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Sánchez, el político 'de a pie' que recorrió 40,000 km para ser presidente de España

Después de dejar su escaño en el Parlamento en 2016, el ahora mandatario español se embarcó en un viaje por el país en el que prometió 'escuchar a los que no habían sido oídos'.

Justo antes del debate más importante del proceso electoral de 2015, el equipo de Pedro Sánchez preparaba al candidato. Su estrategia se concentraba en atacar al presidente Mariano Rajoy por sus vínculos con una trama de corrupción en el Partido Popular (PP), su partido.

Ensayaron la línea: Rajoy no es apto para el cargo, y sabían que un ataque tan directo causaría conmoción.

Los asesores del candidato del Partido Socialista (PSOE) le dijeron a éste cuando se bajaba del automóvil que todo dependía de que lo dijese, según una persona conocedora de la conversación. Sánchez lo hizo.

La combinación de audacia y principios demostrada por Sánchez en aquel debate televisado lo convirtió la semana pasada en el nuevo presidente de España.

En los dos años y medio que han pasado desde entonces, los españoles han aprendido algo más sobre su nuevo mandatario: no sabe reconocer que perdió.

Líder de un partido debilitado

La elección de 2015 fue un ejercicio de control de daños para Sánchez, hoy de 46 años. Entonces lideraba un partido debilitado contra la amenaza emergente de Podemos, en la izquierda española, y Ciudadanos, en el centro, que requería de un acto de equilibrio, todo ello mientras atacaba a Rajoy, quien negaba su participación en un fondo de corrupción investigado por la Audiencia Nacional.

Sánchez logró el segundo lugar en aquellos comicios, pero su partido obtuvo el peor resultado electoral desde el regreso de la democracia en 1978. Con el Parlamento dividido en cuatro bloques, Sánchez trató de armar una coalición contra Rajoy.

Cuando se repitió la elección en junio de 2016, el resultado para los socialistas fue incluso peor.

Después de casi un año sin Gobierno, la ansiedad crecía entre la élite española y los líderes tradicionales del Partido Socialista exigieron a Sánchez levantar el veto sobre Rajoy para destrabar las negociaciones. Cuando Sánchez se mantuvo firme, fue derrocado de la presidencia del partido, en un golpe informado por el diario El País.

Al rechazar participar en la abstención que permitiría a Rajoy volver al poder, y contrario a romper con la disciplina del partido en el Parlamento, Sánchez renunció a su escaño.

Diez meses después del famoso debate televisivo, Rajoy tenía el control del Gobierno nuevamente, mientras Sánchez estaba desempleado y alejado de su formación.

Felipe González, exmandatario de España, de 76 años, quien ayudó a tumbar al hoy presidente, declaró en una entrevista en noviembre de 2016 que el líder socialista estaba más interesado en su partido que en su país.

El regreso a la política de a pie

Pocos fuera de los círculos socialistas habían oído hablar de Sánchez cuando se presentó a las primeras primarias de su partido.

Doctor en economía y empresa, Sánchez trabajó como asesor en el Parlamento Europeo y como jefe de gabinete para el alto representado de la Organización de las Naciones Unidas en Bosnia. Luego se unió al equipo económico del partido en 2000, bajo el mando de Jordi Sevilla.

La élite socialista ya tenía a su candidato listo para la elección de 2015. Pero Sánchez obligó a una primaria y salió a hacer campaña, cruzando más de 40 mil kilómetros a lo largo del país en su Peugeot 407, para hablar y fichar nuevos militantes.

Cuando su primer intento como jefe del partido terminó mal y de manera pública, Sánchez volvió a la política de a pie. En octubre de 2016, tras renunciar a su puesto en el Parlamento, dijo que iba a comenzar de nuevo y que viajaría a cada rincón de España para escuchar a todos los que no habían sido oídos.

El sábado Pedro Sánchez juró el cargo de nuevo presidente del Gobierno español ante el rey Felipe VI.

El líder del PSOE se convirtió en la séptima persona que ocupa el cargo y la primera que lo hace como resultado de una moción de censura contra quien ocupaba el puesto.

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