Los guías de turistas dicen orgullosos que en Belice existen más ruinas mayas documentadas que edificios modernos. El joven país que colinda con México supo explotar sus bondades geográficas que se entremezclan con la ocupación maya que reinó hace siglos.
Para dimensionar la importancia y auge que tuvo la cultura maya en este país basta con imaginar que, en la época de mayor bonanza, el espacio estuvo ocupado por 3.5 millones de mayas. Mientras que en la actualidad, sólo hay 400 mil habitantes en todo Belice.
El país trenza su cultura en cada aspecto de su cotidianidad, el idioma oficial es el inglés aunque ampliamente se habla el español y otras lenguas prehispánicas.
De estas tantas voces surgió el criollo, un encuentro entre el español y el inglés que en la conquista funcionó para despistar a los ingleses y que todavía se escucha comúnmente.
La moneda oficial es el dólar beliceño, que por un lado muestra sus aves, plantas y animales endémicos y por el otro tiene la imagen impoluta de la Reina Isabel.
Los lazos históricos que comparten con los mayas son tan fuertes como los que comparten con el Reino Unido. El territorio forma parte del Commonwealth y apenas el 21 de septiembre de 1981 lograron su independencia.
El vecino de México se encuentra a sólo unas horas en auto o en agua de nuestra tierra, el cruce de fronteras es sencillo aunque sí requiere de medidas como seguro de viaje y pasaporte vigente.
El nuevo lujo
Cuando la pandemia llegó, Belice ya estaba listo para las nuevas tendencias y formas de disfrutar los viajes. Gran parte del país cuenta con áreas naturales y atracciones en espacios abiertos.
Además, la oferta de hospedaje incluye hoteles boutique donde la calma y el verde son la constante.
Tal es el caso de Chan Chich Lodge, que se encuentra a unas tres horas de la frontera terrestre entre Belice y México.
El camino hacia la propiedad es una parte de carretera y otra parte de terracería en la que la naturaleza improvisa apariciones. Bien puede aparecer un banco de miles de mariposas que revolotean, venados que cruzan los senderos o aves que se colocan sobre las ramas.
El hotel boutique cuenta con cabañas que se esparcen a lo largo de la jungla. Chan Chich Lodge se ubica en un espacio de más de 12 mil hectáreas de áreas verdes que a su vez forman parte de un parque nacional de más de 200 mil hectáreas de conservación.
La inmensidad del verde es uno de los grandes atractivos, el hotel ofrece a sus huéspedes actividades como safaris y caminatas para admirar la naturaleza.
En la noche, el cielo estrellado se tiende sobre la poca luz que emana del lugar. Es precisamente la falta de interferencia luminosa y la lejanía del mundo cotidiano lo que hacen que la Vía Láctea y las constelaciones se posen ante los ojos de quien sube la mirada.
Por la mañana, son los himnos de los pájaros quienes anuncian al sol entre los árboles.
Entrada a la memoria de la tierra
A un par de horas del hotel está la cueva Actun Tunichil Muknal (también conocida simplemente como ATM), una de las atracciones de preservación maya más importantes y galardonadas de todo el país.
La conservación e importancia del atractivo es tal, que sólo 25 guías están certificados para hacer el tour hacia la caverna ATM, las entradas diarias son limitadas, no es posible visitarla sin alguien especializado y, principalmente, no se puede ingresar con ningún tipo de cámara o celular.
El tour empieza con una caminata de 45 minutos hacia la cueva, en el camino se cruzan tres ríos de distintas profundidades que no rebasan el metro y medio de altura, y un sendero flanqueado por plantas tropicales.
La oscuridad y condiciones de la cueva exigen que los visitantes entren con cascos que tengan luz, chalecos salvavidas y zapatos para agua.
Los estudios sugieren que la civilización maya tomó esta cueva como un portal de acceso a los dioses, también este punto era el lugar que abastecía de agua a toda la región por lo que los habitantes ofrecían objetos o hacían sacrificios para no sufrir falta del vital líquido.
Dentro convergen la historia geológica, estampada en las estalactitas y las estalagmitas, con los rastros de los mayas que a su paso dejaron vasijas, platos, instrumentos de cocina y hasta huesos humanos.
Con la intención de preservar todos los objetos en el mejor estado posible, el gobierno ordenó que nada pueda sacarse, ni siquiera para estudio. De manera que todos los objetos y restos que se ven dentro de la cueva están tal cual los dejaron.
La única barrera que separa a los visitantes del material arqueológico es la mesura, de allí deriva que la entrada sea limitada y únicamente haya poco más de una veintena de guías certificados.
Es la proximidad con los objetos y la cercanía con tantos siglos de historia materializados uno de los grandes atributos y particularidades de la cueva Actun Tunichil Muknal.
Cayo Caulker
Pequeñas avionetas cruzan en un viaje de 15 minutos el mar entre San Pedro y Cayo Caulker, esta isla que se puede recorrer de lado a lado en apenas unos minutos supone una pausa.
En el lugar, casi los únicos vehículos automotores que hay son carritos de golf. Las calles están recubiertas de arena y hacia donde se voltee hay azul.
Frente a la playa, con un muelle como puerta de entrada, está La Isla, un hotel tranquilo y callado cuya banda sonora se compone del oleaje del mar y la música que resuena en su terraza ubicada hasta arriba del edificio más alto del complejo.
Las principales actividades en Cayo Caulker tienen que ver con el mar, entre las opciones se encuentra hacer snorkel diurno o nocturno. Aunque la fauna a observar cambia según el horario elegido, mantarrayas, peces de todo tipo y hasta tiburones desfilarán entre los corales.
La pesca deportiva es otra de las opciones más buscadas para explorar este pedazo de océano. Desde temprano las embarcaciones de Ramon ‘s comienzan a tomar camino mar adentro con el objetivo de atrapar peces como marlin, pez vela, wahoo y dorado.
Por último, también es común ver que barcos más pequeños atrapan el atardecer, los botes salen poco antes de que el sol se ponga para verlo esconderse entre las olas. En el caso de los tours Raggamuffin, el espectáculo natural también está acompañado de música, el tradicional rum punch, ceviches y fruta.
Esta isla se conoce a pie, en las calles bien pueden haber puestos de artesanías, pequeños restaurantes y cafés, asadores que ofrecen barbacoas caseras, locales y visitantes jugando voleibol o gente tomando el sol.
Las construcciones coloridas, la calidez de los habitantes y el contacto cercano con el mar suponen un conjunto de factores que hacen que el destino se sienta como un espacio en que el tiempo corre más lento.
