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El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, pidió a la comunidad internacional que se comprometa a recortar las emisiones de CO2 en al menos un 45 por ciento para 2030, para evitar “cavar nuestra propia tumba”.
En la ceremonia de inauguración de la cumbre de líderes de la COP26, Guterres aseveró que “nuestra adicción a los combustibles fósiles está empujando a la humanidad hacia el borde del abismo. Nos enfrentamos a un dilema: o lo detenemos o vamos a extinguirnos. Es tiempo de decir basta de destruir nuestra biodiversidad, de matarnos a nosotros mismos con el carbón, de tratar a la naturaleza como un escusado”.
La conferencia, que reúne a más de 197 dignatarios, tiene como objetivo lograr que los gobiernos se comprometan a frenar las emisiones de carbono lo suficientemente rápido como para mantener el calentamiento planetario 1.5 grados celsius por encima de los niveles preindustriales. El mundo ya se ha calentado 1.1 grados. Las proyecciones actuales basadas en recortes de emisiones planificados durante la próxima década apuntan a que llegue a 2.7 grados para 2100.
El anfitrión del encuentro, el primer ministro británico, Boris Johnson, afirmó que “si fracasamos, nuestros hijos no nos perdonarán. Nos juzgarán con amargura, y tendrán razón, porque falta un minuto para la medianoche”.
Johnson comparó el tema con un James Bond atado a una bomba e intentando desactivarla, pero la diferencia, añadió, es que el “dispositivo que hace tic-tac” no es ficción.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, afirmó, en tanto, que “no podemos seguir esperando de brazos cruzados” y se disculpó porque su predecesor retiró temporalmente a su país del histórico acuerdo de París de 2015, algo que, dijo, retrasó al país en sus esfuerzos.
“Esta es la década que determinará las próximas generaciones. Es la década decisiva en la que tenemos la oportunidad de demostrarnos que podemos mantener el objetivo de limitar el calentamiento a 1.5 grados”, dijo en su intervención.
En la cumbre hay dos grandes ausentes: Rusia y China. Pese a no estar, ambos hicieron anuncios al respecto. Moscú invertirá entre 1.5 y 2 por ciento de su producto interno bruto (PIB) en reducir en 80 por ciento sus emisiones de gases de efecto invernadero hasta 2050, en comparación con los niveles de 1990, según la nueva estrategia adoptada por el gobierno, coincidiendo con la COP26.
Por último, el presidente de China, Xi Jinping, con mucho el mayor país emisor de gases de efecto invernadero, dijo en un comunicado que los países desarrollados no sólo deberían hacer más por el cambio climático, sino también apoyar a las naciones en desarrollo para que puedan controlar su emisión de gases de efecto invernadero.