Economía

Incentivar menor uso de efectivo beneficiaría la economía del país: CEESP

Los ingresos fiscales del país se beneficiarían si se utilizara menos dinero en efectivo para operaciones financieras, medida que también disminuiría la corrupción, argumenta el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado.

El menor uso de efectivo para realizar transacciones financieras redundaría en un beneficio para la economía del país por varios frentes, ayudaría a elevar la recaudación tributaria, permitiría reducir operaciones de origen ilícito y desincentivaría la informalidad y la corrupción, expone el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP).

"Una política de crecimiento considera de especial importancia la función del sector financiero, toda vez que además de tener una incidencia clave en el ritmo de crecimiento de la economía, también contribuye a reducir los niveles de informalidad, ilegalidad y corrupción", señala el centro de estudios en su análisis semanal dedicado al sistema financiero nacional.

Encaminarse a la reducción del uso de efectivo como medio de pago permitiría darle un mejor seguimiento de las operaciones comerciales en la economía, lo que tendería a beneficiar los ingresos fiscales; sería posible reducir operaciones fuera de control que en buena parte pueden tener un origen ilícito, además de ser un instrumento eficaz para desincentivar la informalidad. Evidentemente esto puede elevar considerablemente los costos para realizar actividades ilícitas y reducir los niveles de corrupción.

En el impulso al desempeño de la actividad económica, el desarrollo financiero en el país ha sido un instrumento indispensable. Una mayor oferta de servicios financieros fortalece el ahorro, lo que implica un incremento en los recursos disponibles que se pueden canalizar a la inversión productiva y así aumentar el capital que es fundamental para el crecimiento económico y la generación de empleos de calidad.

El CEESP reconoce los avances hechos en otorgamiento de crédito y también en materia de inclusión financiera, pero advierte que en ambos terrenos aún hay trabajo por hacer.

El crédito interno al sector privado como proporción del producto interno bruto (PIB), que es una manera de medir la profundización financiera, aún se mantiene por debajo de los niveles de economías similares a México.

Existe una relación inversión-crecimiento económico. La inversión es el principal motor del crecimiento y en ese sentido se deben dirigir los esfuerzos para estimular recursos al sector productivo para generar el ritmo de crecimiento que requiere la economía.

Los países exitosos en materia de dinamismo económico y bienestar de su población, destinan una importante cantidad de recursos al sector real de la economía. China en el periodo de 1980 al 2016 creció a un ritmo anual de 9.6 por ciento, impulsada por un nivel de inversión equivalente al 39.7 por ciento del PIB. En el mismo lapso, México reportó un crecimiento promedio de 2.5 por ciento con una inversión equivalente al 19.9 por ciento del PIB.

Además de fortalecer el estado de derecho para que el sistema financiero funcione eficazmente, es indispensable que las reglas del juego sean claras, tanto para los usuarios, como para las instituciones financieras. Su operación debe darse de tal manera que la seguridad y su eficiencia sean lo suficientemente fuertes para crear un ambiente de confianza y ampliar el universo de usuarios.

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