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Pruebe su ataúd: el negocio de la muerte prospera en Japón

El terremoto y el tsunami de 2011 en Japón y el hecho de que ese país tiene una de las poblaciones del mundo que más rápido envejece, han generado que las empresas que ofrecen negocios relacionados con la muerte tengan una alza en la demanda de servicios.  

Akira Okomoto se incorporó y salió de un ataúd.

"Fue muy relajante", proclamó después, cuando le llegó el turno a su hija de 27 años, Miwa, quien se acostó inquieta para pasar cinco minutos en el recinto oscuro que algún día sería su última morada.

La escena transcurre en un café en el este de Tokio, donde un puñado de personas se reunió para escuchar una charla con un experto en muerte y probar la Experiencia del Ataúd que ofrece el café, que según el dueño Masumi Murata ayuda a la gente a "valorar cada día y darse cuenta de lo que es verdaderamente importante" reflexionando sobre su propia muerte.

El terremoto y el tsunami que golpearon a Japón en 2011 mataron a más de 15 mil personas. La tierra por debajo de los 36 millones de habitantes del área de Tokio retumba espasmódicamente con terremotos menores en una amenaza omnipresente. Además de estos recordatorios constantes, Japón tiene una de las poblaciones que más rápido envejece en el mundo y cada vez más personas, tanto viejas como jóvenes, viven solas. Millones de japoneses vieron la exitosa película "Departures" (en Argentina, el título es "Final de partida"), que trata sobre la respetabilidad de la profesión del empleado de una funeraria y ganó el Oscar de la Academia a Mejor Película de Habla No Inglesa en 2009.

Todo esto convirtió a la muerte en un tema de conversación común en Japón y llevó a varias empresas, como Aeon Co., la operadora minorista de supermercados y shoppings más grande de Japón, y Yahoo Japan Corp. a entrar en la industria que la atiende, conocida como shukatsu.


REFRÁN

"Un antiguo refrán japonés reza: 'un pájaro no arruina el nido cuando se va' y tradicionalmente la familia se hacía cargo de la persona cuando esta fallecía", dijo Akio Doteuchi, investigador del NLI Research Institute. "Ahora, no sólo los ancianos, sino también los de mediana edad e incluso gente más joven están preocupados porque viven solos y están aislados socialmente. El terremoto y el tsunami de 2011 ayudaron a la gente a volver a darse cuenta de eso".

Una exposición de tres días de la industria del shukatsu realizada a comienzos de diciembre, la primera de su especie, atrajo a 220 empresas que exhibieron sus negocios relacionados a la muerte ante más de 22 mil visitantes, según Mayumi Tominaga, una portavoz de la exposición. Entre los productos había lápidas, carrozas fúnebres y globos para llevar las cenizas al cielo. Además, embalsamadores profesionales participaron en una competencia para demostrar sus habilidades para cambiarle la ropa a los muertos.

EXPANSIÓN


"Se espera que la variedad de servicios de shukatsu se expanda más en tanto la gente busca varias opciones para manejar su muerte", dijo Takuji Mitsuda, consultor jefe de gestión en la consultora Funai Soken Inc., que estima el tamaño de la industria en cerca de los 16 mil 500 millones de dólares. "'Final de partida' les dio a los japoneses la oportunidad de reflexionar sobre la muerte. El terremoto en Tohoku mató a los seres queridos de la gente y les hizo sentir que su vida tampoco está asegurada. La gente empezó a practicar el shukatsu para valorar cada vez más su 'ahora', porque esos sucesos los dejaron conscientes de la muerte".

El año pasado, Yahoo Japan abrió Yahoo Ending, que permite a los usuarios abrir un monumento electrónico gratuito para sí mismos tras morir, procesa sus datos, documentos y fotos online según sus deseos y envía e-mails finales guardados en los servidores de Yahoo a amigos y familiares tras el fallecimiento. Yahoo no divulga cifras de abonados, salvo el hecho de que son miles, la mayoría en sus 30 y 40 años, los que pagan 180 yenes por mes para mantener almacenados sus e-mails finales, y la empresa espera que pronto lleguen a ser decenas de miles, dijo Shinsuke Takahashi, líder del proyecto.

Kokuyo Co., fabricante de artículos de papelería, vendió medio millón de cuadernos de "notas finales", de mil 550 yenes, desde fines de 2010, dijo Hiromi Waki, portavoz de la empresa. No sólo los ancianos, sino también veinteañeros y treintañeros están usando los cuadernos para registrar cuentas bancarias, deseos para funerales y otra información necesaria en un lugar accesible a los demás en caso de que fallezcan, comentó.

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EVITAR PROBLEMAS 


"Lo que más me importa es cómo puedo evitar convertirme en un problema para alguien", dijo Tatsuo Miyauchi, un hombre de 87 años que vive solo desde que perdió a su esposa hace dieciocho años. "No quiero que me encuentren muerto y podrido en mi cuarto".

La pareja no tuvo hijos, por eso Miyauchi, que todavía habla con claridad y va solo al supermercado, está haciendo los arreglos para su muerte por cuenta propia. Recientemente, fue a un estudio fotográfico profesional para sacarse un retrato para el funeral, de traje gris oscuro, foto que puso en un bolsillo de su cuaderno.

La población en rápido envejecimiento de Japón acarrea la proyección de que su tasa anual de mortalidad salte 27 por ciento y llegue a un pico de 1.67 millones de personas para 2040, según el Instituto Nacional de Población e Investigación en Seguridad Social.

PRUEBA DE ATAÚDES 


Aeon, que opera cien seminarios sobre la muerte por año, también ofrece pruebas de ataúdes para posibles compradores en sus shoppings y busca vender paquetes funerarios a los ancianos japoneses dispuestos a resolver el tema por anticipado. Los más populares cuestan 4 mil 100 dólares. La gente se siente aliviada al terminar y puede ponerse a disfrutar el resto de su vida, dijo Fumitaka Hirohara, máximo responsable ejecutivo de Aeon Life Co., la subsidiaria de planificación de funerales de Aeon. Antes, el hijo mayor solía quedarse con la casa familiar y cuidar las tumbas de sus parientes, pero como ahora la gente se está mudando a las grandes ciudades y deja sus pueblos natales, no sabe a quién pedirle que planifique sus entierros ni tiene tumbas familiares, dijo él.

Emi Takamura, de 59 años, fue con su marido a un seminario de prueba de ataúdes realizado recientemente por Aeon, ya que ellos no están "tan lejos" de sus eventuales fallecimientos, dijo ella.

"He visto la muerte súbita de amigos y parientes jóvenes", dijo Takamura, quien dijo que acostarse en el ataúd la hizo reflexionar sobre cómo es estar muerto. "Yo entendía que el shukatsu era para prepararse para el fin, pero hoy aprendí que la idea es que te ayude a disfrutar el resto de tu vida".

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