David Calderon

Para leer el 2021

Hay cinco recomendaciones de lectura que nos pueden ayudar a prepararnos para lo que sigue en la vida escolar, dice David Calderón.

Encerrados por la pandemia, se produjeron una cantidad enorme de reportes y propuestas para explicar qué repercusiones ha tenido la suspensión generalizada de la vida escolar. Con restricciones para tener evidencia fresca, de campo, con confiabilidad y validez, podemos afirmar que —con todo— el año 2021 resultó sin precedentes en la cantidad de estudios disponibles para interpretar lo que nos pasó, lo que ocurre y para advertir/prevenir/recomendar para lo que vendrá.

Hay mucho para leer en lo que queda de 2021, y también en doble sentido, para “leer” el 2021, tener ideas, experiencias, datos y argumentos para dar por concluido este episodio y alistarse para el siguiente. Hay variedad en enfoques —y en solidez— para abordar lo socioemocional y los aprendizajes fundamentales de las y los estudiantes, así como en las alternativas que se experimentaron o se proponen para enfrentar la distancia, la conectividad, el financiamiento requerido y las posibles estrategias para la recuperación.

Ya que vamos concluyendo el año, comparto aquí cinco recomendaciones para la lectura; es una “lista corta” que, a mi juicio, ofrece una panorámica útil y recomendaciones valiosas para una reconstrucción sólida. Lo que tienen en común es el mensaje: urge volver, pero no a lo mismo.

UNO: Reimaginando nuestros futuros juntos. Fruto del trabajo de una comisión internacional convocada por la UNESCO, el año fue propicio para ya entregar sus conclusiones preliminares: la educación está ella misma en riesgo, en su propósito, porque corre el peligro de resultar superficial e inane ante los enormes retos de la humanidad, que incluyen la aceleración de la desigualdad, la brecha digital, el retroceso de la democracia, la polarización, el cambio climático y la incertidumbre en la distribución del trabajo. Las recomendaciones: crear un nuevo contrato social, en cada nación y entre ellas, para hacer explícito el compromiso de los diferentes actores para tener pedagogías de la colaboración, poner el saber como propiedad común y universal, cuidar a los maestros, transformar las escuelas y ponernos la meta de aprender en todo tiempo y lugar. Inspirador, documentado, exigente.

DOS: Actores no-estatales en educación. ¿Quién elige y quién pierde? La edición de este año del Reporte Global de Monitoreo de la Educación se “echó un tiro” de enorme honestidad: de forma muy explícita, muestra cómo en la realidad ni la educación pública es gratuita e inclusiva como le encanta a los gobiernos afirmar, ni la educación privada cumple su promesa de calidad destacada, y se apropia de reductos —como primera infancia o formación para el trabajo— que reducen la opción pública y la equidad, el necesario control democrático o de plano consolidan la deserción del Estado en sus deberes de regular para la transparencia y la anticorrupción; al mismo tiempo, los actores oficiales atacan y persiguen el reproche y crítica fundada que les hacen las organizaciones comunitarias y de sociedad civil. Recomendación: los gobiernos deben asumir que sólo hay un sistema, que son responsables de todos los derechos de todas las niñas, niños y jóvenes, y que coordinar no es sobre-regular, así como asumir que deben estar para apoyar las iniciativas civiles y recibir su escrutinio.

TRES: Ruta Escuela para la Educación Socioemocional. Con la colaboración de verdaderas expertas en campo, es una propuesta en siete pasos para trabajar en forma integral sobre el autocuidado, la identificación, la empatía el diálogo, la superación del duelo y las divisiones; para desarrollar el sentido de comunidad y de propósito en el grupo y en la escuela. Recomendación: lo socioemocional es transversal, y se requiere desde el inicio del ciclo y a lo largo de cada día; no es tema de una materia, ni de unas cuantas actividades secundarias y decorativas; es, por el contrario, necesidad imperiosa y constitutiva de toda comunidad de aprendizaje mínimamente digna.

CUATRO: Estimación de la pérdida de aprendizajes fundamentales y de la pobreza de aprendizaje relacionadas con la pandemia de Covid-19 en México. Publicada en un journal de enorme prestigio, esta pieza técnica dice lo que el discurso oficial calla, un fracaso gubernamental que “no se atreve a decir su nombre”: No funcionó, para la enorme mayoría de las niñas y niños en México, la estrategia de “Aprende en Casa” y traemos, por consiguiente, un retroceso equivalente a haber perdido tres ciclos escolares, con respecto de las habilidades básicas de comprensión lectora y matemáticas. Recomendación: dedicar el tiempo presente a remediación focalizada, pero sobre todo a abordar las condiciones estructurales de inequidad en las escuelas públicas mexicanas.

CINCO: Jugar para Hacerla. La Clave para la Recuperación y un Futuro Floreciente. Si dejamos que los niños jueguen, se apropiarán del conocimiento y del mundo circundante, desarrollarán pensamiento crítico, autocuidado y capacidad de colaboración. Recomendación: que la escuela y la familia no sean zonas de prohibición o empobrecimiento del juego, sino espacios naturales y propicios para él.

En todos los estudios internacionales, los autores mexicanos presentes; en el tres y cuatro, respondiendo a la realidad precisa y trabajando ya con gobiernos estatales. Leamos el 2021 como una oportunidad de cambio: leer, y luego actuar sin pretextos ni mezquindades. Eso sí que sería un regalo en estas fiestas.

COLUMNAS ANTERIORES

Cierre y apertura
Regresar y aún no hallarse

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.