After Office

Un Chéjov sin adornos propone Diego del Río

"La gaviota", de Antón Chéjov, con adaptación y dirección de Diego del Río se presentará desde el sábado hasta el 8 de enero en el Foro Shakespeare.

"El teatro está aquí: un espacio vacío con el actor y el espectador frente a frente, donde sus almas se reconocen". Con este diálogo del joven Kostia, uno de sus personajes, Anton Chéjov ilustra sus ideas sobre la nueva teatralidad a finales del siglo XIX. Así inicia La gaviota, que con adaptación y dirección de Diego del Río se presentará desde el sábado hasta el 8 de enero en el Foro Shakespeare.

"Es demasiado pretencioso decir que estamos encontrando al Chéjov original. De entrada estamos hablando en otro idioma, pero quiero llegar a la esencia del texto", explica Del Río acerca de esta arriesgada puesta, que además de ofrecer funciones ininterrumpidas (salvo los días 24, 25 y 31 de diciembre y 1 de enero), prescinde de escenografía y vestuario. "Estos personajes tienen algo muy profundo y los actores van a saber vestirlos, revelarlos a partir de ellos mismos, sin ningún artificio", abunda.

Otra de sus innovaciones es la participación, como actor, del director de escena Mauricio García Lozano. Él define la puesta como un retrato coral del mundo artístico. "Entiendo perfectamente la propuesta, el despojo con el que Diego quiere manejar este montaje y creo que es muy afín a lo que necesita Chéjov; no sobreornamentarlo y dejar que lo esencial, que es la actoralidad, se transparente", explica.

LA GAVIOTA
Foro Shakespeare, Zamora 7
Lunes a sábado 20:30 horas; domingo 18:00
Localidades: $350
Adolescentes y adultos

La gaviota presenta a un ensamble integrado además por por Blanca Guerra, Adriana Llabrés, José Sampedro y Odiseo Bichir, entre otros. En la trama, a la finca de Sorin llega su hermana Arkádina, una famosa actriz, acompañada de su amante, el dramaturgo Trigorin, a pasar unas vacaciones. Durante la estancia ella descubrirá que su hijo Kostia quiere ser escritor y está enamorado de Nina, una joven actriz que a su vez se siente atraída por Trigorin, quien dudará entre dejarse llevar por esa atracción o seguir al lado de su amante. Dos años después los personajes vuelven la casa de veraneo sólo para descubrir que las aspiraciones no siempre se realizan.


Con esta puesta en escena Diego del Río continúa el Proyecto Chéjov, que inició en 2012 al estrenar su versión de El tío Vania (1899). Su plan es montar posteriormente Las tres hermanas y El jardín de los cerezos, que el autor estrenó en 1901 y 1904, respectivamente. "Chéjov es un compañero de viaje que quiero tener cerca toda mi vida, porque sus obras están hechas de un material que no se agota", anticipa.

Del Río asegura que el entendimiento que el dramaturgo tiene de la complejidad y vulnerabilidad humanas sigue vigente. "Chéjov es cercano para nosotros incluso más que Shakespeare. Hay algo cercano entre lo ruso y lo latino. Sus personajes tienen capas ilimitadas, como la buena música o la buena pintura. Es un material muy profundo, pero suave, simple. Habla de lo real, de seres humanos que tenemos miedos, sueños, deseos".

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