Líderes parlamentarios del PRI y el PAN en la Cámara de Diputados anticiparon que no convalidarán ni participarán en los diálogos de la iniciativa de reforma electoral de la presidenta Claudia Sheinbaum.
“No vamos a entrar en ese diálogo porque sería aceptar que se discuta una reforma que no sale de la oposición y cuando es más bien un viaje a un régimen nuevo”, adelantó el coordinador de los diputados priistas, Rubén Moreira.
“Tampoco vamos a hacer propuestas, porque en el momento en que lo hagamos aceptas discutir su reforma y va a empezar a negociar las cosas; y si vamos a su parlamento abierto es aceptar lo que está mal y está viciado de origen. No vamos a ser paleros de una mayoría espuria”, advirtió.
Acusó que “se está planteando como una operación para tratar de quedarse con los aparatos electorales, para desmantelar al Poder Legislativo para hacerle cómodo a Morena su transitar”.
“Quieren hacer una reforma electoral que nadie pidió, para que no existan más partidos políticos más que el de ellos; están armando a contentillo los instrumentos para no irse en muchas décadas del gobierno”, dijo.
En entrevista en el marco de la Comisión Permanente del Congreso, vaticinó que “en 2030, como van las cosas, México los va a echar del gobierno y lo que están haciendo es desmantelar los órganos electorales, muy a la venezolana”.
“En 2030, cuando no ganen, van a decir, no, mira aquí en este PowerPoint dice que ganamos”, advirtió.
Por su parte, el vicecoordinador del PAN, Federico Döring, aclaró a El Financiero que “no vamos a convalidar nada de lo que nos envíen la presidenta Claudia Sheinbaum y Pablo Gómez”.
“Todo lo que están haciendo es una farsa, una puesta en escena y no garantiza absolutamente ningún resultado democrático. Sentarnos con Pablo Gómez sería un error histórico y no vamos a participar en su ejercicio propagandístico; convalidarla sería un error histórico”, remarcó.
Expuso que una reforma electoral “no se construye desde el gobierno, se construye desde el Congreso, se construye con la garantía de consenso y nosotros no tenemos la garantía del gobierno de que lo que se proponga se tomará en cuenta ni la garantía de que lo que se proponga será sólo lo que tenga consenso”.
“No tiene sentido dialogar con alguien que no garantiza incluir tus propuestas; si la garantía es que el gobierno va a mandar lo que le dé la gana, pues no tiene sentido un diálogo ahí. Habrá que dar la batalla desde el Congreso y desde la ciudadanía”.







