste, Juan Francisco Torres, líder de la práctica de Hogan Lovells en América Latina, se mostró más optimista respecto a los cambios laborales que llegaron con el T-MEC, pero no dejó de lado su preocupación por posibles crisis.
“Ojalá que lo que no se genere, y creo que a nadie le conviene, que hubiera un clima de hostilidad; que hubiera huelgas, paros. Eso no sería nada bueno para el país, empezando por los propios trabajadores”, apuntó.
La implementación de la reforma laboral se encuentra bajo la lupa sobre todo de las autoridades estadounidenses, que armaron “una estructura muy fuerte” para monitorear su progreso en México, explicó Eusebio Hidalgo, socio fundador de la firma Ansley Consultores.