Inspirado en los trenzados de oro utilizados por los celtas, Philippe Charriol creó su propia marca de joyería suiza hace 30 años, e instaló su primera boutique en México.
Los problemas de operatividad derivados de la distancia entre el Distrito Federal y las oficinas en Suiza, al poco tiempo causaron el cierre de la tienda. La marca se fue del país y cada vez se volvió más complicado encontrar accesorios y relojes de esta casa joyera en el país.
Tres décadas después, Charriol regresa con toda su línea y una nueva estrategia: asociarse con otros proveedores como Fifth Avenue y Cristal Joyas para volver más eficiente la distribución y exposición.
Los relojes de esta empresa familiar, asegura Noelia Balardi, gerente de Charriol en Latinoamérica, tienen la calidad y el background de Cartier -firma para la que Philippe Charriol trabajó durante 10 años-, pero sus precios son más accesibles: el rango aproximado por producto va de mil a 13 mil dólares.
La fascinación del dueño por los celtas la adquirió durante una visita al Museo Británico: al ver la pieza de esa cultura milenaria , llamada The Great Torc from Snettisham, un brazalete de oro torzado. Un diseño similar es el que adorna los productos de la línea Celtic, integrada por relojes, pulseras, anillos y mancuernillas, entre otros.
"El ADN de la marca es la inspiración celta, ellos hacían torzados de oro y los utilizaban en sus prendas como símbolo de protección", explica Noelia Balardi.
"A quienes se llevan una pieza Charriol, les decimos que les va a generar fuerza y coraje".
Para esa temporada, la marca recomienda las pulseras y anillos de esta línea, con un torcido de acero inoxidable y titanio, y con detalles en plata u oro de 18 quilates.
El 95 por ciento de las colecciones Charriol están enfocadas al mercado femenino. Están por lanzar una línea para recién graduadas, y para los hombres, hay una línea de diseños inspirados en las carreras de autos, con cronómetro y otros aditamentos distintivos.




