La destrucción del sistema electoral mexicano es una trampa. La iniciativa se presentó al cierre del período electoral. AMLO sabe que no cuenta con los votos de los partidos.
Autócratas han arribado al poder por la vía del voto, no por el golpe de estado, la figura más oprobiosa para ganar el poder.
La derrota política del presidente en las últimas semanas ha elaborado, en algunos sectores de la sociedad, un optimismo que me parece hay que tomar con mesura.
El Instituto Nacional Electoral y los tribunales electorales son instituciones garantes de la democracia mexicana.
El ejercicio de revocación de mandato es ya una inmejorable base para fortalecer, ampliar y dar mayor contenido y alcance al marco jurídico para fórmulas como el plebiscito y el referéndum.
Los mecanismos de consulta pública pueden tener un papel transformador y de reafirmación de los procesos y valores democráticos.
La consulta de revocación de mandato es el aspecto de mayor calado de aquello que se llama democracia participativa o democracia directa.
López Obrador encabezó un embate en contra del marco legal y las instituciones que rigen las votaciones.
El próximo 10 de abril México será el tercer país en aplicar la revocación de mandato a su presidente.
En la encuesta nacional de febrero de El Financiero la mayoría de los entrevistados consideró que México sí es una democracia.