Bloomberg Businessweek

El boom fabril en EU

¿El nearshoring está ayudando? Dos enormes proyectos para fabricar vehículos eléctricos y baterías en los estados de Georgia y Ohio traerán consigo cambios para las comunidades, pero no todos positivos.

Aunque la “metaplanta” que Hyundai Motor Co. está construyendo en el condado de Bryan, Georgia, no comenzará a producir automóviles hasta dentro de un año, este proyecto de 7 mil 600 millones de dólares (mdd), dedicado específicamente a vehículos eléctricos y baterías, ya ha echado raíz en la imaginación de los residentes del área.

Este verano circuló el rumor de que Hyundai planeaba comprar el campo de golf local para convertirlo en viviendas para algunos de los 8 mil 500 trabajadores de la fábrica, o para darles algo que hacer en su tiempo libre. Mientras tanto, las constructoras de la zona están ansiosas por lotificar los campos de soya, dicen los agentes inmobiliarios locales, aunque por el momento lo impide la falta de redes de agua y alcantarillado.

En la cercana localidad de Pembroke, que tiene una población de solo 2 mil 600 habitantes, Shannon Thurston dice que ha estado viendo caras nuevas en el restaurante mexicano que él y su esposa dirigen, Taco Depot; supone que son ejecutivos coreanos que Hyundai ha enviado para supervisar el proyecto.

En Estados Unidos el gasto en construcción de fábricas alcanzó en agosto los 198 mil mdd sobre una base anualizada, un aumento de casi 66 por ciento con respecto a 2022 y el nivel más alto desde que la Oficina de Análisis Económico comenzó a registrar los datos en la década de 1950.

Esta intensa actividad está motivada por un par de leyes aprobadas el año pasado que en conjunto ofrecen cientos de miles de millones de dólares en subsidios, estímulos fiscales y otros incentivos para promover la construcción de fábricas de chips, vehículos eléctricos, baterías y componentes. Es el intento de Washington de alcanzar a China en la producción de vehículos cero emisiones y recuperar el liderazgo en semiconductores.

El auge fabril de EU promete atraer inversiones y empleos bien remunerados a zonas que los necesitan desesperadamente. Pero las excavadoras y las cuadrillas de trabajadores también vienen acompañadas por preocupaciones sobre si hay infraestructura adecuada para soportar las nuevas fábricas y sobre el cambio que acarreará en las comunidades.

Georgia es uno de lugares que está cosechando más beneficios de esta política industrial promovida por Biden; allí las autoridades estatales y locales también ofrecen exenciones fiscales, tierras gratis y otras facilidades. El gobernador Brian Kemp calificó la metaplanta de Hyundai en el condado de Bryan como la mayor inversión en nuevas instalaciones en la historia de Georgia. Además, la startup de vehículos eléctricos Rivian Automotive Inc. está invirtiendo 5 mil mdd en una fábrica a 45 millas al este de Atlanta que se supone empleará a 7 mil 500 trabajadores para 2028. Y existe el efecto multiplicador de que los proveedores del sector automotriz y otras empresas se trasladen al estado.

Estados Unidos está muy por detrás de otros mercados importantes en la adopción de vehículos eléctricos: los automóviles totalmente eléctricos junto con los híbridos enchufables representaron poco menos del 9 por ciento de todos los coches de pasajeros vendidos en el primer semestre de 2023, en comparación con el 27 por ciento en China, según BloombergNEF. Ahora la demanda estadounidense está recibiendo un impulso con la introducción de créditos fiscales federales de hasta 7 mil 500 dólares en compras o arrendamientos de vehículos eléctricos nuevos, una ayuda concedida a través de la Ley de Reducción de la Inflación que el Presidente Joe Biden promulgó en agosto de 2022.

Para aprovechar los incentivos fiscales (que se prolongarán hasta finales de 2032, pero que corren el riesgo de ser derogados si los republicanos se oponen a ellos), las armadoras que construyen plantas en EU están tratando de pasar de la innovación a la inauguración en un tiempo récord.

Oscar Kwon, a quien Hyundai eligió para liderar el proyecto en Georgia, pasó cuatro años en India ayudando a abrir una fábrica para Kia. Tendrá poco más de dos años para activar la metaplanta cerca de Savannah. Para acelerar las cosas, el estado y los municipios están contribuyendo con 1,800 mdd en créditos fiscales, exenciones de impuestos sobre las ventas y proyectos carreteros.

Michael Toma, economista de la Universidad del Sur de Georgia, estima que la metaplanta generará un total de 20 mil puestos de trabajo: la mitad en las instalaciones, 5 mil más en proveedores de autopartes y varios miles más en empresas que surjan para servicios. Todo eso equivale al 10 por ciento de toda la fuerza laboral del área de Savannah.

Un grupo de condados ha reunido recursos para construir una enorme depuradora de aguas residuales en anticipación a la llegada de la planta. Pero los funcionarios del condado de Bryan, que tiene una población de casi 48 mil habitantes, están frenando otros proyectos a fin de evaluar mejor las necesidades de infraestructura. Después de un aumento en las solicitudes de rezonificación de tierras agrícolas cerca del sitio de la fábrica para edificar naves y complejos multifamiliares, los comisionados votaron a favor de instituir una moratoria temporal sobre las autorizaciones de cambio de uso de suelo.

Incluso si una gran parte de la futura fuerza laboral de Hyundai termina viajando diariamente allí, Pembroke y otros pueblos cercanos posiblemente verán transformadas sus calles principales una vez que se inaugure la metaplanta. Eso es lo que sucedió en West Point, Georgia, una localidad de 3 mil 700 habitantes que limita con Alabama, donde Kia abrió su primera fábrica en EU en 2009. El área alguna vez fue sede de varias fábricas textiles, pero entró en declive en las décadas de 1980 y 1990 cuando esos empleos se trasladaron al extranjero.

El alcalde de West Point, Steve Tramell, dice que la ciudad nunca vio las nuevas viviendas que presagiaba porque a los desarrolladores les resultó más lucrativo construir casas más caras más cerca de Atlanta. Con todo, al menos 10 mil personas conducen diariamente hasta la planta de Kia.

Georgia, junto con Tennessee y las Carolinas, es parte de un nuevo cinturón de vehículos eléctricos y baterías que está tomando forma en Estados Unidos. Pero la transición de la industria automotriz hacia vehículos cero emisiones también está atrayendo inversiones hacia el antiguo Rust Belt o cinturón manufacturero. En el condado de Fayette, Ohio, en una zona industrial del tamaño de 60 campos de fútbol rodeada de soya y maíz, Honda Motor Co. y LG Energy Solution están invirtiendo 4 mil 400 mdd en una planta de baterías de iones de litio que está programada para comenzar a operar en dos años.

Jamie Gentry, consultor de desarrollo económico que formó parte del equipo que negoció el acuerdo, dice que el condado pasó dos décadas intentando atraer una gran fábrica, sin éxito. Pero durante el último año ha habido un mayor interés por parte de empresas automotrices en explorar ubicaciones para fábricas. “He estado en este negocio durante 22 años y nunca había visto algo así”, dice.

La inversión de Honda y LG ha detonado una especie de fiebre en el condado. Jaret Bishop, promotor inmobiliario en la ciudad de Washington Court House, capital del condado de Fayette, dice que gracias a la llegada de las cuadrillas de construcción, todos sus apartamentos en la zona están alquilados. Planea construir más viviendas en 60 hectáreas de tierras de cultivo que adquirió.

No está claro cuántos trabajadores se mudarán al área de Fayette en lugar de desplazarse desde ciudades cercanas (Cincinnati, Columbus y Dayton están a menos de una hora en coche), pero los cambios que se avecinan son “de un alcance que no podemos imaginar”, afirma Bob Peterson, agricultor y excomisionado del condado de Fayette que hoy funge como legislador estatal. Los lugareños temen que se pierda el carácter rural del lugar, pero en opinión de Petersen “es necesario tener crecimiento económico, no todo el mundo puede volver a la siembra”.

Algunos podrían llamarlo progreso, pero no Gene Baumgardner, quien durante 20 años ha cultivado maíz, soya y trigo en 1,200 hectáreas a unas 5 millas de la planta de Honda-LG. “Nosotros, como agricultores, dirigimos una industria, y no veo por qué tenemos que renunciar a una por otra”, expresa.

Tony Anderson, actual comisionado del condado de Fayette, dice que los funcionarios locales se reunieron en marzo con sus homólogos en el condado de Union, a unas 60 millas al norte, para tener una idea de qué esperar. La larga presencia de Honda en Ohio, donde tiene un total de cinco plantas, le ayudó a conseguir 156 mdd en incentivos estatales para la nueva planta de baterías, incluidas decenas de millones de dólares para mejorar los servicios de agua y transporte, además de 237 mdd en subvenciones aportadas por la iniciativa privada JobsOhio.

Honda y sus subsidiarias emplean a unas 8 mil personas en el condado de Union, según el administrador condal Bill Narducci. Y la población del condado ha aumentado constantemente desde que la automotriz japonesa llegó, de 29 mil 400 en 1979 a casi 67 mil en la actualidad. La zona alberga empresas de nueve países, que en conjunto emplean a casi el 40 por ciento de los trabajadores allí. “La economía es muy diferente ahora en términos de fuerza laboral, y creo que esa es una lucha que todas las comunidades tienen”, dice Narducci.

Rick Riggle, director de operaciones de la empresa conjunta Honda-LG Energy, se reunió con funcionarios locales y residentes del área para abordar cualquier inquietud. “Nuestra intención no es cambiar la comunidad”, aclara. “Queremos involucrarnos con la comunidad, crecer con ella”.

La apuesta de Biden y los demócratas es que las nuevas fábricas en Ohio y otros estados clave jueguen a su favor en las elecciones de 2024. Pero el 75 por ciento del voto del condado de Fayette fue para Donald Trump en 2020 y Jeff Hoppes, un mecánico de maquinaria agrícola que ha sido síndico del municipio de Jefferson durante 22 años, tiene dudas de que la inversión de Honda-LG provoque la conversión de los fieles republicanos de la zona. “Quien vote por Biden en este condado es un verdadero demócrata”, indica.

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