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Victoria para la comunidad LGBT: Senado prohíbe las terapias de conversión

Las terapias de conversión fueron prohibidas después de que 77 senadores votaran a favor y cuatro en contra.

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El pleno del Senado de la República aprobó este viernes prohibir y sancionar las terapias de conversión, que busquen cambiar a las personas de orientación sexual.

Con 77 votos a favor, cuatro en contra y 15 abstenciones, los senadores aprobaron prohibir los llamados Esfuerzos para Corregir la Orientación Sexual o Identidad de Genero (ECOSIG) que han incentivado la violación a los derechos humanos de la comunidad LGBT.

Esta iniciativa fue aprobada al ser considerada por organizaciones internacionales, como la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como un acto de tortura que consisten en actos violentos, con agresiones físicas y psicológicas contra las personas para obligarlas a que dejen del lado sus preferencias sexuales.

En la sesión vespertina en la Cámara de Senadores que duró más de 11 horas, se avaló la reforma al Código Penal Federal y la Ley General de Salud en donde advirtieron que, para quienes atenten contra la orientación sexual de las personas se aplicaran sanciones desde multas hasta penas de cárcel.

“Es un día de fiesta para toda la gente para todas las personas que tienen derecho a amar a quien quieran como quieran y no hay nadie anormal ni ningún enfermedad en esto es un orgullo votar en este día”, dijo la senadora Malú Micher.

¿Qué son las terapias de conversión y por qué las prohibieron?

La UNAM y la COPRED definen los ECOSIG (Esfuerzos para Corregir la Orientación Sexual y la Identidad de Género) como “prácticas de varios tipos (sesiones psicologías, psiquiatría, religiosas, pláticas académicas, etc.) que tiene la intención de cambiar la orientación sexual, la identidad o expresión de género de las personas homosexuales, bisexuales y trans a lo que se ha establecido como lo normativo, “una heterosexualidad binaria cisgénero”'.


La comunidad LGBT+ han denunciado a lo largo de los años que este tipo de sesiones representan actos de violencia, discriminación y tortura, bajo la falsa premisa de que las personas de la diversidad sexual están “enfermas”.

De acuerdo con la ONU, este tipo de terapias pueden consistir en agresiones físicas y psicológicas, tratos crueles, inhumanos o degradantes que buscan obligar a las personas a dejar a un lado sus preferencias sexuales, las cuales resultan en “profundos traumas físicos y psicológicos a las personas que las sufren”.

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