Monterrey

Nuevos retos para la inversión en infraestructura de NL

OPINIÓN. El impacto de una mayor demanda por recursos destinados a proyectos de infraestructura no es el único factor que comprometerá la capacidad de Nuevo León a invertir en esta área, ya que el incremento en el costo de financiamiento, también presenta un factor adicional que mermará la potencial rentabilidad de la inversión en el estado.

En meses anteriores, en este mismo espacio, he comentado sobre la importancia de la infraestructura para promover el crecimiento de la productividad de los factores, misma que es necesaria para garantizar mejores salarios para los trabajadores, y atraer nuevos proyectos de inversión que expanda la capacidad productiva de Nuevo León.

No obstante, la evidencia reciente muestra que la inversión en infraestructura no ha sido una prioridad para el gobierno estatal, quien ha basado su estrategia financiera y de presupuesto en administrar los enormes pasivos acumulados por las pasadas administraciones estatales, buscando reestructurar plazos, montos, y tasas para garantizar el cumplimiento del pago de dichas obligaciones.

Ante esta prioridad administrativa y financiera de la hacienda pública, la inversión en infraestructura en Nuevo León no aprovechó las condiciones que el mercado de crédito le ofrecía, y ahora enfrenta nuevos retos que dificultarán aún más su impulso en el corto plazo.

En primer lugar, en fechas recientes nuestro país ha enfrentado una serie de severas contingencias en forma de huracanes en ciudades portuarias y turísticas, así como el fuerte sismo que sacudió la Ciudad de México.

Ante la enorme necesidad de recursos para reconstruir estas ciudades, y regresar su actividad a la normalidad, los proyectos de inversión para la infraestructura de estas comunidades rivalizarán directamente en la búsqueda de los escasos recursos disponibles en el mercado de crédito al sector público. Esto es, el limitado crecimiento en el acceso al mercado de crédito verá como prioritarios y altamente rentable reestablecer el acceso, disponibilidad, y acondicionamiento a las zonas turísticas del país que se vieron afectadas por los huracanes, ya que el turismo representa una de las industrias más importantes para la generación de divisas.

Además de lo anterior, la necesidad de reconstruir, rehabilitar, y reparar las zonas dañadas por el sismo en el centro de México, en particular los grandes conglomerados habitacionales en zonas residenciales y comerciales requerirán de enormes flujos de inversión que tendrán como prioridad apoyar a la capital del país, atrayendo recursos hacia estos fines. Así también, los recursos federales destinados a inversión en infraestructura, particularmente los fondos que actúan como seguro en eventos contingentes, serán empleados en apoyar directamente a las comunidades pobres y distantes de otros estados afectados por el sismo como Oaxaca, Puebla y Estado de México, comenzando por rehabilitar caminos, escuelas, centros de salud, y proveer vivienda a los habitantes de estas zonas.

El impacto de una mayor demanda por recursos destinados a proyectos de infraestructura no es el único factor que comprometerá la capacidad de Nuevo León a invertir en esta área, ya que el incremento en el costo de financiamiento, también presenta un factor adicional que mermará la potencial rentabilidad de la inversión en el estado: el incremento en premio por riesgo de la tasa de interés que representa el costo de financiamiento de cada proyecto de inversión.

En particular, la mayor volatilidad de los mercados financieros derivada de la incertidumbre en el éxito que tendrán las negociaciones del TLCAN de México con Estados Unidos y Canadá, así como los efectos que podría tener la eventual cancelación del mismo, siguen presionando el incremento en el premio por riesgo de las tasas de interés del país. Este hecho, en combinación con el incremento en la tasa de interés de referencia en política monetaria (vinculada a la tasa libre de riesgo nacional) impulsado por el Banco de México para hacer frente a las presiones inflacionarias, ha incrementado el costo de financiamiento y reducido la rentabilidad de la inversión, traduciéndose en menos proyectos implementados y en menores flujos de inversión para aquellos proyectos que aún son rentables.

De esta forma, la limitada o casi nula inversión en infraestructura pública del estado, seguirá siendo un reto para la administración estatal, que requerirá de un gran esfuerzo para coordinarse con el sector privado en impulsar esta variable, o seguirse rezagando en el proceso de desarrollo ante la pérdida de competitividad industrial, la reducción de atracción en nueva inversión productiva, y el deterioro en la productividad de los factores que se traduce en el bajo crecimiento de los salarios a los trabajadores.

Doctorado en Economía en la Universidad de Chicago. Es Profesor-
Investigador de la Facultad de Economía de la UANL y miembro
del SNI-CONACYT Nivel 1.

Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.

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