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Jair Bolsonaro se libra de la cirugía... por ahora

El equipo de médicos encargado de la atención del mandatario señalaron que recibirá un ‘tratamiento clínico conservador’.

El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, permanecerá hospitalizado en São Paulo tras ser diagnosticado con una obstrucción intestinal parcial, aunque por ahora se ha descartado una cirugía de urgencia.

El presidente, de 66 años, “recibirá inicialmente un tratamiento clínico conservador”, lo que significa que se emplearán procedimientos no quirúrgicos, según un comunicado de su equipo médico divulgado a última hora del miércoles.

Bolsonaro fue hospitalizado en Brasilia el miércoles por la mañana con dolor abdominal después de más de 10 días con hipo.

Antonio Luiz Macedo, el cirujano que operó a Bolsonaro tras ser apuñalado en 2018, fue llamado para evaluar su situación y decidió trasladarlo a São Paulo, según un comunicado de la oficina presidencial.

Bolsonaro, quien ha sido sometido a una serie de cirugías tras ese incidente electoral, explicó en abril que debía someterse a otro procedimiento para tratar una hernia que se estaba desarrollando en el lugar de las operaciones. El miércoles, agradeció a sus seguidores en una serie de publicaciones en su cuenta oficial de Twitter, incluida una foto en el hospital.

Bolsonaro lleva varios días quejándose públicamente del hipo. La semana pasada se disculpó ante la audiencia de su transmisión semanal en vivo por no poder hablar normalmente debido a este problema.

El hipo podría estar asociado a la medicación que Bolsonaro ha tomado después de un implante dental reciente o una irritación del esófago luego de sus cirugías de abdomen, según expertos médicos.

Agenda cancelada

La oficina de Bolsonaro confirmó que toda su agenda fue cancelada, incluida su visita al Tribunal Supremo donde se reuniría con el máximo magistrado, Luiz Fux, el presidente de la Cámara Baja, Arthur Lira, y el presidente del Senado, Rodrigo Pacheco, en medio de una creciente tensión entre los tres poderes del Estado.

El objetivo de la reunión era establecer “bases sólidas para la democracia de Brasil y la estabilidad del régimen político”, según Fux, y seguía las reiteradas e infundadas acusaciones de fraude electoral de Bolsonaro.

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