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Campamentos de verano para formar a los niños en ciberseguridad

El programa, que inició en 2014 tras el escándalo de Edward Snowden, se ha consolidado con la misión de acercar a los adolescentes a ese campo profesional.

En el segundo día del campamento de verano GenCyber, Ashley Wilsondebriano creó un interruptor de emergencia en su computadora. La preparatoriana de 17 años maniobró un botón azul virtual con la etiqueta “desactivar” desde una barra de menú para colocarlo dentro de una pestaña gris en el centro de su pantalla. Un toque en la barra espaciadora de su laptop y su dron caería del aire.

Cuando no desactivaba el dron en pleno vuelo, Wilsondebriano y un compañero lo hacían “bailar” al ritmo de una pista del músico Skrillex. “Cuando el ritmo bajaba, codificamos el dron para que emitiera luces y se moviera en círculos”, cuenta Wilsondebriano. “Quería un robot en una rave.

La pantalla de la laptop de su equipo se congeló durante la competencia de estilo libre con drones, interrumpiendo sus movimientos, pero los jueces les otorgaron la victoria de todos modos, por su elegante programación y su visión creativa.

Este es un campamento de verano concebido por la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense (NSA, por sus siglas en inglés). La agencia secreta no dirige los campamentos directamente, sino que proporciona los fondos y ciertas directrices, mientras instituciones independientes diseñan sus propios planes de estudio. El programa, denominado GenCyber, inició con un proyecto piloto de ocho campamentos en 2014, un año después de que la reputación de la NSA se viera gravemente empañada por las revelaciones del excontratista Edward Snowden sobre sus técnicas de vigilancia. Ahora consta de 102 campamentos en 38 estados del país, y el próximo año se esperan al menos 140 campamentos en 45 estados. Cada uno dura cinco días, con sesiones adicionales antes y después. Hasta la fecha han asistido más de 20 mil adolescentes.

La Administración Biden ha dicho que Estados Unidos tiene un déficit de 500 mil trabajadores de ciberseguridad. El objetivo, entonces, es despertar suficiente interés en el campo para comenzar a paliar esa escasez, explica Ashley Greeley de la NSA, exmaestra galardonada que hoy dirige GenCyber.

Parte de la misión del programa era aumentar la participación de mujeres y minorías en el campo de la ciberseguridad, pero inicialmente los chicos se inscribían más. GenCyber a hora ofrece programas separados para niños y niñas, lo que resulta en un mejor equilibrio de género.

De cada siete participantes que luego egresan de preparatoria, al menos tres toman un curso de ciberseguridad a nivel universitario, según muestra una evaluación en 2020 de 7 mil 160 exparticipantes con 18 años cumplidos que fueron parte de los primeros cinco años del programa. Algunos campistas de GenCyber han pasado a trabajar en la NSA, el

Comando Cibernético y la Fuerza Aérea de Estados Unidos, y muchos más se han incorporado a la industria de la ciberseguridad comercial. Los campamentos de programación e informática no son nuevos, todos los ofrecen, desde gigantes tecnológicos hasta supermodelos, con la esperanza de atraer a las mentes jóvenes a Silicon Valley. La versión de la NSA incluye criptografía, lecciones sobre “pensar como un adversario”, juicios simulados de casos reales de seguridad informática, seguridad en contraseñas, así como instrucciones prácticas para monitorear el tráfico de red y crear tu propio cortafuegos.

Los campamentos también buscan ayudar a los jóvenes a lidiar con el ciberacoso e incorporar a la vida diaria las prevenciones de ciberseguridad. Los maestros del campamento de verano hablan regularmente de la ética cibernética, pero mencionan poco la controvertida historia de la NSA.

El campamento al que asistió Wilsondebriano tuvo lugar en Citadel, una universidad militar en Charleston, Carolina del Sur, reconocida por su excelencia en ciberseguridad. Con su cabello morado, uñas largas y un teléfono con funda de Hello Kitty, se destacó en un campus con un césped bien cuidado salpicado de cadetes, exhibiciones de tanques, aviones de combate y torpedos ornamentales. Aspira a una carrera en la moda, pero también tiene una computadora desde los 4 años y dice que la está pasando “increíble” en GenCyber.

Otras campistas dejan en claro que no es así como imaginaban un verano ideal. Una niña de 14 años dice que le dijo repetidamente a su padre que no quería ir, pero él la inscribió de todos modos. Preferiría estar surfeando o jugando tenis. Otra describe su asistencia como voluntaria, pero agrega que no fue idea suya: “Honestamente, mi mamá lo sugirió y no quise contrariarla”, cuenta.

Los maestros se afanan para mantener la atención de todos en una clase donde las edades oscilan entre los 12 y los 17 años. Hay refrigerios disponibles todo el día y las lecciones duran solo 10 minutos. Siguiendo el consejo de un maestro de secundaria que observaba como asesor, los estudiantes más tranquilos y menos comprometidos se emparejan con los más seguros de sí mismos para el trabajo en grupos pequeños.

“Ni siquiera estamos capacitados para enseñar a adultos, estamos capacitados para investigar. Y ahora estamos enseñando a niños”, dice Michael Verdicchio, un profesor de informática que imparte las clases de codificación o programación. Intenta captar la atención de las niñas mostrándoles una encuesta de los mejores empleos, donde aparece en primer lugar el desarrollador de software, y les explica que se necesita un buen software para que funcione el marcapasos de su madre.

Paul Nakasone, el general que dirige la NSA, dijo en un comunicado que si la agencia puede alentar a los jóvenes a “perseguir una carrera profesional plena en el ciberespacio, ya sea en el sector privado o en el gobierno, será benéfico para ellos y la nación”.

La NSA no revela cuánto dinero da para financiar estos campamentos gratuitos, pero la National Science Foundation, que cofinancia el proyecto, ha donado más de 3 millones de dólares en algunos años. Citadel señala que GenCyber le otorgó una subvención de 130 mil dólares para realizar dos cursos durante este verano, con sesiones adicionales antes y después, lo que equivale a más de 3 mil 500 dólares por cada asistente.

Kyla Guru, de 20 años, refiere que el campamento GenCyber al que asistió en Indiana hace cinco años “transformó” su vida. Fundó su propia ONG en 2016 para integrar los cursos de ciberseguridad en las escuelas y desea trabajar en el Comando Cibernético tras graduarse de Stanford. Guru dice que en un evento reciente en la universidad conversó con el general Nakasone sobre la importancia de que las niñas aprendan sobre ciberseguridad antes de los 13 años si alguna vez van a seguir una carrera en el campo. “Tienes que empezar desde temprano”, dice.

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