Algarabía

El inesperado descubrimiento del Coatepantli en el Centro Histórico

Coatepantli viene de la lengua náhuatl y significa barda o muro de las serpientes de piedra.

La Plaza de la Constitución, conocida como el Zócalo capitalino, alberga un sinfín de relatos fantásticos sobre lo que un día fue la Gran Tenochtitlan y no deja de sorprendernos con los descubrimientos arqueológicos. Hace aproximadamente dos décadas se halló una estructura arquitectónica sagrada nombrada Coatepantli.

La historia que rodea al Coatepantli

Coatepantli viene de la lengua náhuatl y significa barda o muro de las serpientes de piedra: Koatl – serpiente, Tetl – piedra y Tenamitl – barda o muro. La pieza era reconocida por que circunda el centro de Tenochtitlán; estaba hecha de mampostería y su diseño sobresalía porque tenía esculturas serpentiformes de basalto como decoración. Expertos aseguran, que el muro era una posible veneración hacía Quetzalcóatl –uno de los dioses más importantes de la cultura mesoamericana.

La estructura sobresalía por su tamaño; medía 180 x 160 metros y en el interior se ubicaban 58 construcciones monumentales, la más grande era el Templo Mayor. El tamaño de los muros era considerable, por lo que Hernán Cortes afirmó, que dentro de ese cuadrilátero se podría construir una villa para 500 vecinos.

Esa barda delimitó la zona sagrada de Tenochtitlan durante muchos años, sin embargo, con la llegada de los conquistadores (1521) se destruyó y las piedras sobrevivientes se utilizaron para construir los templos cristianos de los conquistadores.

Descubrimiento del Coatepantli en el Centro Histórico

El 17 de agosto de 2002, mientras trabajadores realizaban excavaciones para un cambio de drenaje en el Centro Histórico de la ciudad se descubrió uno de los muros sobrevivientes que circundaba la zona. Sin saberlo, encontraron parte del Coatepantli, que enmarca la plataforma del Templo Mayor, es decir, de la pirámide dedicada al culto de Huitzilopochtli y Tláloc.

A finales de 1981, los antropólogos Eduardo Contreras y Pilar Luna exploraron el sector ubicado en el oriente de la pirámide de Tláloc. Las investigaciones mostraron una estructura de dimensiones destacables: una plataforma de norte a sur, que no podía ser excavada en ese entonces. Desde esa fecha ya se tenía conocimiento de la estructura, pero no fue hasta el 2002 que salió a la luz inesperadamente.

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