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La ‘medicina de los datos’: así es como Google busca combatir la adicción a opioides

Una clínica de rehabilitación en Ohio diseñada para encarnar el enfoque futurista de la compañía ha demostrado que el análisis de datos no siempre es suficiente.

Christopher Boggs comenzó a fumar mariguana en la adolescencia, luego se pasó a la cocaína y terminó con opioides. “Cualquier tipo de opioide que puedas conseguir. Oxicodona, hidromorfona, oximorfona, parches de fentanilo, todo”, recuerda. “Era muy barato y se obtenía con facilidad”.

Boggs ha pasado su vida en Dayton, una ciudad cuya epidemia de sobredosis plasma como ninguna la crisis que vive Estados Unidos. Boggs se rehabilitó y vivía limpio a principios de 2020, pero perdió su empleo con la pandemia de COVID-19 y se convirtió en el cuidador de un familiar enfermo. “No lo sé, recaí”, dice.

Un amigo le recomendó un nuevo centro de tratamiento llamado OneFifteen con un enfoque distinto para tratar la adicción. Durante su estancia allí, Boggs se despertaba y asistía a una reunión a las 8 de la mañana donde exponía sus objetivos para el día. Por la tarde tenía una reunión grupal sobre ‘habilidades para la vida diaria’ en la que a todos se les hacía la misma pregunta: “¿Qué habilidades usaste hoy para afrontar tu circunstancia?”.

Compartió todo: las pastillas que tomó, los medicamentos que se inyectó y su historia clínica. Desde ahí la información pasó a una base de datos utilizada por Verily Life Sciences, una compañía de Alphabet, matriz de Google. Verily creó OneFifteen en 2019 para brindar un enfoque “apoyado en la tecnología” para el abuso de sustancias, marcando la mayor incursión de Silicon Valley en la problemática de los opioides.

Con cada paciente que atiende, Verily recopila más datos para alimentar su software, que conduce a estrategias de tratamiento novedosas e individualizadas que la compañía espera revolucionen la forma en que se trata la adicción.

Verily es uno de los ambiciosos proyectos moonshot de Google, que tienen el propósito de desarrollar tecnologías que transformen la sociedad. Como otros emprendimientos de la compañía, no está claro si Verily tendrá éxito. El 9 de septiembre, anunció que recibiría mil millones de dólares de su empresa matriz y cambiaría a su director ejecutivo, el genetista Andy Conrad, por un perfil empresarial, Stephen Gillett, director operativo con experiencia en seguridad cibernética en Best Buy y Starbucks.

¿Cómo abordar la crisis por drogas en EU?

EU necesita un abordaje revolucionario para su epidemia de drogas. OneFifteen tomó su nombre de una trágica estadística: en promedio, todos los días en 2016, 115 estadounidenses murieron por sobredosis de opioides. Desde entonces, las muertes han aumentado a casi 300 por día.

A esto se suma que más de 107 mil estadounidenses murieron por sobredosis de opioides en 2021, un 15 por ciento más que el año anterior, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EU (CDC, por sus siglas en inglés).

Milliman, una firma consultora del sector salud, estima que las consecuencias de esta adicción le costaron a la economía de EU 631 mil millones de dólares entre 2015 y 2018. Menos de una de cada cinco personas diagnosticadas con trastorno por uso de opioides toma medicamentos para el tratamiento de la adicción aprobados por la FDA, fármacos que además están muy regulados y son difíciles de conseguir. Y la financiación para el resto del proceso de tratamiento, incluida la atención hospitalaria, es insuficiente. Esa brecha solo se amplió durante la pandemia. Marti Taylor, directora de OneFifteen, dice que históricamente ha sido un desafío obtener el financiamiento adecuado para problemas psicológicos, incluida la toxicomanía.

En sus dos primeros años, OneFifteen ha atendido a cerca de 5 mil 200 pacientes. Para Verily esa clínica es un proyecto a largo plazo y dice que ayudará a Dayton al tiempo que provee un modelo que puede replicar en otras partes. Nan Whaley, exalcaldesa de Dayton y ahora candidata demócrata a la gubernatura de Ohio, desea que el centro se convierta en una versión de la Clínica Cleveland, pero para la atención de la adicción a los opioides. Cuando se le preguntó qué cree que Verily espera obtener a cambio, su respuesta refleja una idea clara de cómo funcionan los proyectos de Google: “Quieren conocer los datos”.

En los primeros seis meses de 2017, Dayton registró 378 muertes por sobredosis. La situación era tan dramática que el ayuntamiento dejaba kits de naloxona, un medicamento para revertir las sobredosis, dentro de restaurantes y hoteles. Para fines de 2017, Dayton se ganó el título de la capital nacional de las sobredosis.

Verily y sus avances

En sus inicios, allá por 2014, Verily intentó desarrollar proyectos audaces como lentes de contacto para medir los niveles de glucosa y mosquitos modificados para frenar la malaria. Jessica Mega, directora de ciencia y medicina de Verily, señala que la compañía pronto se dio cuenta de que si iba a alcanzar sus ambiciones de abordar los desafíos más difíciles en materia de salud, tenía que combatir la epidemia de opioides.

El plan inicial era crear un marco de asistencia sanitaria centrado en brindar atención amplia para una enfermedad en particular a partir de un análisis profundo de datos. Después de que la alcaldesa Whaley declaró la crisis de Dayton como una emergencia de salud pública y estableció un programa de intercambio de jeringas, los ejecutivos de Verily le presentaron la idea de OneFifteen. La clínica tendría tecnología de punta, dijeron, y a la larga podría predecir las recaídas de los consumidores de opioides.

Whaley dio el visto bueno. Verily fundó OneFifteen como una organización no lucrativa; consiguió financiamiento de los hospitales locales Premier Health y Kettering Health, y contrató a Taylor, quien entonces dirigía el Centro Médico Wexner de la Universidad Estatal de Ohio, una de las redes de hospitales más grandes del país.

Seis semanas antes de que comenzaran los confinamientos por el virus SARS-CoV-2 en Ohio, Taylor abrió OneFifteen en un terreno de dos hectáreas al suroeste del centro de Dayton. Se convirtió en el sitio donde vivían pacientes como Boggs.

Cada nuevo paciente de OneFifteen debe completar una encuesta de evaluación clínica y entregar un informe diario sobre su estado de ánimo y los síntomas de abstinencia.

OneFifteen fue una de las primeras clínicas en Dayton en ofrecer atención de ‘baja intensidad’ a drogodependientes, una estrategia costosa que aloja temporalmente a los pacientes sin un control intenso, ayudándolos a conseguir trabajo y vivienda permanente. Verily tiene más de 40 empleados en el proyecto OneFifteen, incluidas Taylor y Natalie Lester, una psiquiatra que funge como directora médica de la clínica. La mayor parte del trabajo de Verily se centra en desarrollar una aplicación para pacientes ambulatorios y servicios de back-end para el resto del personal de la clínica.

Con menos pacientes de los que esperaba en su primer año, Verily batalló para recopilar datos para realizar el tipo de análisis que necesitaba su estrategia. Con el tiempo se levantaron las restricciones por la pandemia y llegaron más pacientes. Empero, OneFifteen aún tiene que ejecutar sus modelos de aprendizaje automático para predecir recaídas y analizar las condiciones que Verily originalmente deseaba, pero la clínica no ha tenido suficientes pacientes para que eso sea factible.

Recientemente, la FDA comenzó a aprobar tratamientos médicos en línea, o ‘terapias digitales’. La compañía también ha explorado la posibilidad de un dispositivo vestible que pueda detectar pasivamente el síndrome de abstinencia, pero actualmente no tiene planes de lanzar dicho dispositivo.

Los profesionales de la salud, ávidos de más rigor para tratar la adicción, desconfían de los enfoques en donde la tecnología es la herramienta.

“No saldremos de esta epidemia con programación, ninguna cantidad de tecnología puede sustituir las relaciones humanas”, comenta el epidemiólogo G. Caleb Alexander.

El último intento de Verily de resolver una gran crisis de salud nunca llegó a la etapa en que la innovación técnica era en un factor importante. En marzo de 2020, Donald Trump declaró que Google estaba trabajando en la detección del COVID. Lo más probable es que se refiriera a Verily, aunque eso nunca quedó del todo claro. En cualquier caso, Verily se apresuró a montar algunos módulos para pruebas diagnósticas. El gobierno de California gastó 62.5 millones de dólares en contratos con la empresa para que operara módulos en 28 condados. Siete meses después, dos de los condados más poblados rompieron lazos con Verily, citando preocupaciones de privacidad. En un año, el estado rescindió el contrato.

Pero Mega, la directora de medicina de Verily, afirma que el programa fue un éxito, pues pudo compartir “los aprendizajes y las ideas” como una guía para otros que realizaban pruebas de detección, y OneFifteen hará lo mismo con sus prácticas de tratamiento de adicciones.

La tecnología que OneFifteen ha incorporado hasta ahora tampoco parece revolucionaria. Verily, por su parte, dice que su programa y su app de telesalud han sido un éxito, aunque reconoce que más de una cuarta parte de sus pacientes ni siquiera han usado sus ofertas tecnológicas.

Verily ha perdido el contacto con Boggs, pero otros pacientes afirman que agradecen los servicios remotos. OneFifteen ha colocado tablets sincronizadas con su sistema de atención virtual en cuatro salas de emergencia en Dayton y planea estar en al menos diez centros de salud de Ohio para fin de año.

El dinero nunca es suficiente

La mayoría de los centros médicos del estado carecen de los recursos para tratar la adicción de manera adecuada, y mucho menos para establecer operaciones de telesalud. Todas las conversaciones sobre la drogadicción en Dayton giran en torno al dinero: nunca hay suficiente. Lainie Dean, ejecutiva de Premier Health, y Terry Burns, ejecutivo de Kettering Health, ambos miembros de la junta directiva de OneFifteen, culpan a la industria de los seguros por no reembolsar todos los gastos en casos de abuso de sustancias. Esperan que Verily, con su tamaño e influencia, pueda influir en las aseguradoras para evitar que los hospitales paguen gran parte de la factura de los drogodependientes que ingresan.

Taylor sostiene que la estrategia de Verily es obtener una imagen más clara y holística de los costos de recuperación. Cuando se le pidió evidencia de éxito, OneFifteen citó un descenso en las muertes por sobredosis en el condado de Montgomery desde el pico de 2017, pero esos números estaban disminuyendo antes de que apareciera OneFifteen.

Aunque la tecnología de Verily sigue en su mayoría sin comprobarse, la empresa ha ganado simpatizantes en Dayton al contratar a personas con credibilidad. Además de Taylor, OneFifteen nombró a Barbara Marsh, directora de la oficina de salud pública del condado, como directora de operaciones.

OneFifteen tiene su centro en el vecindario de Carillon, un barrio mayoritariamente afroamericano de clase trabajadora que recibió la llegada de la clínica con cierto escepticismo. Los residentes le dijeron a Taylor que la adicción a los opioides era principalmente un ‘problema de blancos’. Los políticos y la policía ciertamente trataron la epidemia de crack de los años ochenta de manera muy diferente, y los programas sociales habían fallado repetidamente en el vecindario. “La gente viene, tramitan subvenciones, reciben el dinero y se van”, dice Gwendolyn Buchanan, presidenta de la asociación vecinal Carillon Civic Council.

Una pregunta incómoda respecto a la clínica es si el proyecto realmente puede captar la atención de Verily si finalmente no se transforma en algo que se asemeje más a una empresa de tecnología. ¿Ha demostrado Verily que, cuando se trata de un problema de salud pública desatendido, la financiación adecuada de una clínica puede marcar la diferencia? Kaitlin Schroeder, una reportera que cubría el sector salud para el Dayton Daily News, dice que es difícil saberlo: “No está claro si son buenos o simplemente ricos”.

Con la colaboración de Riley Griffin

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