Efecto Jazz

Los 10 discos de 1959 que explican por qué el jazz está muerto

1959 fue el año en que Edward Bland, en su documental The cry of jazz, sentenció: “El jazz está muerto”.Bajo esa lápida ontológica de proporciones nietszcheanas la vanguardia jazzística estadounidense se liberaba para ser. En toda la expresión. Ser música, más allá de su fundamento, de la tradición. Nunca como entonces se registró una efervescencia creativa tan diversa y trascendente en los anales del jazz. Una efervescencia concreta: cinco de los álbumes que fueron grabados o bien lanzados en ese año cifraron las rutas de subgéneros tan heterogéneos como el free jazz, el jazz modal o el third stream o tercera corriente.Con todo y su disparidad estilística y formal, el corpus discográfico de 1959 estaba destinado a ser el corazón de los clásicos del jazz del siglo XX. Es el año que cambió el panorama para siempre y por tanto es fundamental conocer, escuchar en su conjunto lo que ocurrió entonces. Y aquí está. La crítica coincide en considerar principalmente a los primeros cinco como parteaguas (uno más, Portrait in Jazz, de Bill Evans, podría incluirse, ya que definió lo que sería el trío tradicional de jazz); pero la fecundidad de 1959 dio a luz otros clásicos indispensables en la discoteca jazzística. Cabe aclarar que el orden en que aquí aparecen no obedece a un criterio de importancia.  1. Kind of Blue, Miles DavisSencillamente, el disco más vendido de la historia del jazz, es considerado la obra maestra de Miles, o cuando menos una de ellas. En estas composiciones reunidas durante dos días de sesión en el estudio (basadas en estructuras modales), los músicos, que venían del hard bop, lograron saltar las trancas que, en los acordes, los ceñían a una secuencia lineal; esto puede apreciarse en las escalas con las que parecen escapar del redil armónico, y les dio una mayor libertad musical en su interacción conjunta. Un parteaguas en el que participó el monumental sexteto de Davis, integrado por John Coltrane y Cannonball Adderley, en los saxofones, Bill Evans y Wynton Kelly en el piano, Paul Chambers en el Contrabajo y Jimmy Cobb en la batería.


1959
fue el año en que Edward Bland, en su documental The cry of jazz, sentenció: "El jazz está muerto".

Bajo esa lápida ontológica de proporciones nietszcheanas la vanguardia jazzística estadounidense se liberaba para ser. En toda la expresión. Ser música, más allá de su fundamento, de la tradición. Nunca como entonces se registró una efervescencia creativa tan diversa y trascendente en los anales del jazz. Una efervescencia concreta: cinco de los álbumes que fueron grabados o bien lanzados en ese año cifraron las rutas de subgéneros tan heterogéneos como el free jazz, el jazz modal o el third stream o tercera corriente.

Con todo y su disparidad estilística y formal, el corpus discográfico de 1959 estaba destinado a ser el corazón de los clásicos del jazz del siglo XX. Es el año que cambió el panorama para siempre y por tanto es fundamental conocer, escuchar en su conjunto lo que ocurrió entonces. Y aquí está. La crítica coincide en considerar principalmente a los primeros cinco como parteaguas (uno más, Portrait in Jazz, de Bill Evans, podría incluirse, ya que definió lo que sería el trío tradicional de jazz); pero la fecundidad de 1959 dio a luz otros clásicos indispensables en la discoteca jazzística. Cabe aclarar que el orden en que aquí aparecen no obedece a un criterio de importancia.  

1. Kind of Blue, Miles Davis

Sencillamente, el disco más vendido de la historia del jazz, es considerado la obra maestra de Miles, o cuando menos una de ellas. En estas composiciones reunidas durante dos días de sesión en el estudio (basadas en estructuras modales), los músicos, que venían del hard bop, lograron saltar las trancas que, en los acordes, los ceñían a una secuencia lineal; esto puede apreciarse en las escalas con las que parecen escapar del redil armónico, y les dio una mayor libertad musical en su interacción conjunta. Un parteaguas en el que participó el monumental sexteto de Davis, integrado por John Coltrane y Cannonball Adderley, en los saxofones, Bill Evans y Wynton Kelly en el piano, Paul Chambers en el Contrabajo y Jimmy Cobb en la batería.



2. The Shape of Jazz to Come, Ornette Coleman (Atlantic)


Ese mismo año en que se habló de la muerte del jazz, surgía la vertiente que terminaría de matar al género (de liberarlo, pues), y que incluso hoy constituye un sendero aparte: el free jazz. Como su nombre lo dice, este disco es un anuncio: la fanfarria paroxística de lo que estaba por venir. Aquí el ensamble integrado además por Don Cherry en la trompeta pocket, Charlie Haden en el contrabajo y Billy Higgins en batería, se liberaba de los instrumentos armónicos para lanzarse a la conquista de la atonalidad y desatar las posibilidades de la improvisación libre, aunque en este disco las estructuras se mantienen más que en el que Coleman grabaría al año siguiente y que salió en 1961 con un título franco: Free Jazz: A Collective Improvisation.



3. Time out, The Dave Brubeck Quartet (Columbia)


¿Quién no conoce el clásiquísimo standard Take Five? Esta pieza amigable, original del saxofonista Paul Desmond, le dio a Brubeck la enorme popularidad de que hoy goza, si bien en su tiempo –y también después- fue criticada, precisamente por esa amabilidad que la caracteriza. Más allá del hit, Brubeck integró un álbum en el que la improvisación jazzística escapó a los cánones rítmicos de 4/4 de la época.



4. Giant Steps, John Coltrane (Atlantic)


John Coltrane pegó primero y dos veces este año. Con una concepción totalmente distinta a la de Kind of blue, su quinto disco como líder resultó una piedra de toque que cambió la manera de ver, oír y ejecutar el saxofón, al construir acordes de forma inédita y desafiante, en piezas como la que da nombre al álbum Countdown. Su grabación se cruzó con la de Kind of blue y también se hizo acompañar por otros tres músicos del ensamble de Miles: Paul Chambers, Wynton Kelly y Jimmy Cobb.



5. Mingus Ah Um, Charles Mingus (Columbia)


De forma inédita en la historia de Jazz, en este disco el contrabajista revaloriza la música de sus ancestros desde una perspectiva contemporánea a la musicalmente convulsa época.



Los otros cinco clásicos de 1959


Portrait in Jazz, Bill Evans Trio (Riverside)

​Anatomy of a Murder, Duke Ellington (Columbia)

Blowin' the Blues Away, Horace Silver (Blue Note)

Ella Fitzgerald Sings the George and Ira Gershwin Song Book (Verve)

Sketches of Spain, Miles Davis (Columbia)

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 Dónde oír. Un nuevo lugar en el DF

En el corazón de la Condesa, Pérfida Bistró Café se inaugura este miércoles 21 como lugar para los oídos, con la apertura del ciclo Condesa Jazz Nights.

El concierto de inauguración estará potente, con el Luri Molina + Diego Maroto Dúo, bajo y sax. A las 20:30 horas.

Dirección: Tamaulipas 149, Condesa, DF.

Se puede reservar en el 53084747

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