Algarabía

La luz del Sol y pequeñas gotas: cómo se forma el arcoíris

El arcoíris ha sido siempre un fenómeno asombroso; antiguamente se consideraba como el portador de buenos augurios.

Este surge cuando la luz del Sol incide sobre las gotas de lluvia, mismas que se encargan de dispersarla en todas direcciones. Para que nosotros y tú podamos ver este prodigio de la naturaleza, es preciso que el índice de refracción de la gota sea ligeramente distinto para cada color, lo que origina un mosaico de pequeños destellos que se distribuyen en un arco en el cielo.

El paso de la luz por las gotas pequeñas crea un arcoíris de tonalidades pastel, mientras que las grandes producen colores muy vivos, lo que ocasiona que la cresta tenga tonos más intensos. A veces es posible observar un arco secundario un poco más débil que tiene los colores invertidos.

Además, existen otros dos que están localizados entre el observador y el Sol, pero, debido a que la luz solar directa es muy brillante, es casi imposible advertirlos. Un quinto arcoíris se produce en el mismo lugar que los arcos primario y secundario, pero su luminosidad se reduce considerablemente.

Y si las condiciones atmosféricas y el sitio de observación son perfectos, entonces la lluvia y el Sol trabajan juntos para crear un anillo completo de luz denominado arcoíris circular. Así que si eres de las personas que viajan a menudo en avión, no desperdicies el asiento de ventanilla, porque durante un día lluvioso y con un poco de suerte, tal vez llegues a ver un círculo de brillantes colores suspendido en el cielo azul.

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