Monterrey

Tiene NL 1.1% de la población en pobreza extrema

En cuanto a carencias por acceso a los servicios de salud pasó de 13 a 22.8 por ciento de la población entre 2018 y 2022.

alt default
(Cuartoscuro)

Durante el año pasado, el porcentaje de la población de Nuevo León que estaba en pobreza extrema fue el 1.1 por ciento, con lo que se ubicó en la segunda posición en el país con el nivel más bajo, superado solamente por Baja California Sur, con el 0.8 por ciento, señaló el departamento de análisis de BBVA.

“Chiapas, Guerrero y Oaxaca tienen los mayores niveles de pobreza extrema, pues el 28.2, 22.2 y 20.2 por ciento, respectivamente, de su población están en esta situación, y les siguen Veracruz, Puebla y Tabasco, cada uno con niveles de pobreza extrema mayores al 10 por ciento.

“En contraste, los estados con las menores proporciones de habitantes en pobreza extrema en 2022 fueron Baja California Sur (0.8 por ciento), Nuevo León (1.1 por ciento), Colima (1.2 por ciento) y Baja California (1.3 por ciento)”, indicó en un reporte.

Sin embargo, debido a la pandemia todos los indicadores de pobreza del 2020 repuntaron de manera significativa, por ello las reducciones reportadas en el 2022, pero si se compara éste contra el 2018, sin efecto pandemia, variables como pobreza extrema, carencias sociales y acceso a servicios de salud, registraron alzas importantes.

“En cuanto a la pobreza extrema en nuestro estado, aumentó en 0.4 puntos porcentuales de 0.7 al 1.1 por ciento de la población entre 2018 y 2022, lo que representó 24 mil 500 personas más, un incremento mayor al que se registró a nivel nacional, que fue de 0.1 punto porcentual”, dijo Jesús Rubio, investigador de El Colegio de la Frontera Norte (El Colef).

“En general, eso nos habla de que la política social está fallando rotundamente en focalizar sus esfuerzos entre la población con más desventajas en aras de una universalización que está descobijando a la población más necesitada y favoreciendo a las personas con mayores ingresos en lugar de concentrarse en quienes más lo necesitan”, explicó.

No obstante que la población en situación de pobreza en Nuevo León bajó del 19.4 por ciento (un millón 66 mil 500 personas) en el 2018 a 16 por ciento (971 mil 700 personas) durante el año pasado, la población con carencias sociales pasó de un millón 394 mil 700 personas (25.3 por ciento) en el 2018, a un millón 722 mil 800 (28.4 por ciento) el año pasado.

El porcentaje de la población que sufre al menos de tres carencias aumentó de 5.7 por ciento en el 2018, a 8.8 por ciento en el 2022, un incremento de 223 mil 300 personas.

“Lo anterior estuvo muy afectado por la falta de acceso a los servicios de salud, que pasó de 13 por ciento de la población a 22.8 por ciento en NL, siguiendo la tendencia nacional debido a la destrucción durante la presente administración presidencial del Seguro Popular, el INSABI y el cambio poco claro hacía el IMSS Bienestar”, dijo Rubio Campos.

“El problema de la pobreza en NL entonces va más allá de los ingresos, que parecen estar mejorando según el Coneval y está más relacionado con las carencias sociales, sobre todo en lo referente a la salud, calidad y servicios de las viviendas y la educación.

“En ese sentido, la política social del estado deberá desmarcarse de la federal y concentrarse en aquella población de menores ingresos y mayores carencias sociales”, sugirió.

Destacó que este era uno de los rubros en que más se había avanzado a nivel federal durante sexenios anteriores y representa un gran golpe al bolsillo de las personas de más bajos ingresos, que tienen que desviar otros gastos familiares a cubrir sus necesidades de salud, medicamentos, etcétera.

Aunado a la falta de medicamentos e inversión en salud, representa una mayor probabilidad de incurrir en gastos catastróficos para las familias en nuestro estado y en general para todo México.

Rubio Campos comentó que en cuanto al rezago educativo éste creció levemente en el estado, en lugar de disminuir como podría esperarse de una entidad como NL, llegando al 13.5 por ciento de la población.

“En lo que hubo una ligera mejora fue en las carencias de seguridad social, que bajó del 28 por ciento de la población en NL durante el 2018 a un 27.2 por ciento en el 2022. Esta mejora en la seguridad social puede estar siendo impactada por las reformas a la figura de subcontratación u outsourcing implementadas este sexenio”, indicó.

De otra manera, muchas de las nuevas inversiones que están llegando a nuestro estado podrían estar contratando personal con esta figura y no habría habido mejora alguna en ese respecto.

Advirtió que algo que es inquietante, es que la carencia en calidad y espacios de la vivienda, así como de los servicios básicos a la misma se han incrementado en NL, pasando en la primera variable de 3.1 por ciento a 3.2 por ciento de la población y en la segunda de 2.4 por ciento al 3.2 por ciento entre el 2018 y el 2022.

“Es necesario revisar la política de desarrollo urbano y el tipo de asentamientos que se están creando, ya que se están precarizando en lugar de mejorar”, señaló.

Una buena noticia es que la carencia en alimentación bajó de 12.5 por ciento al 11.7 por ciento entre 2018 y 2022 para NL, lo que concuerda con la mejora en el porcentaje de personas por debajo de la línea de ingresos de pobreza extrema, que bajó del 4.2 por ciento de la población en el estado en el 2018 al 3.8 por ciento en el 2022.

También mejoró quienes están por debajo de la línea de pobreza por ingresos en el estado, bajando del 31.1 por ciento de la población en 2018 al 25.7 por ciento para el 2022.

Para BBVA los factores que incidieron en la baja en los niveles de pobreza a nivel nacional, fueron el incremento del 23 por ciento en el salario mínimo, la reforma contra el outsourcing, que ha resultado en un mayor porcentaje de empleos permanentes, las mayores remesas recibidas y al alza en las transferencias por programas sociales en 16.4 por ciento.

“Sin embargo, este tipo de transferencias, pese a que algunas estén ligadas a la Ley, podrían no ser sostenibles financieramente para el país; por ejemplo, las transferencias a adultos mayores en una población en la que no sólo la pirámide de edad se está revirtiendo, sino también la longevidad de sus integrantes”, señaló.

Para enfrentar esta problemática, sugiere un aumento en la edad de jubilación y/o cambiar la universalidad de la transferencia por una focalizada a aquellos con una necesidad real del programa.

“Reiteramos que es positivo que los programas sociales hayan contribuido a reducir la pobreza, ya que en su ausencia hubiese aumentado. Sin embargo, se debe implementar una estrategia para que la necesidad de estos apoyos sociales se reduzca de forma gradual, por lo que es necesario que se incrementen los ingresos laborales de la población”, añadió.

También lee:

whastapp