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FEMSA aún tiene pendientes en sostenibilidad: expertos

Especialistas señalan la falta de acciones por parte de Femsa para un mejor manejo de materiales contaminantes.

Fomento Económico Mexicano (FEMSA) obtuvo una calificación de 63 puntos de un máximo de 100 en el puntaje de criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés) de Standard & Poor’s, con lo que quedó debajo de la empresa mejor ranqueada de la industria que alcanzó los 96 puntos.

En la parte ambiental, social y de gobernanza y economía, FEMSA tuvo 67, 69 y 55 puntos, respectivamente, según el S&P BMV Total México ESG Index, que mide el desempeño de las emisoras que cumplen con criterios ESG.

“Estas empresas se dedican a promocionar sus prácticas en materia ambiental, de economía circular, de género y de relaciones con las comunidades. El problema es que, en muchos casos, se queda en una estrategia de marketing con la que sólo buscan vender una imagen para ganar más simpatía con los consumidores”, comentó Fernanda Hopenhaym, directora ejecutiva del Proyecto sobre Organización, Desarrollo, Educación e Investigación (PODER), una organización no gubernamental, sin fines de lucro, que busca fomentar la transparencia y rendición de cuentas de las empresas en América Latina.

Explicó que, a esta práctica se le denomina greenwashing, que es un tipo de ‘marketing verde’ que intenta atacar el subconsciente de los consumidores haciéndoles creer que en la empresa prevalecen ciertos valores de sustentabilidad.

“Incluso hemos visto una tendencia de utilizar el greenwashing para acceder a los financiamientos que otorgan ciertas instituciones bancarias. Seguramente FEMSA únicamente muestra la información que la deja bien parada como empresa, pero no muestra dónde están sus fallas realmente”, aseveró.

En noviembre, FEMSA colocó en el mercado mexicano un Bono Vinculado a la Sostenibilidad por 9 mil 274 millones de pesos, mismo que está sujeto a las buenas prácticas de control de residuos de la compañía, que a la hora de ser reportado entraría en un área gris, pues se basa en el propio criterio de la empresa.


En el “ESG score” de “Food Loss & Waste” que contabiliza S&P Global, FEMSA aparece por debajo de la calificación media de la industria, que se ubica en un nivel de 10. La misma FEMSA explica en su Informe de Sostenibilidad 2021 que si bien en lo concerniente a emisiones sigue lineamientos externos, cuando se trata de residuos, recurre a sus propios estándares y metodología.

“Siempre es positivo para el medio ambiente que se realicen evaluaciones externas a este tipo de empresas, sobre todo porque tenemos un grave problema relacionado con las certificaciones o sellos verdes, que son calificados por la propia empresa, es decir que se convierte en juez y parte. Cuando esto ocurre, es obvio que van a mostrar la información que más favorece a su modelo de negocios”, indicó la directiva de PODER.

En medio de una corriente hacia una economía circular, FEMSA, propietaria de Oxxo, parece descuidar su control de residuos y desperdicios. Al hablar de circularidad de productos FEMSA reconoce que recicló 2.56 por ciento del cartón, 18.5 por ciento de metales y 31 de resina de PET para sus botellas, mientras que en plástico el porcentaje se ubicó en 78.8 por ciento, al cierre del 2021.

Por su parte, Carlos Álvarez, miembro del Comité Técnico Asesor del Proyecto del PNUDSemarnat Residuos con COPs indicó que FEMSA es una empresa que en sus negocios, presume que siembra miles de árboles, aunque indicó que eso no garantiza que la firma tiene un manejo adecuado de sus residuos.

“FEMSA tiene las tiendas Oxxo y en todas hay refrigeradores para refrescos, cervezas, comida e incluso paletas de hielo. Cada semana, ellos deben desechar a nivel nacional al menos 150 refrigeradores, mismos que deben llevarse a centros especializados autorizados por Semarnat para su correcta destrucción”, señaló Álvarez.

Explicó que FEMSA no cumple con el protocolo adecuado para desechar los refrigeradores, ya que se detectó que son entregados a chatarreros, quienes sólo desarman y separan los distintos componentes para venderlos como “fierro viejo”.

Sin embargo, el problema está en el gas que contienen, el cual es liberado en la atmósfera sin considerar su alto poder contaminante.

“Las empresas como FEMSA no cumplen con sus compromisos ambientales en México porque saben que en el país hay una falta de rigor de aplicación en la normatividad ambiental. Sí tenemos normas, pero no exigimos que se cumplan”, dijo.

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