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“Lupin”, el golpe perfecto de Netflix

Cuando se desaceleraban las ganancias de la empresa, llegó esta alucinante serie francesa para salvar el barco.

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Lupin, Netflix Lupin, la estafa insólita que Netflix convirtió en éxito.

En el primer episodio de Lupin, la exitosa serie de Netflix, Assane Diop, un ladrón parisino talentoso y encantador, orquesta una trama para robar un famoso collar de diamantes que será subastado en el Louvre. Con antelación, Diop consigue trabajo como empleado de limpieza en el museo, lo que le permite familiarizarse con el sistema de seguridad. Persuade a una banda local de usureros para que cometan el robo, mientras que al mismo tiempo crea una segunda identidad falsa para sí mismo y asiste a la subasta como un rico empresario tecnológico y gana la puja por el collar.

El robo inevitablemente sale mal. La banda intenta engañar a Diop, pero él los engaña primero: deja que sus cómplices escapen con una falsificación del collar y caigan en manos de los gendarmes. Diop esconde la joya auténtica en un cubo de basura, por el que luego regresa en calidad de limpiador. Diop lo deposita en una bolsa de basura y sale impunemente del museo para adentrarse en la noche parisina.

Fue ese giro final lo que cautivó a Omar Sy, el actor francés que interpreta a Diop, cuando leyó el guion. “Pensé que era realmente genial que el collar de María Antonieta estuviera en la basura”, recuerda Sy.

Lupin, que se estrenó por primera vez en enero de 2021, fue vista por 76 millones de hogares en sus primeras cuatro semanas, convirtiéndose en el segundo debut más exitoso para una serie original de Netflix, solo superada por Bridgerton. Tras una campaña publicitaria global, regresó el 11 de junio con cinco nuevos episodios en los que Diop recurre a toda clase de ardides, desde cambios de vestuario hasta artes marciales, para eludir a sus adversarios. Las críticas de la segunda temporada han sido elogiosas, y una tercera está en camino.

Como muchas películas y series sobre robos, Lupin a menudo exige del espectador una deliberada actitud de incredulidad. Pero así como el personaje de Sy desvía constantemente la atención de sus atracos con estratagemas, el público se ve seducido por las elegantes locaciones parisinas, la cuidada producción y la fascinante banda sonora. Luego está Sy, cuya presencia hace que los momentos más increíbles sean dignos de verse. “Su sonrisa le permite salirse con la suya”, dice Ludovic Bernard, quien dirigió dos nuevos episodios de Lupin.

Lupin llegó en el mejor momento para Netflix Inc. El año pasado, cuando la pandemia se apoderó del mundo, el servicio de streaming atrajo 37 millones de nuevos suscriptores, lo que elevó su total a 204 millones. Pero este abril, la compañía reveló que había agregado solo 4 millones más en el primer trimestre de 2021, dos millones menos de lo que había proyectado. Las acciones de Netflix cayeron un 11 por ciento tras el cierre de la Bolsa ese día. Empero, la empresa tenía algo para desviar la atención de los inversores: una serie exitosa, procedente de Francia.

Lupin nació hace varios años cuando ejecutivos de Gaumont SA, una de las productoras de cine y televisión más grandes de Francia, le hicieron a Sy una pregunta con la que todo actor sueña: ¿Había algún personaje que le interesaba interpretar?

Sy era ya una estrella taquillera en Francia, había ganado el codiciado premio César por su papel en la cinta de 2011 Intouchables (titulada Amigos, en español), como un matón convertido en cuidador que forja una amistad improbable con un rico tetrapléjico que necesita algo de alegría. Sy se hizo tan conocido en Francia que se mudó con su familia a Los Ángeles en 2012, con la esperanza de darles a sus cinco hijos la oportunidad de crecer en relativo anonimato. Consiguió papeles secundarios en franquicias estadounidenses como X-Men: Days of Future Past de 2014 y Jurassic World del año siguiente. Pero como dejó ver la pregunta de Gaumont, los grandes papeles para él todavía estaban en Francia.

Para Sy, la respuesta a la pregunta de Gaumont era obvia: quería interpretar a Arsène Lupin, el ladrón con sombrero de copa creado por el escritor de misterio Maurice Leblanc para atraer a los lectores del Sherlock Holmes británico. Lupin era un pícaro Robin Hood galo que disfrutaba despojar a los ricos. Era tal maestro del disfraz que en una historia se hizo pasar por el inspector jefe que investigaba sus propios crímenes. “A diferencia de las historias de Sherlock Holmes, que tienen cierto realismo, las historias de Arsène Lupin son realmente cómicas”, dice Otto Penzler, propietario de la librería Mysterious Bookshop en Nueva York y editor de más de 70 antologías de ese género. “Son parodias de misterio y ficción detectivesca”.

Parodias o no, los libros de Leblanc son amados en Francia y han sido devorados por generaciones de jóvenes. Lo que atrajo a Sy fue la oportunidad de interpretar a un personaje de acción inteligente y sofisticado. Si fuera inglés, habría insistido en James Bond. Como francés, quería a Lupin.

Por casualidad, Gaumont ya estaba desarrollando una serie sobre una nueva versión del héroe de Leblanc. El terreno estaba bien abonado: en los años setenta hubo una popular serie de televisión francesa sobre Lupin y en 2004 una película con elementos sobrenaturales. Las películas sobre robos se reversionan con más frecuencia que las de otros géneros. Entre las películas estadounidenses exitosas, recordemos Ocean’s Eleven de 2001 (la primera versión, protagonizada por Frank Sinatra, se estrenó en 1960) y The Italian Job de 2003 (originalmente una película británica de 1969 protagonizada por Michael Caine).

Sy firmó como protagonista y también como productor ejecutivo del proyecto. Pero no estaba satisfecho con los borradores de los guiones. Luego Netflix fichó a George Kay como ‘showrunner’. Kay, un veterano escritor de televisión británico que había trabajado en Criminal, una serie producida simultáneamente en Reino Unido, Francia, Alemania y España, no tenía ningún vínculo sentimental con el viejo Lupin. “Viniendo de Inglaterra, quería empezar de cero”, dice Kay.

Toda película de atracos y robos requiere un protagonista con un currículum criminal creíble. Esa es la primera regla del género, y la reinvención del personaje de Lupin por parte de Kay la cumple. Propuso una serie sobre Assane Diop, un personaje que, como Sy, es de ascendencia africana. Diop está inspirado en el héroe literario de Leblanc pero no se basa en él. Como el antiguo maestro ladrón, Diop es experto en ocultar su identidad y entrar y salir de edificios fuertemente fortificados. Pero Diop a menudo usa su piel negra para penetrar en la alta sociedad de la Francia blanca. Después de todo, ¿quién sospecharía de un humilde conserje inmigrante, por no hablar de un ayudante de soporte técnico o un trabajador de un hotel, por nombrar algunas de las otras identidades de Diop? El protagonista de Lupin utiliza habitualmente ese prejuicio a su favor. “Eso se convirtió en un tema en la serie: la invisibilidad de algunas personas en la sociedad”, explica Kay. (Sy, por otro lado, ve a Lupin más como una crítica a los prejuicios de clase que a los de raza. “Son la misma enfermedad”, señala el actor.)

Segunda regla del género: la audiencia debe ser capaz de identificarse con el principal criminal. Entonces, a pesar de mostrarnos a Diop como delincuente, Kay también lo presenta como un padre que a veces tiene dificultades para comunicarse con su hijo adolescente, que vive con su madre, la exnovia de Diop, Claire, interpretada por Ludivine Sagnier. Diop y Claire disfrutan de una relación generalmente cálida, pero con frecuencia él pone a prueba su paciencia cuando sus actividades clandestinas lo hacen descuidar sus deberes parentales.

Diop siempre le dice a Claire que va a cambiar, y Sy insiste en que su personaje lo dice en serio. “Se está esforzando mucho”, dice el actor. “Incluso si es casi imposible, es algo que realmente quiere”. Hablando en nombre de su propio personaje, Sagnier tiene dudas. “Bueno, según mi experiencia como mujer, cuando un hombre le promete a una mujer que va a cambiar, normalmente no lo hace. Creo que Claire debe ser consciente de eso”, dice la actriz.

Ambos tienen razón. Diop es una versión actualizada del típico ladrón de película: un hombre básicamente bueno que cree que puede volver al carril después de hacer un último trabajo. Pero Kay dice que la audiencia no quiere que Diop sea un santo. “Nos gusta que sea poco fiable, las buenas intenciones mezcladas con las malas”, indica. “Realmente queremos que siga fallando en esas buenas intenciones para poder disfrutar de las aventuras que eso conlleva”.

Tercera regla: el robo no puede ser solo por el dinero. ¿Por qué Danny Ocean, apenas en libertad condicional, interpretado por George Clooney en el remake de Ocean’s Eleven, planea los robos simultáneos de tres casinos de Las Vegas cuando es probable que termine tras las rejas nuevamente si algo sale mal? Está tratando de recuperar el corazón de su exesposa, Tess, interpretada por Julia Roberts.

Diop también busca un bien mayor. Busca vengar a su difunto padre, Babakar Diop, quien al parecer se suicida después de ser acusado falsamente de robo por un rico empresario parisino. Al darle a Diop una motivación que trasciende el botín financiero, por complicada que sea la historia de fondo, Kay satisfizo este requisito del género.

Cuarta regla: los robos deben ser lo suficientemente desafiantes como para que la audiencia quiera que salgan bien. Pero a diferencia de una película, que generalmente gira en torno a un solo atraco, el género tuvo que adaptarse a la era Netflix. Sy dice que él y Kay acordaron que debería haber al menos un atraco por episodio en Lupin, y a veces más. Las escenas a menudo reflejan las de los libros de Leblanc para deleite de los fanáticos del verdadero Lupin, pero Kay también se inspiró en las clásicas películas de robos que adora.

Está el golpe en equipo en el Louvre, que culmina con los desventurados cómplices de Diop estrellando su auto de escape contra un tragaluz del museo. En otro episodio, hay una fuga de la cárcel, en la que Diop se cuela en la prisión cambiando lugares con otro recluso de África Occidental, y luego se escapa fingiendo su propia muerte. El personaje de Sy también recurre al truco del ladrón que finge ser policía para persuadir a una anciana de que le confíe sus diamantes, los que presume haber comprado por nada a los pobres del Congo Belga. “Quieres mezclar la escala de los giros y la escala del trasfondo con el que estás jugando”, refiere Kay. “Entonces, habiendo hecho el Louvre, a veces quieres cometer un crimen mucho más pequeño”.

Quinta regla: los perpetradores deben confiar en su cerebro más que en las armas para hacer el trabajo. Esto, dice Sy, fue en lo único en lo que insistió cuando se trataba de las aventuras de su personaje. “Queremos que sea un ladrón gentleman”, dice el actor. “Así que tenemos que ser muy claros al respecto. No usar armas. No usar la violencia. No hay peleas”. Si Diop se mostrara violento, probablemente perdería la simpatía del público. Sin embargo, cuando está acorralado, como sucede en los episodios más nuevos, Diop puede someter a sus antagonistas con una paliza digna de Bond.

Por último la sexta regla, quizás la más importante de todas. Para apuntalar el desarrollo del personaje y sus emociones, el atraco debe salirse de control. Kay se refiere a esto como el golpe dentro del golpe, y el desafío es lograr que la audiencia lo siga. “Todos conocemos el golpe, todos queremos echarle porras para que salga bien. Pero también confiamos en que salga mal para descubrir cosas interesantes. Entonces, ¿qué tan entretenido puedes hacerlo?”

Por eso Kay hace que los secuaces de Diop lo traicionen en el Louvre. También es la razón por la que, habiéndose colado en la cárcel, los reclusos lo amenazan con la intención de cobrar una deuda que debía el ladrón con el que intercambió lugares. Sin embargo, estos obstáculos resultan ser parte integral del éxito de Diop. Esa es la belleza del golpe dentro del golpe. “Debe salir mal para que salga bien”, dice Kay.

El rodaje de Lupin comenzó a fines de 2019, luego se suspendió debido al Covid. Pero en esa misma lógica del golpe que salió mal para salir bien, la serie se benefició de la pandemia. Para el verano, cuando Gaumont pudo reanudar la filmación de Lupin, París estaba inquietantemente silencioso. El elenco y el equipo tenían el control de la ciudad. “Teníamos licencia para ir a todas partes”, dice Sagnier. “Tuvimos mucha suerte”.

Al mismo tiempo, personas de todo el mundo ansiaban diversión. Esto fue una bendición para los servicios de streaming, especialmente Netflix que, gracias a la producción prepandémica, pudo sacar muchos contenidos nuevos, y algunos de ellos establecieron récords de audiencia. Gambito de dama, sobre el ascenso de una joven al estrellato del ajedrez, fue vista por 62 millones de hogares en las cuatro semanas siguientes a su estreno en octubre de 2020. Bridgerton, sobre las tribulaciones de la aristocracia en una versión alternativa del Londres de principios del siglo XIX, siguió en diciembre y atrajo a 82 millones en la misma cantidad de tiempo.

A principios de este año, Netflix estaba sintiendo los efectos de la desaceleración de la producción global. En una carta de abril a los accionistas, la compañía reconoció que no tenía suficiente programación nueva para que la gente se suscribiera al ritmo esperado. Los analistas de la industria coincidieron.

Pero Netflix tenía un golpe: Lupin. No igualó las cifras de Bridgerton, pero se acercó. Y esto fue especialmente impresionante porque, a diferencia de Bridgerton y Gambito de dama, que eran series en inglés, Lupin era francófona. La primera en posicionarse en las 10 series más vistas en la plataforma en Estados Unidos. “Es otra prueba de que las grandes historias viajan a todas partes”, dice Damien Couvreur, director de la serie original francesa de Netflix.

Netflix también se apresuró a señalar que así como Gambito de dama estimuló las ventas de juegos de ajedrez, Lupin atizó las ventas de los libros de Lupin en los países de habla francesa. También hubo interés por parte de los compradores de libros estadounidenses. “Hemos vendido muchas copias”, dice Penzler de Mysterious Bookshop.

Lo mejor de todo para Netflix es que el éxito de Lupin hizo posible que la compañía le diera un giro positivo a su informe financiero de abril, que de otra manera hubiera sido más gris. Sí, el hipercrecimiento alimentado por la pandemia estaba disminuyendo, reconocieron los directivos de Netflix. Pero señalaron que Lupin validaba su estrategia de desarrollar contenidos fuera de Hollywood que no solo podrían funcionar bien en sus mercados locales, sino que también podrían convertirse en éxitos mundiales. “Este trimestre, nuestra principal serie nueva en el mundo fue Lupin de Francia”, celebró Greg Peters, director de operaciones de Netflix. “Y no era un programa francés diluido, era una serie muy francesa”. En otras palabras, lo que Peters apuntaba era que no había que prestar atención al tropiezo a corto plazo; el plan de dominación global de Netflix está funcionando. Arsène Lupin podría haber dicho: “Pas mal”.

Este texto es parte del especial sobre Estafas Insólitas de la revista Bloomberg Businessweek México ‘Pemex: rezago verde y golpe al clima’. Consulta aquí la edición fast de este número.

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