México ha producido instituciones de excelencia en su historia, mejorarlas es responsabilidad de todos.
El problema que tiene el país es que si el clima de encono y polarización se mantiene y se agudiza en el proceso electoral, podemos llegar al próximo 2 de junio con un país partido por la mitad.
No todo es culpa del gobierno actual. En realidad, son muchos los actores políticos que han conspirado para desmantelar a las instituciones desde su interior.
Es buena noticia que la red de instituciones, base de un sistema democrático y de contrapesos fuerte, siga de pie.
Las instituciones son la estructura que sostiene el tejido social, económico y político de nuestro país.
La singularidad del recambio institucional en que estamos inmersos ha sido el debilitamiento de los partidos tradicionales y un rejuego dentro del partido en el poder con tintes que resemblan al partido oficial del siglo pasado.
Lo importante es que México sea un país de instituciones, no de personalidades avasalladoras o de caprichos.
La presidencia de López Obrador no es precisamente normal y mucho menos civilizada, así que el pleito seguirá.
Si López Obrador puede violar la ley impunemente, ¿por qué tendrían que actuar diferente el trío de precandidatos morenistas?
Sigue siendo posible contratar créditos a tasas accesibles, dependiendo el porcentaje de financiamiento que se solicite.