Se espera que 2024 sea un año lleno de grandes transformaciones, de muchas oportunidades y sorpresas.
Una recuperación cercana a 3.0% no es despreciable, pero no puede ‘jalar’ al cuerpo productivo y económico en general.
Los buenos resultados reportados en los últimos meses tienen que ver principalmente con nuestra economía abierta y el TMEC.
Con la mejora del control de Covid-19 en China, se ha reactivado la vida cotidiana, las medidas para estabilizar el crecimiento han sido efectivas y la operación económica se ha recuperado.
La economía sigue mostrando importantes niveles de holgura y la recuperación continúa siendo anémica e incompleta.
La Alianza contiene objetivos nobles, pero sin compromisos duros de liberalización comercial no será posible concretarlos.
Si nuestro motor de crecimiento viene de la mano de Estados Unidos, no podemos descartar que la recuperación de la economía mexicana podría desacelerarse, e inclusive, caer en recesión.
Un factor de riesgo para el país son los bajos niveles de inversión privada que reflejan el deterioro en el clima de negocios.
El poder de imponer sanciones en un mundo globalizado siempre debe usarse con precaución.
Es inútil discutir si la economía está en recesión o no. De lo que no hay duda es que la recuperación, que ya era débil, se ha interrumpido.