La Feria de Huamantla es cita obligada en el calendario taurino mexicano. Año con año ha adquirido mayor categoría.
A partir de la última semana de julio la intensidad y el volumen de festejos retoma la normalidad y gozaremos a lo largo y ancho de la república mexicana de corridas de toros.
Llevamos taurinos y antitaurinos más de una década discutiendo. No por gusto de los primeros, sino por necedad y soberbia de los segundos.
A la Plaza de Toros México la han suspendido para dar festejos taurinos. ¿Así o más absurdo? En su nombre lleva la esencia de 76 años de actividad lícita, cultural y social del país.
En México y en el planeta taurino -ocho países- no existe festividad patronal que no vaya de la mano por lo general de una corrida de toros, novillada o festival.
La afición en la “Perla tapatía” es sumamente exigente, antes de ayer descubrí una faceta que no había sentido, que es la de anteponer la sensibilidad a la “intransigencia” disfrazada de exigencia.
Para los aficionados a los toros la tauromaquia es nuestra vida, nuestra pasión, todo gira alrededor de ella. Nuestro lenguaje, costumbres e ilusiones.
Tremendo viernes, sábado y domingo taurinos en México. Llenazos, grandes faenas y la pasión de esta cultura arraigada hasta las entrañas en nuestro país.
No podemos permitir que nosotros mismos hagamos de nuestra tauromaquia una Fiesta sin rigor ni honor. Dos años hemos tenido para evaluar nuestra situación.