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¿Por qué preocupa tanto la variante ‘delta’ del COVID-19?

No solo tiene una tasa de transmisión alta, también se cree que causa cuadros más graves.

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Mientras los países se apresuran a vacunar a sus poblaciones en medio del esfuerzo global para contener el COVID-19 y permitir un regreso a la normalidad, el aumento de peligrosas variantes del virus amenaza con prolongar la pandemia. En el Reino Unido, la propagación de la llamada variante delta, identificada por primera vez en India, ha llevado a las autoridades a enviar personal militar a los focos del virus y ha hecho que el Gobierno deba reconsiderar el inicio de la flexibilización de las restricciones por el COVID programado para el 21 de junio. En esta columna, Sam Fazeli, colaborador de Bloomberg Opinion que cubre la industria farmacéutica para Bloomberg Intelligence, responde preguntas sobre los riesgos derivados de esta variante, entre otras cosas. La conversación fue editada y condensada.

¿Qué distingue a la variante delta de otras variantes y qué la hace tan preocupante?

La variante delta del SARS-CoV-2, también conocida como B.1.617.2, es una de las llamadas “variantes de preocupación”, que también incluyen a las anteriores: alfa (detectada por primera vez en el Reino Unido); beta (identificada por primera vez en Sudáfrica); y gamma (descubierta en Brasil). Dos factores distinguen a la variante delta y hacen que sea potencialmente la más peligrosa hasta la fecha. En primer lugar, tiene una tasa de transmisión aproximadamente un 40 por ciento más alta en comparación con la variante alfa, que ya era un 50 por ciento más contagiosa que la cepa original del virus. Esto queda en evidencia en los datos provenientes del Reino Unido, que muestran que la variante delta pasó de representar el uno por ciento de todos los casos a principios de abril al 70 por ciento a mediados de mayo. Es probable que reemplace casi por completo la variante alfa para fines de junio. La mayor transmisibilidad también es evidente por el aumento en el número de casos en el Reino Unido. En segundo lugar, también se cree que causa cuadros más graves de la enfermedad que la alfa, lo que se traduce en una mayor alza en el porcentaje de casos positivos que requieren hospitalización, a pesar de que los contagios se producen en personas más jóvenes. Este segundo problema de mayor gravedad no se había confirmado con ninguna otra variante hasta la fecha.

¿La variante delta responde a las vacunas? ¿Existe algún dato sobre qué vacunas podrían funcionar mejor contra ella?

Lo que es bastante sorprendente sobre la variante delta es que ha perdido la mutación clave que tenía a la gente preocupada por las variantes beta y gamma (en términos técnicos, es la que está en la posición 484 de la cadena de aminoácidos de la proteína espiga del virus). Esta es una de las mutaciones que contribuyó a la pérdida de respuesta a algunos anticuerpos, incluidos aquellos producidos por las vacunas. Lo que sí sabemos es que la variante delta es menos sensible que la alfa a los anticuerpos generados por las vacunas, y que tiene aproximadamente la misma sensibilidad que la beta. Además, datos de Public Health England muestran que la primera dosis de las vacunas de Pfizer-BioNTech y de AstraZeneca brindan solo alrededor de un 30 por ciento de protección contra la variante delta, aunque esto aumenta al menos al 88 por ciento después de la segunda dosis de la vacuna de Pfizer y al 60 por ciento después de la segunda dosis de la vacuna de Astra (es probable que este porcentaje aumente a medida que pase más tiempo para que las segundas dosis surtan efecto en Gran Bretaña). Estos niveles de protección son más bajos que los que se han observado contra las variantes más antiguas, como la alfa, pero aún muestran que dos dosis de vacunas funcionan bastante bien contra la variante delta. El riesgo real es cuando se considera la población en general, donde muchas personas no están vacunadas o solo han recibido una dosis de la vacuna, lo que se suma a la mayor transmisibilidad de la variante delta y la gravedad de la enfermedad que causa.

¿Dónde está en el mundo?

Esta no es una pregunta fácil de responder porque el nivel de observación genómica es bajo en muchos países. Según datos de la iniciativa GISAID, un esfuerzo global para compartir y rastrear información sobre distintos virus, el Reino Unido tiene la proporción más alta de la variante delta fuera de India, ya que representa el 70 por ciento de todos sus casos. En Estados Unidos, corresponde a alrededor del cinco por ciento (y está aumentando) y en Alemania, a cerca del dos por ciento. Tanto Italia como España tienen una proporción de entre tres por ciento y cinco por ciento de casos de la variante delta respecto del total de contagios. El problema es que muchos de estos países se dirigen a la apertura de sus economías, mientras que sus niveles de vacunación completa aún no han alcanzado el umbral fundamental de entre 50 por ciento y 70 por ciento necesario para controlar la propagación del virus.

¿Estados Unidos o los países de la Unión Europea deberían preocuparse por ella tanto como el Reino Unido?

La propagación de la variante delta ya está fuera de control en el Reino Unido, pero otros países parecen estar recién en las primeras etapas. Creo que lo mejor que puede hacer cualquier país donde la variante del virus ya esté presente es vacunar lo más rápido posible, al tiempo de aumentar las pruebas y la observación genómica. De lo contrario, el primer indicio de un problema será una mayor tasa de casos positivos. La situación del Reino Unido en comparación con la de Israel arroja luces sobre por qué la variante delta es un problema tan grande. Israel logró controlar sus casos cuando alcanzó una tasa de vacunación de cerca de 50 por ciento entre toda su población. A pesar de que el Reino Unido logró una tasa de vacunación del 42.3 por ciento, su recuento de casos ha comenzado a aumentar rápidamente en las últimas dos semanas debido a una combinación de reapertura anticipada y propagación de la variante delta. Y, dicho sea de paso, la tasa de vacunación de Estados Unidos es similar a la del Reino Unido, por lo que también existen riesgos en ese país.

¿Por qué el Reino Unido envía militares a las regiones más afectadas? ¿Para asustar a la gente para que se distancien socialmente? ¿O los militares pueden hacer algo con la variante delta que los profesionales de la salud normales no pueden hacer?

Debo suponer que se trata de lograr que se realicen pruebas a la mayor cantidad posible de personas, para lo que es necesario desplegar en terreno una gran dotación de efectivos. Con la realización de suficientes pruebas y una mayor vacunación en los focos, la propagación se puede controlar mejor, lo que permitía al Gobierno eliminar todas las restricciones. Sin embargo, no solo creo que la flexibilización del 21 de junio de todas las restricciones tendrá que retrasarse, sino que también es posible que algunas medidas anteriores de relajación, como permitir cenar en interiores, deban revertirse para detener la propagación de la variante delta.

Se ha puesto mucha atención en el Reino Unido, pero el mayor peligro de variantes más transmisibles lo corren las regiones del mundo donde las tasas de vacunación son muy bajas, ¿no es así?

Absolutamente. Si resume todo lo que dije, especialmente la eficacia de las vacunas contra la variante delta, la mejor solución, además de estrictas medidas de confinamiento, es realizar pruebas, aislar los casos positivos y vacunar.

¿Puede volver a mutar el virus y empeorar aún más?

Oh, claro, y con seguridad ya lo ha hecho. Muchas mutaciones no hacen nada o realmente obstaculizan el virus. Sin embargo, en el caso de la variante delta, los altos niveles de transmisión, junto con una población parcialmente vacunada, aumentan el riesgo de que más personas contraigan el virus y hacen que haya un mayor peligro de severas mutaciones nuevas que puedan llevar a la variante delta a evadir aún más la inmunidad inducida por la vacuna. Hasta ahora, la fuerza de la respuesta inmune al virus inducida por las vacunas es lo suficientemente potente como para que quienes hayan completado su proceso de vacunación tengan muchas menos probabilidades de desarrollar un cuadro grave de la enfermedad. Pero eso todavía deja en riesgo a una gran parte de la población. Es por eso que me dan escalofríos cuando escucho que el 30 por ciento de los adultos en Estados Unidos no quieren vacunarse.

¿Qué significa esto para los padres de niños y jóvenes que aún no son elegibles para vacunarse? ¿Deberían mantenerlos bajo estricto control este verano? ¿Cancelar viajes de larga distancia?

Hasta ahora, los niños han tenido un riesgo mucho menor de desarrollar cuadros graves de COVID-19, aunque eso no significa que estén completamente libres de riesgo. En cuanto a los adolescentes, la vacuna ya está disponible; pero para aquellos que no pueden recibirla o no tienen acceso a ella, debe haber un uso continuo de métodos preventivos no farmacéuticos, como usar mascarillas y mantener la distancia social, hasta que los casos en la comunidad sean tan bajos que el riesgo de contraer el virus sea mínimo. Además, es posible que debamos reconsiderar nuestras evaluaciones de riesgo para los niños si la variante delta o alguna derivada de ella o de otras resulta ser peor para ellos. Ya sabemos que en el Reino Unido se está hospitalizando a una mayor cantidad de gente más joven con la variante delta que con las anteriores. Hasta ahora, el virus SARS-CoV-2 ha ido un paso más adelante que nosotros. Debemos recuperar la delantera, y eso solo es posible con altos niveles de vacunación y una continua realización de pruebas.

La opinión del articulista no coincide necesariamente con la de Bloomberg. Ni con la de El Financiero.

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