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Historia de La Michoacana: ¿Cómo nació y quién fundó la popular paletería?

Tocumbo, en el estado de Michoacán, es la ciudad donde todo nació; ahora La Michoacana cuenta con sucursales en toda la república mexicana.

La Michoacana se ha convertido en una de las paleterías y heladerías más populares en el país, pues prácticamente encontramos franquicias en las calles de cualquier ciudad mexicana.

Su origen se remonta a los años 30, por lo que además guarda su antigüedad. Sus productos se caracterizan por estar hechos de trozos de fruta natural, ya sea en aguas de sabor o sus conos. Algunas sucursales también venden papas y nachos para calmar el antojo por algún alimento salado.

¿Cuál es el origen de La Michoacana?

En su página web cuentan la historia de su creación, que comenzó en un pueblo llamado Tocumbo, del estado de Michoacán.

Las frutas de estación se convirtieron más del 78% de la paleta, e hicieron de la receta la favorita de los clientes, por lo que fue experimentando en sabores, ya sea de agua como de leche. En la actualidad comercializan hasta 125 opciones, a las que se les pueden agregar tópicos como nuez o chocolate cubierto.

También es una marca que está registrada en países como El Salvador y Guatemala, a donde se lleva un poco de la tradición mexicana elaborada desde hace más de 85 años.

¿Quién fundó La Michoacana?

Rafael Malfavón era el dueño de una pequeña paletería que distribuía sus preparaciones al transportarlos en burros, a los que cargaba con unas cajas de madera fabricadas por él mismo.


“Actualmente, somos los líderes en el mercado nacional, ya que fuimos los pioneros en la elaboración y distribución”, escriben en su portal, en el que afirman que cuentan con más de 35 puntos de venta.

La receta de Malfavón -quien se identifica como el primero en el negocio- se convirtió en un estandarte de los postres fríos artesanales, a tal grado que ahora existen otros nombres similares como La Nueva Michoacana.

De acuerdo con La Jornada, uno de sus trabajadores, llamado Ignacio Alcázar, emigró a Morelia, Guadalajara y posteriormente la Ciudad de México, en donde puso su primer local y aconsejó hacerlo a su hermano Luis y a su amigo Agustín Andrade, por lo que se corrió la voz.

Los patrones le daban la responsabilidad a los encargados, quienes terminaban comprándolo a plazos, lo que servía para abrir nuevos establecimientos y así fueron expandiéndose. La mayoría estaban emparentados entre ellos.

Su evolución ha creado un proceso de capacitación para el personal, quienes reciben cursos sobre la “estandarización de calidad y procesos productivos” en su búsqueda de innovación siguiendo las exigencias del mercado consumidor.

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