Bloomberg Businessweek

Nick Clegg: el hombre detrás de Meta en Rusia

Apenas unos días después de que el ex viceprimer ministro del Reino Unido se convirtiera en el presidente de asuntos globales de la compañía, la invasión de Ucrania por parte de Putin le presentó su primera gran prueba.

Poco después de que las tropas rusas invadieran su país en febrero, el Presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenskiy, envió cartas al director ejecutivo de Meta Platforms Inc., Mark Zuckerberg, y a la directora de operaciones, Sheryl Sandberg. Quería que impidieran que los medios de comunicación respaldados por Rusia publicaran en Facebook en Ucrania; también pidió que cortaran Facebook e Instagram en Rusia.

Ni Zuckerberg ni Sandberg respondieron. En cambio, Zelenskiy escuchó a Nick Clegg, ex vice-primer ministro de Gran Bretaña, quien trabajó los últimos tres años como ejecutivo de alto rango en Meta. Clegg, quien pasó su carrera política como liberal demócrata, había hablado con Zelenskiy meses antes, en un chat de video en el que el Presidente ucraniano les habló a él y a Sandberg sobre la apertura de una oficina en el país. Clegg le dijo a Zelenskiy que Meta bloquearía los medios rusos en Ucrania pero que no dejaría de operar en Rusia; argumentó que sus servicios ayudaron a organizar protestas y a obtener información confiable. Clegg también habló con funcionarios rusos, quienes exigieron que Facebook dejara de verificar publicaciones de cuentas de medios respaldadas por el Estado. Cuando se negó, primero aceleraron y luego bloquearon el funcionamiento de la red social en el país, haciendo por Zelenskiy lo que Clegg no haría.

Ha permanecido en contacto con Zelenskiy y su personal por correo electrónico. La relación de Clegg con el Gobierno del Presidente ruso, Vladimir Putin, ha sido mucho menos cooperativa. A medida que continuaban los combates, Meta cambió su política temporalmente para permitir que los usuarios en Ucrania llamaran a la violencia contra los soldados rusos en el contexto de la guerra, o que hicieran llamados no específicos para la muerte de Putin. Varios días después, Clegg aclaró que sus reglas no permitían llamadas para matar a ningún jefe de Estado. No obstante, Rusia respondió prohibiendo Instagram.

Meta contrató a Clegg, de 55 años, en 2018 para manejar negociaciones de alto riesgo con funcionarios del Gobierno, aunque principalmente estaba pensando en cabildear, no en maniobras de guerra. Clegg es ahora uno de los ejecutivos más influyentes de la empresa y desempeña un papel central tanto en sus decisiones políticas como en la forma en cómo las comunica públicamente. Zuckerberg anunció que lo ascendería a presidente de asuntos globales y lo describió como la persona clave en todos los asuntos de política; dijo que ahora estaba “al nivel” de sí mismo y de Sandberg en la cima de la empresa.

Hasta cierto punto, esto solo reconocía una división del trabajo que ya estaba en marcha. Pero también significó un nuevo liderazgo en una institución que durante mucho tiempo estuvo dominada por sus dos principales ejecutivos. “La batuta se pasa por una muy buena razón”, dice Richard Allan, ex miembro del Parlamento del Reino Unido que pasó una década como ejecutivo de políticas en Meta, en Europa, antes de irse en 2019. “Casi la peor parte del trabajo es tomar decisiones sobre cuestiones de política en las que de cualquier manera serás atacado. Ahora tienen a alguien que disfruta bastante tomando decisiones políticas”. Es la primera vez que una empresa tecnológica de EU contrata a un político europeo de tan alto rango. ¿Por qué querría Clegg el trabajo si tenía que mudarse a California y reportarle a un director general controlador con la última palabra en cualquier decisión?

Durante el proceso de la entrevista, Clegg le envió a Sandberg un memorando que describía los principales desafíos políticos de Facebook. Entre las soluciones sugeridas estaba pedir a los gobiernos y otros grupos externos que ayudaran a regular el discurso en línea, liberando a Meta de la necesidad de tomar todas esas decisiones por su cuenta.

Luego, Clegg se unió a ella y a Zuckerberg en la casa del director ejecutivo para una cena que dejó a los tres sintiéndose bien por trabajar juntos. Tres años después, la química parece persistir. “Es un tirador directo”, dice Sandberg. “Lo respeto profundamente”. Ella describe a Clegg como un amigo

.Clegg ha pasado gran parte de su tiempo en Meta explorando su papel en la vigilancia del habla de los usuarios. Al inicio, acompañó la creación de la Junta de Supervisión de Facebook, un grupo independiente de expertos destinado a revisar algunas decisiones de la empresa sobre la moderación de contenido. Al año siguiente, fue una de las fuerzas detrás de la decisión de Facebook de adoptar un enfoque de no intervención sobre el contenido político, según dos personas familiarizadas con el asunto. En mayo de 2020, la campaña de Joe Biden se quejó con Zuckerberg de que Meta se había “quedado muy corto” en la vigilancia de la información errónea relacionada con las elecciones. Clegg dijo que combatir la desinformación era una prioridad, mientras defendía el enfoque de Meta, según una copia de la carta que revisó Bloomberg Businessweek. En ese sentido, impulsó con éxito la prohibición de anuncios políticos en la última semana de las elecciones y fue clave en la decisión política más importante de Meta: sacar a Donald Trump de sus plataformas. En comparación con las decisiones difíciles y, para muchos, insatisfactorias, que Meta ha tomado en torno a la política estadounidense, sus movimientos desde el comienzo de la guerra en Ucrania han sido relativamente fáciles. Sin embargo, Meta todavía tendrá que hacer llamadas incómodas. Su plataforma de WhatsApp sigue operando en Rusia, y la empresa aún podría enfrentar presiones para bloquearla o hacer algo que provoque que Rusia la prohíba. Eventualmente, Meta tendrá que decidir qué está dispuesto a hacer para ofrecer Facebook e Instagram nuevamente en el país.

Clegg viajará a Europa, donde Meta aún inspira un profundo escepticismo. En EU, en tanto, se enfrenta a una demanda de la Comisión Federal de Comercio. La posición pública de la compañía es peor ahora que cuando Clegg se unió a ella, y espera el final de la era en la que los gobiernos no intervenían en las empresas de redes sociales. “Dentro de cinco años seremos una entidad muchísimo más regulada”, dice. “Hay cosas en las que nos equivocaremos. Pero sí creo que estamos acertando mucho más de lo que suponen muchos de nuestros críticos”. — Con la colaboración de Brad Stone

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