Monterrey

Marco Pérez: Se desborda el gasto público en 2022

Para el 2024 se prevé que los sobregiros presupuestales serán aún más cuantiosos.

La austeridad mostrada en el ejercicio del gasto público presupuestal, en los primeros dos y medio años de la actual administración, inició un proceso de relajamiento gradual que ya se ha desbordado durante 2022, y para este año 2023, y el último del sexenio, el 2024, se prevé que los sobregiros presupuestales serán aún más cuantiosos, tanto por la presión de las crecientes pensiones, incluyendo la pensión universal, así como el creciente servicio en el pago de la deuda, y por ende, seguirá su ritmo ascendente el déficit financiero del sector público presupuestal, el cual se estima de 4.4% del PIB para 2022.

En efecto, durante 2019, primer año de gobierno de la mueva administración federal, el Gasto Neto Total Presupuestal, solo tuvo una mínima desviación respecto a lo originalmente presupuestado, y registró un leve crecimiento del 0.3% real versus el Gasto erogado en 2018.

De hecho, el sobregiro en el gasto de ese año, de $79 mil millones de pesos con relación a lo programado, estuvo sustentado en la recepción de ingresos adicionales a los contemplados, de tal manera que los requerimientos financieros programados, se mantuvieron en línea, del orden de los $565 mmp, cuando en 2018 este déficit financiero se ubicó en los $517 mmp.

Para 2020, segundo año de gobierno de la 4T, que fue donde se registró el impacto negativo de la crisis económica ocasionada por la pandemia, el Gasto Neto Total Presupuestal acusó incluso una reducción de $70 mmp, ante la caída de $200 mmp en los ingresos presupuestales, es decir, hubo un sub ejercicio en el Gasto Presupuestal.

Con datos al mes de Junio de 2021, el ejercicio del Gasto Presupuestal Programado, de $6.3 billones de pesos, se mantenía relativamente en línea, con un ligero sobregiro, y se estimaba que podría cerrar en unos $200 mmp por arriba del autorizado, porque la economía se estaba recuperando más rápido de lo previsto, y los ingresos presupuestales apuntaban a un importante excedente, que se estimaba superior a los $400 mmp.

Es a partir del segundo semestre de 2021, cuando se suelta el freno al Gasto, al consolidarse la recepción de esos ingresos adicionales a los esperados, y se decidió inyectarlos en su totalidad al Gasto, por lo que en el segundo semestre de 2021 se registró un sobregiro de casi medio billón de pesos en el Gasto Neto Presupuestal, en solo seis meses de calendario.

Para el año 2022 que acaba de terminar, lo que se tiene es que el sobregiro en el Gasto Neto Presupuestal ejercido en 2021, casi se duplica, y alcanzó los $900 mmp, pasando de $6.7 Billones de pesos aprobados para 2022, a $7.6 Billones ejercidos, por lo que en tan solo un año y medio, el Gasto Neto Presupuestal ha acusado un sobregiro de $1.4 Billones de pesos.

En 2022, como sabemos, se decidió acelerar el gasto en las obras insignia de esta administración, como la nueva refinería, el Tren Maya y el Aeropuerto Felipe Ángeles, además de que el gasto en la pensión universal aumentó de manera considerable, y lo hará aún más en 2023 y en 2024, hasta alcanzar los $6 mil pesos bimestrales.

Adicionalmente, el costo del servicio de la deuda, el cual se reporta en 2022 con un incremento superior al 10%, ocupando recursos por más de $800 mmp, para este año 2023 se presupuestó un gasto superior al Billón de pesos, tanto por las mayores tasas de interés, como por el creciente saldo de la deuda pública, la cual aumentará en más de $5 Billones de pesos para el cierre de 2023, pasando de $11 Billones de pesos en diciembre de 2018, a $16 Billones de pesos para el cierre de este año.

De tal suerte, el déficit financiero del sector público, medido por el indicador denominado Requerimientos Financieros del Sector Público Federal, que en 2018 fue de $517 mmp, para 2022 alcanzó ya la cifra de $1,261 mmp un incremento de dos y media veces en tan solo cuatro años, llevándolo ya al 4.4% como proporción del PIB.

Considerando las ya identificadas presiones de gasto para 2023 y 2024, es previsible que este deterioro en la salud financiera del sector público federal, siga avanzando, sin que estén claras las posibles fuentes adicionales de ingresos propios, que podrían amortiguar esta tendencia, ya que los elevados precios del petróleo que se tuvieron en 2022, habrán de reducirse, mientras que la recaudación del IEPS federal a las gasolinas muestra poco dinamismo, ya que las cuotas aplicables para esta semana, apenas alcanzan el 50% de las establecidas en Ley, mientras que en Enero el monto del estímulo fiscal fue aún muy elevado, de casi 100% para el caso del diésel.

Es decir, existe incluso el riesgo de que se presenten minusvalías en la recaudación del IEPS federal, con respecto a lo programado para este año.

Es hora de regresar a la austeridad en el ejercicio del gasto.

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