Benito Solis

El Inegi y la importancia de las buenas estadísticas

 

1

Cualquier administrador conoce la importancia de contar con información real y oportuna para manejar bien una empresa. Conocer de problemas en la línea de producción o de caída en las ventas, pero después de un año de que ocurrieron puede ser muy tarde para tomar las decisiones correctas e incluso puede significar la quiebra del negocio. Todavía es peor cuando un gerente o los directivos mienten sobre sus actividades o resultados, como se está viendo en el reciente caso de Volkswagen. De aquí el énfasis que se pone para que los estados financieros reflejen de manera correcta lo que está ocurriendo en las empresas.

Esto es mucho más importante cuando se trata de un país, ya que los funcionarios públicos y las empresas, los trabajadores y las familias toman sus decisiones y realizan sus actividades confiando en que la información que se les proporciona es correcta. El disponer de estadísticas que no reflejen de manera correcta lo que sucede en la economía propicia decisiones erróneas que tienen un elevado costo.

Por ejemplo, hace algunos años me comentaba un líder empresarial en Argentina que el dato oficial de inflación estaba subestimado, el cual era un poco superior al diez por ciento. Por lo tanto, en las negociaciones con los trabajadores estaban ofreciendo un aumento a los salarios de 25 por ciento, pero que no lo aceptaban porque ellos consideraban que la inflación estaba más cerca de 50 por ciento, esto es cuatro veces el dato oficial. Su conclusión era que cualquier porcentaje de aumento salarial que otorgaran sería muy riesgoso, porque no tenían idea de cuál era realmente la inflación. Si el aumento era muy alto, no iban a poder pagarlo y la empresa tendría que despedir personal o incluso quebrar, pero si era muy bajo, lo más probable sería que los mejores trabajadores buscarían otro empleo y que podrían tener una huelga que también los haría quebrar. De cualquier modo y debido a este desconocimiento de los datos correctos, dedicaban mucho tiempo y recursos a estas negociaciones y estimaciones, en lugar de procesos más útiles como mejorar la producción, la productividad o buscar nuevos clientes para incrementar sus ventas.

Una situación parecida es la que ocurre en el momento actual en Venezuela, en donde las autoridades han dejado de publicar distintas estadísticas, entre ellas las de inflación, por lo que las diversas estimaciones para la misma van desde una tasa de 60 por ciento anual a una extrema de 800 por ciento. En este entorno es casi imposible tomar decisiones correctas como definir los precios de ventas de los productos, las cuales se convierten en un proceso aleatorio más parecido a una lotería.

Parte de la causa de este problema consiste en que los gobiernos tratan de influir para que se publiquen estadísticas que les sean favorables a su actividad o incluso evitar que se conozca lo que ocurre en la economía cuando sea negativo.

En este entorno de mediocridad en varios países latinoamericanos cuando elaboran estadísticas, resalta por la calidad de la información el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (Inegi), principal responsable de su recopilación y divulgación en nuestro país. Destaca por la autonomía de su Junta de Gobierno en donde están cuatro vicepresidentes y un presidente, que son nombrados en fechas sucesivas por el presidente de la República, pero aprobados por el Senado. Su trabajo técnico le ha permitido mantenerse fuera de la lucha electoral y política del país, pero al mismo tiempo son muy reconocidos por su seriedad y calidad, tanto en México como en el extranjero, como lo confirman los distintos premios y nombramientos honorarios que frecuentemente reciben. Como en toda actividad humana, la suya es mejorable, pero se reconoce que han realizado un trabajo de gran utilidad para nuestro país. Destaca además de toda su información, la entrega de manera gratuita a los usuarios.

El presidente actual del Inegi es el doctor Eduardo Sojo Aldape, quien reúne una altísima calidad técnica, una gran habilidad política, así como gran sencillez. Sin embargo, él termina su periodo al frente de esta institución en diciembre próximo y las disposiciones legales le impiden repetir en esta institución otro periodo más. En el actual entorno de volatilidad de los mercados y de desconfianza en varias instituciones sería abrir otro frente de preocupación que se nombrara a una persona que no reuniera los requisitos técnicos y humanos que el puesto necesita, como los tiene su actual titular.

El autor es economista.

Correo: benito.solis@solidea.com.mx

También te puede interesar:
La Fed y Banxico no modifican sus tasas de interés
Impactos de la debilidad del peso
Continúa expectativa de crecimiento pero a menor tasa

COLUMNAS ANTERIORES

¿Cambiará el sistema económico en México?
Las elecciones no solo son un cambio de presidente, sino de sistema económico

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.