La Fiesta Está Viva

Hazaña monumental

La #HazañaMonumental tiene múltiples connotaciones artísticas, sociales y culturales.

Este próximo sábado 15 de octubre, a las 16.30 horas en la plaza de toros Monumental Rodolfo Rodríguez “El Pana” de la ciudad de Apizaco, Tlaxcala, celebraremos 178 años de tradición y tauromaquia tlaxcalteca. Los primeros 152 años son por parte de la ganadería de Piedras Negras, los 26 restantes descansan sobre los hombros de Uriel Moreno “El Zapata”.

La #HazañaMonumental tiene múltiples connotaciones artísticas, sociales y culturales. Pero la más importante para mí es la experiencia que podremos vivir esa tarde de toros, que al final es el sustento de la Fiesta, la emoción, que puede llegar por diversos caminos como el peligro, el arte, la valentía, la sorpresa, el miedo y la admiración hacia el hombre capaz de enfrentarse a seis toros en solitario, contar con la fuerza física y mental para afrontarlo con lucimiento, además de la amplia tauromaquia para mantener entretenido al público durante por lo menos dos horas de espectáculo.

Vivimos en tiempos en los que la gente busca sentir, busca una experiencia alejada de la monotonía y estancamiento del sofá frente a la pantalla como entretenimiento. Para satisfacer esta necesidad, no existe en el mundo otro espectáculo como el toreo. Parte liturgia, parte ritual, cien por cien tradición y manera de entender el círculo de la vida para los mexicanos.

Dentro de las 32 entidades que conforman nuestro maravilloso México, existen algunas que han tendido a darle la espalda a lo que somos. Parece avergonzarles a algunos políticos y actores de mediocre carrera, que en México nos guste el toro, el caballo, la gallística, la charrería y que vivamos encontrándole un sentido a la muerte viviendo intensamente la vida por medio de las emociones.

Y es precisamente eso lo que se podrá vivir el domingo en Apizaco: emociones. Imposible vaticinar con exactitud cómo será el juego de los seis toros de Piedras Negras. Por las fotos disponibles del encierro, la seriedad y hechuras de la casa ganadera están garantizadas. En esos seis toros habrá seguramente el que embista por bajo y con recorrido, el que presente problemas, el que ponga en aprietos al experimentado “Zapata”, el que no quiera saber nada, el que venda cara cada embestida y el que sea de vacas.

Se ha trabajado mucho en la promoción del gran día, los precios son accesibles y para todos los bolsillos. La plaza es cómoda y con buenos servicios. La ciudad de Apizaco está muy cerca de la ciudad de México, de la ciudad de Puebla, de Pachuca y del resto de entidades tlaxcaltecas que llevan al toro tatuado en el alma.

Todos ahora somos embajadores de la tauromaquia. Los toreros desde el ruedo jugándose la vida, los ganaderos desde sus potreros soñando con su toro ideal, la prensa comprometida para ser capaces de contar la historia y, el más importante de todos, el público quien con la compra de su boleto mantiene esta cultura.

Un gran sábado se puede vivir en la Rodolfo Rodríguez “El Pana”, quien además fue maestro y espejo de Uriel, quien se ha encargado de potenciar la manera de sentir el toreo de la escuela tlaxcalteca, que con orgullo porta el traje charro en los tentaderos y las faenas camperas.

Aplaudo la gesta de torero de encerrar seis toros de una ganadería difícil, sea como sea el toro. Olé por ser profeta en su tierra e ídolo de multitudes en cualquier rincón taurino de nuestro México, desde la Península de Yucatán hasta Tijuana.

Suerte para todos, disfrutemos de una tarde de toros llena de emoción y mexicanidad. Todavía quedan boletos, no hay pretexto para no abarrotar la monumental apizaqueña, gozar de una tauromaquia con más de un cuarto de siglo de evolución y de seis toros con siglo y medio de crianza y amor por la ganadería.

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