El conflicto en el Mar Negro augura más presiones para la Organización Mundial del Comercio (OMC), que lleva años lidiando con el golpeteo de Estados Unidos y otros de sus miembros más poderosos. Estos países tienen cada vez menos paciencia ante lo que caracterizan como una falta de compromiso por parte del organismo para lidiar con gobiernos autocráticos, como Rusia.
La incursión militar de los rusos atizará esa impaciencia y podría traducirse en consecuencias “inevitables y quizá dramáticas para el futuro de la OMC”, apuntaron Rufus Yerxa (ex-subdirector general de la OMC) y Wendy Cutler (negociadora del Acuerdo de Asociación Transpacífico y vicepresidenta del Instituto de Políticas de la Sociedad Asia) en un artículo para la publicación estadounidense The National Interest.
“La vieja noción de que los países que comercian entre sí son menos propensos a declararse la guerra quedó enterrada bajo suelo ucraniano. Ya no será lo mismo de siempre en la OMC”, se lee en el artículo.
Estados Unidos, Europa y otras de las economías más poderosas del mundo condenaron la invasión rusa y buscan castigar al país con sanciones económicas. Estas, sin embargo, han sido todas bilaterales. Ningún organismo multilateral ha podido echar mano de sus mecanismos para sancionar. Tal es el caso de la OMC, cuyo funcionamiento permitiría a Rusia bloquear su propia suspensión.
El tema suma a la desesperación de Estados Unidos y otros países con el actuar de miembros de la OMC con gobiernos autocráticos o economías que no son de libre mercado. Según la Casa Blanca, China es el mejor ejemplo de un país que no comparte los valores e ideales de las democracias liberales de Occidente, pero que ha sacado mucho provecho a su integración a la OMC sin desechar sus peores prácticas comerciales.
“La presión sobre la OMC crece día a día, y buena parte de ella viene de EU, la Unión Europea y Japón, que desde 2015 pusieron sobre la mesa acabar la actual ronda de Doha, por no haber logrado gran cosa, e iniciar una nueva”, comentó en entrevista Jorge Molina, catedrático del Tecnológico de Monterrey y experto en comercio exterior.
Yerxa y Cutler esbozan un paisaje gris. Ven un futuro posible en el que EU y otros miembros, hartos, opten por armar su propio órgano comercial multilateral, paralelo a la OMC.
“La crisis actual podría llevar a Estados Unidos y a miembros concordantes a trazar un nuevo futuro para el comercio fuera del marco de la OMC; sin abandonar, necesariamente, a la OMC por completo, pero sí creando una nueva estructura multilateral con compromisos más profundos entre países dedicados a una democracia de libre mercado”, apuntan.
A pesar de que es el máximo órgano promotor y facilitador del comercio a nivel global, la OMC lleva años prácticamente estancada. Bloqueos por parte de Estados Unidos a su órgano de resolución de controversias impiden que este opere, forzando a los miembros a resolver desacuerdos comerciales a través de otras instancias o mecanismos, como sus propios tratados bilaterales o multilaterales.
Canadá y otros miembros -conocidos como el Grupo Ottawa, que incluye a México- intentan reactivar la OMC mediante reformas de corto, mediano y largo plazo que protejan y fortalezcan al órgano como mecanismo de negociación y de resolución de controversias.
La reforma a la OMC es un tema que sus miembros arrastran desde hace años. Es uno de los varios puntos que habrán de tocarse en la 12° Ministerial, que tendrá lugar el 13 de junio.