WASHINGTON, D.C.- A cinco días de un posible cierre del gobierno de Estados Unidos por desacuerdos presupuestales con los republicanos, el presidente Joe Biden enfrenta esta semana la mayor prueba de su presidencia, conforme busca aprobar sus dos planes de infraestructura, a pesar de una fractura en las filas demócratas.
Biden, quien llega con el nivel más bajo de su popularidad, con 43 por ciento de aprobación y 57 por ciento de desaprobación, debe aprobar este lunes su plan de infraestructura física por 1.2 billones de dólares, y lograr un acuerdo sobre el presupuesto federal, o al menos un arreglo temporal, a más tardar el jueves, para evitar la parálisis de la burocracia federal a partir del primer minuto del viernes.
Pero, en la Cámara baja, al menos 50 miembros de la fracción progresista desafiaron a la presidenta de Representantes, Nancy Pelosi, y condicionaron su voto a que primero se acuerde y se vote el segundo plan de infraestructura social por 3.5 billones, el cual se encuentra estancado por la oposición de los senadores demócratas conservadores Joe Manchin y Kirsten Sinema.
“Los días siguientes van a ser un momento de intensidad”, escribió Pelosi en una carta personal enviada el sábado por la noche a cada uno de los 220 miembros de su fracción.
Aunque las negociaciones continuaron sin interrupción el fin de semana, los progresistas no dieron su brazo a torcer. Ante ello, Pelosi tendría la opción de posponer el voto si considera que una derrota es inminente, pero bajo ese escenario podría perder el apoyo de los demócratas moderados, a los que prometió el voto de la infraestructura física este lunes, para tener su voto con el plan de infraestructura social.
Con sólo ocho votos de ventaja en la Cámara de Representantes y con sólo uno en el Senado –el voto de la presidenta formal de la Cámara alta, la vicepresidenta Kamala Harris–, los demócratas no pueden darse el lujo de perder los votos de sus progresistas ni moderados.
Si la agenda de Biden colapsa, expertos consideran probable que los demócratas pierdan el control de ambas cámaras, en las elecciones legislativas de 2022.
Históricamente, el partido en el poder pierde escaños en las elecciones intermedias. A pesar de su popularidad, Barack Obama perdió 63 escaños netos en 2010, pero eso no impidió que lograra su reelección.




