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Salida de Naomi Osaka del Abierto de Francia centra las miradas en la salud mental de los deportistas

Un tercio de los atletas sufren, en algún momento, crisis de salud mental que se manifiesta como depresión, ansiedad y trastornos alimenticios

La decisión de la tenista Naomi Osaka de abandonar el Abierto de Francia y su negativa de hablar con los medios de comunicación, está generando cada vez más conciencia sobre el tema de la salud mental en los deportes.

La disputa entre la tenista femenina que ocupa el segundo lugar y el tema de las apariciones obligatorias ante la prensa ha dominado los titulares en los últimos días.

Así mismo, la franca explicación de Osaka acerca de sus desafíos, ha puesto el foco en un tema que rara vez se discute entre los atletas de su calibre:

“La verdad es que he sufrido largos episodios de depresión desde el US Open en 2018”, escribió Osaka, de 23 años, en una publicación en Twitter.

Se estima que un tercio de los atletas sufren en algún momento de una crisis de salud mental que se manifiesta como depresión y ansiedad, trastornos alimentarios y agotamiento, según estudios citados por académicos y el Comité Olímpico Internacional.

El bienestar psicológico también es un tema social importante en el país de origen de Osaka, Japón, que tiene la segunda tasa de suicidios más alta entre las naciones del Grupo de los Siete, solo después de Estados Unidos, y en donde también hay un movimiento para crear más conciencia sobre la salud mental en deportes.

“Las necesidades de salud mental de un atleta son tan importantes como sus necesidades de salud física”, señaló Rosemary Purcell , profesora del Centro de Salud Mental Juvenil de la Universidad de Melbourne y coautora de un estudio de 2019 sobre el tema entre la élite.

Ha habido “una explosión” en la investigación durante la última década, dijo Purcell, pues indicó que a menudo existe la suposición pública de que la fuerza física y la capacidad van acompañadas de la fuerza mental, lo que no es necesariamente cierto.

Los atletas, especialmente aquellos que compiten profesionalmente y en la cima de su deporte, generalmente no tienen la oportunidad de llevar una vida social normal, mientras enfrentan un intenso escrutinio y presión.

En 2019, el Comité Olímpico Internacional (COI), se embarcó en una campaña para crear conciencia, citando revelaciones públicas del medallista estadounidense Michael Phelps sobre su lucha contra la depresión después de ganar medallas de oro en Londres en 2012, y las luchas de otros atletas destacados.

El Comité Olímpico ha establecido un Grupo de Trabajo de Salud Mental, con el fin de identificar mejor a los atletas en riesgo de síntomas y trastornos de salud mental.

Para los próximos Juegos Olímpicos en Tokio, así como los Juegos de Invierno en Beijing el próximo año, el COI ha establecido una línea de ayuda , disponible para los atletas en más de 80 idiomas, para apoyarlos antes y después de los torneos.

En este momento, las condiciones pueden ser aún más difíciles para los atletas en la era de la pandemia, lo que dificulta el entrenamiento y que a su vez, ha provocado un retraso de un año en los Juegos Olímpicos de Tokio desde el año pasado, dijo el grupo.

Dai Tamesue, un velocista que compitió en los Juegos Olímpicos de Sydney, Atenas y Beijing, señaló que Japón tiende a imponer una carga a los atletas con estándares irrazonablemente altos y rígidos. Desde los peinados hasta sus vidas personales, se espera que quienes practican deportes aficionados y profesionales actúen de cierta manera, lo que aumenta su estrés y carga mental, dijo.

“Los atletas son considerados en la sociedad como modelos a seguir que se supone que no deben decir nada que sugiera que son débiles”, dijo Tamesue.

“Especialmente en Japón, existe el deseo de hacerlos encajar en un molde determinado”, añadió.

En su publicación en redes sociales, Osaka dijo que ha sufrido depresión y trastorno de ansiedad social. Los torneos de tenis de alto perfil, dijo Osaka, exacerban su condición.

Osaka tiene la carga adicional de lidiar con cuestiones que van más allá del tenis a cuestiones de género y el movimiento social Black Lives Matter, dijo Tamesue, y agregó que estos problemas, “aumentan el estrés”.

Las empresas, especialmente los patrocinadores que aportan dinero en efectivo a los atletas para promover sus productos, también pueden hacer más para resaltar y apoyar los problemas de salud mental, dijo Purcell.

Los patrocinios para un atleta de alto nivel como Osaka, que se estima que ganó más de 55 millones dólares el año pasado, también pueden convertirse en una gran carga.

“Es de esperar que algunos de estos patrocinadores y empresas se sumen y refuercen este mensaje”, dijo Purcell.

Yasutaka Ojio, investigador del Centro Nacional de Neurología y Psiquiatría de Japón, dijo que los atletas profesionales a menudo están rodeados de personas que tienen un interés en su éxito, en lugar de amigos cercanos y familiares que los conocen bien y se preocupan por su bienestar.

“Al igual que con Michael Phelps, espero que esto se convierta en un movimiento más grande y genere más positividad”, dijo.

Ojio se asoció el año pasado con la Asociación de Jugadores de Rugby de Japón para crear más conciencia sobre los desafíos de salud mental en los deportes.

Un sitio web que lanzaron, llamado “El proyecto Los débiles son fuertes”, presenta testimonios de varios atletas, incluido Tamesue, quien hablan abiertamente sobre sus vulnerabilidades y la necesidad de generar más conciencia sobre el bienestar psicológico.

“La noción de que todo el mundo tiene que presentarse cada vez a un partido no va a funcionar”, dijo Purcell.

“Si podemos tener gente como Naomi Osaka hablando de esto, ayuda a desestigmatizarlo para la población en general”.


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