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Racismo en la familia real: ¿la monarquía de Reino Unido aceptará su historia esclavista?

Desde la expansión del imperio británico hasta los comentarios contra Meghan Markle, la familia real sigue ‘en silencio’ ante el racismo.

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La Corona británica tiene una larga historia de racismo institucional. (AP)

La monarquía británica, con su grande riqueza y poder, guarda una historia de expansión colonial, esclavitud y racismo que no ha sido aceptada de manera pública, nunca, por la Corona.

Desde su fundación hasta hechos más recientes que han sido compartidos por la pareja de duques de Sussex, Harry y Meghan Markle, el racismo ha sido un tema presente en la familia real.

Muy recientemente en la historia, el elemento más explosivo de la entrevista de los Sussex con Oprah Winfrey fue la afirmación de que alguien dentro de la casa real tenía “preocupaciones” sobre qué tan oscuro de tez podría ser el hijo de la pareja, Archie.

Si bien Winfrey luego aclaró que ni la Reina ni el Duque de Edimburgo estaban detrás del comentario, Meghan también sugirió que a su hijo Archie se le negó el título de príncipe debido a su raza mixta.

La entrevista apunta a un tema más amplio de racismo en la monarquía británica, tanto contemporáneo como histórico.

Cuando la pareja comenzó a salir, algunos esperaban que marcaría el comienzo de un período de renovación real. Meghan, de madre afroamericana y padre blanco, fue presentada como un símbolo de la monarquía moderna e inclusiva. Estas esperanzas se desvanecieron gradualmente con una cobertura mediática consistentemente negativa, incluidas comparaciones desfavorables con la cuñada de Meghan, Kate Middleton, la duquesa de Cambridge.


Reino Unido y el comercio de esclavos

La reina Isabel I fue parte integral del establecimiento del comercio británico de personas esclavizadas. Uno de los fundadores del comercio en el siglo XVI, Sir John Hawkins, impresionó a Isabel al capturar a 300 africanos. Su biógrafo Harry Kelsey lo llama “el comerciante de esclavos de la reina Isabel” y señala que ella contribuyó con su barco, el Jesús de Lübeck, a su próximo viaje en 1564.

En 2018, el recientemente nombrado rey Carlos III (en ese entonces todavía príncipe, antes de la muerte de la reina Isabel II) denunció el papel de Gran Bretaña en el comercio de personas esclavizadas como una “atrocidad”.

También hubo llamados a Isabel II para que se disculpara en nombre de la monarquía. El activista republicano Graham Smith encabezó la acusación y señaló que la realeza actual “tiene una cantidad muy significativa que adquirió desde la esclavitud y el imperio”.

El imperio: mentalidad colonial

El imperio británico se contrajo después de las Guerras Mundiales y finalmente se disolvió en la década de 1960. Sin embargo, ha persistido una mentalidad colonial. Esto quedó demostrado por el racismo casual del Príncipe Felipe (quien falleció en 2021). Al visitar Australia en 2002, le preguntó a una persona originaria australiana si “todavía estaban lanzando lanzas” .

En 1999, reflexionó que una caja de fusibles anticuada debe haber sido “colocada por un indio”. En 1986, advirtió a los estudiantes británicos en China que se volverían “ojos rasgados” si se quedaban demasiado tiempo. Australia, China e India son solo tres de las docenas de países tocados por la colonización británica.

Si bien los comentarios del Príncipe, y muchos otros, a menudo se descartan como “metida de pata” o chistes malos, se relacionan con una guerra cultural, lo que sugiere que el colonialismo fue en última instancia un bien neto y que Reino Unido estaba extendiendo la civilización por todo el mundo.

El periodista Peter Tatchell ha argumentado que la institución de la monarquía es en sí misma intrínsecamente racista, ya que solo ha habido, y probablemente solo habrá, monarcas blancas y blancos.

Si bien esto podría cambiar eventualmente, por supuesto, el tratamiento que se ha dado a Meghan Markle y las supuestas preocupaciones sobre el color de la piel de su hijo sugieren que el privilegio de la blancura está profundamente arraigado.

Al ser el séptimo en la línea de sucesión al trono, nunca hubo una posibilidad realista de que Archie se convirtiera en rey. La noción de que su mera proximidad al trono ha generado preocupaciones, y el fracaso en defender a Meghan de los ataques racistas, nuevamente apunta a un problema estructural.

El matrimonio de Harry y Meghan en 2018 por el carismático obispo afroamericano Michael Curry, con una serenata de un coro de gospel, fue un golpe de relaciones públicas para la realeza. La salida de los Sussex de la vida real después de un período tan corto, y las razones por las cuales, es muy dañina.

El silencio real ante el racismo y la esclavitud

La monarquía se ha mantenido en gran medida en silencio sobre la historia del racismo en Reino Unido y cómo la familia real se ha beneficiado del racismo y el colonialismo.

Después de que la muerte de George Floyd en 2020, en Estados Unidos, desencadenara el movimiento Black Lives Matter, miles de personas en Reino Unido se apresuraron a mostrar su apoyo y solidaridad. El movimiento resonó con tanta fuerza que, en 2020, la Premier League inglesa imprimió las palabras Black Lives Matter en las camisetas de los jugadores , abriendo partidos con jugadores arrodillándose simbólicamente.

La familia real no dijo nada. Por protocolo, la monarquía no se pronuncia sobre cuestiones políticas pero su función es ofrecer liderazgo moral. Sin respaldar explícitamente Black Lives Matter, los Windsor podrían haber contribuido al espíritu de la época al ofrecer declaraciones condenando todas las formas de racismo y defendiendo visiblemente las organizaciones benéficas contra el racismo.

Como sociedad, Reino Unido está teniendo una conversación nacional difícil sobre su pasado imperial. Las estatuas de los hombres esclavistas están siendo derribadas y los intentos de descolonizar el plan de estudios se están acelerando.

Si la familia real no es capaz de hacer intentos similares para confrontar el racismo en su pasado y presente, corre el riesgo de perder cada vez más el contacto con las personas a las que se supone que representa.

*Puedes leer este texto en su idioma original dando clic aquí.

*Escrito por Benjamin T. Jones, profesor titular de Historia de la CQUniversity de Australia.

*The Conversation es una fuente independiente y sin fines de lucro de noticias, análisis y comentarios de expertos académicos.

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