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El día que AMLO atrapó a Ovidio Guzmán... y lo dejó ir (crónica de una detención fallida)

La detención y posterior liberación del hijo de ‘El Chapo’ Guzmán quedó como una página oscura para el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Hoy dice que su arresto es prioridad.

Atrapar a Ovidio Guzmán sigue siendo una prioridad para la presente administración, afirmó este jueves el presidente Andrés Manuel López Obrador. Y que su detención corresponde (en caso de que el hijo de El Chapo Guzmán se encuentre en territorio nacional) a las autoridades mexicanas.

El mandatario mexicano aseguró este jueves, durante su conferencia, matutina que no permitirá que ninguna fuerza extranjera actúe en suelo nacional. “Nosotros somos lo que tenemos que hacer nuestro trabajo. De acuerdo a las investigaciones que se lleven a cabo en México”, explicó.

En la memoria de los mexicanos y del mundo, difundido a través de la prensa nacional e internacional, el día en que el gobierno de López Obrador tuvo entre sus manos a Ovidio Guzmán López, alias El Ratón, se consideró como un acto fallido para la presente administración. ¿Qué sucedió ese día de la detención y posterior liberación del hijo de El Chapo, exlíder del Cártel de Sinaloa?

¿Cómo se vivió aquel día?

Era la tarde del jueves 17 de octubre de 2019, en un intrincado barrio de callejones, en los límites de Tres Ríos y la colonia Gabriel Leyva, que tiene un exclusivo desarrollo denominado La Jolla, en Culiacán, Sinaloa, la Guardia Nacional detuvo a Ovidio Guzmán López, uno de los hijos de Joaquín El Chapo Guzmán Loera.

Los soldados rodean la casa, uno de ellos agita la mano y sus compañeros se acercan a la puerta de donde sale una mujer junto a un joven con gorra y camisa azul. Se escucha una orden: “¡Sal, Ovidio!”, pero el joven vuelve al interior de la casa y trata de cerrar la puerta. La mujer pide calma mientras los soldados exigen que se muestren las manos.

En menos de un minuto, Ovidio Guzmán entrega su pistola a un compañero y sale de la casa. Levanta las manos y se quita la gorra mientras unos 30 elementos de la Guardia Nacional lo toman de los brazos.

“Lo anterior provocó que varios grupos de la delincuencia organizada rodearan la vivienda con una fuerza mayor a la de la patrulla”, detalló el entonces secretario de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), Alfonso Durazo.

Asimismo, la detención de Ovidio provocó que un “ejército” de cerca de 300 sicarios tomara por asalto la ciudad de Culiacán, en donde llevaron a cabo acciones contra la ciudadanía, lo que generó pánico, indicó Durazo en ese momento.

Acto fallido

Ovidio Guzmán López no pudo ser detenido. El secretario de la Defensa Nacional, Luis Crescencio Sandoval, afirmó que los elementos de la Guardia Nacional a quienes se ordenó la captura “se precipitaron”.

El Gabinete de Seguridad Nacional decidió entonces suspender el operativo y el hijo de El Chapo Guzmán quedó libre. Para “salvaguardar el bien superior de la integridad y tranquilidad de la sociedad culiacanense”, el gabinete de Seguridad acordó suspender las acciones”, apuntó Arturo Durazo.

Las autoridades calculan que la movilización de sicarios en la capital de Sinaloa, quienes incluso apuntaban sus armas contra civiles, utilizaron al menos unos 40 vehículos, muchos de ellos blindados y algunas camionetas adaptadas para artillarse.

Esa tarde se registró una serie coordinada de balaceras generalizadas, narcobloqueos, incendio de vehículos, y una fuga masiva de un penal, lo que provocó gran psicosis entre la población. Se trató del día más violento en la memoria en Culiacán.

Ocho meses después de que integrantes del Cártel de Sinaloa tomaran la ciudad de Culiacán y pusieran en jaque al Ejército mexicano, el presidente Andrés Manuel López Obrador reconoció que la decisión de liberar a Ovidio Guzmán la tomó él.

“Yo ordené que se detuviera ese operativo y que se dejara en libertad a este presunto delincuente”, dijo el mandatario mexicano. Hoy sostiene que es prioridad para su gobierno la captura de Ovidio Guzmán


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