El director general de Pemex, José Antonio González Anaya, señala en entrevista con El Financiero que la petrolera no sabía asociarse pero que está aprendiendo y lo hace muy rápido. El primer 'farm out' o esquema de asociación se definirá en menos de un mes, el 5 de diciembre, cuando se presenten las ofertas por el campo Trion.
¿Es realmente realizable el Plan de Negocios?
-Yo creo que sí, porque nos basamos en escenarios realistas. El parámetro más importante para nosotros es el precio del petróleo y el que utilizamos para el Plan es el del mercado de futuros. En base a lo que el mercado dice construimos los escenarios. Usamos además supuestos conservadores. Vamos a hacer desinversiones en el futuro, pero esos ingresos no los tomamos en cuenta, serán adicionales. Es un Plan que está basado en la flexibilidad que da la reforma energética. Pemex era el único, hoy cualquiera puede estar en la industria y Pemex se puede asociar con cualquiera.
¿Qué significa la meta de que haya equilibrio en las finanzas de Pemex para 2019 o 2020?
-Hay que distinguir el superávit en general del primario. El segundo, descuenta los costos financieros a los costos totales. Pemex va a tener en 2017 un superávit primario, pero habrá un déficit financiero, proyectado por el PEF en 94 mil millones de pesos. Para 2020 tendremos un equilibrio en sus flujos, incluyendo los pagos de la deuda.
¿Esto no significa que Pemex vaya a tener utilidades en 2020?
-No. Lo que significa solamente es equilibrio de flujos.
¿Se tiene contemplada la bursatilización de activos a través de la Fibra E?
-Tendremos todo tipo de estructuras financieras que nos permitan fortalecer la estructura de capital. El tema de la Fibra E, en la cual estamos trabajando, es que se requiere un grupo de activos que generen ingresos estables y una historia larga y que le podamos decir al mercado que han generado flujos regulares por muchos años. Si no es así, entonces lo mejor es desarrollar otros instrumentos. Hemos ya tenido avances en ello. Reciente realizamos la desincorporación de un gasoducto que ya no era estratégico. Fue una desincorporación de 1 mil 200 millones de dólares, una cantidad bien grande. Casi pasó desapercibida. El sector público no hacía una desinversión de esa magnitud desde finales de los 90. Hacia delante iremos haciendo más.
¿Qué instrumentos usaremos? Los más apropiados. En este caso fue una desinversión directa; en otros casos bajaremos participación; en otros bursatilizaremos los ingresos futuros.
¿Será Pemex un socio difícil para el sector privado?
-No sabíamos asociarnos pero estamos aprendiendo y lo estamos haciendo muy rápido. Llegamos y en seis meses propusimos el primer farm-out, que es el campo de Trion. El 5 de diciembre se va a definir. Es un proyecto enorme.
¿Qué nivel de interés ha despertado Trion?
-Para ser la primera asociación, sabíamos que era una apuesta arriesgada, porque es un proyecto en aguas profundas y el nivel de precios que requieren las aguas profundas es bien alto, y no lo tenemos. Hasta ahora lo que yo percibo es que hay muchas empresas que pueden invertir en cualquier parte del mundo, pero el Golfo de México es quizás una de las últimas grandes cuencas en donde hay un gran potencial. Y es más agradable perforar en el golfo de México que en Alaska o en el Ártico. El trabajo es hacer contratos competitivos.
Otro de los temas que ha despertado dudas son las refinerías ¿Cuáles son los esquemas que se están visualizando?
-Ahora vemos un área de oportunidad que nos dio la reforma energética. Cuando se construyeron las refinerías, Pemex hizo todo. Típicamente, en otras partes del mundo, los servicios auxiliares son operados por terceros. Pero no en México. Hoy podemos tener asociaciones con empresas que se dedican en todo el mundo a fabricar hidrógeno de manera sumamente competitiva, por ejemplo. Podemos trabajar en la operación central de la refinería para mejorar las eficiencias y hay interés por los productos.
Pareciera haber una dicotomía entre las necesidades de recursos de Hacienda y que Pemex cuente con ellos, ¿es así?
-En el escenario del Plan trabajamos conjuntamente con Hacienda y una de las cosas que encontramos es que no existe un dilema entre las finanzas de Hacienda y las de Pemex. En el Plan consideramos que con las alianzas que vamos a establecer se hace más grande el pastel, y eso permite que Hacienda incremente su recaudación en términos reales, pero también que a Pemex se le reduzca la carga fiscal.
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