Food and Drink

El 'rey de las alitas': Así evolucionó un alimento para perros al popular platillo con salsas

Martín Santaella cuenta con 209 restaurantes abiertos de su franquicia después de obtener la idea de comercializar alitas por un dolor de estómago de su hijo.

Martín Santaella vendía los relojes y ropa que traía desde Estados Unidos antes de ser el primero en crear un concepto de restaurante de alitas gracias a sus franquicias de Wings Army, la cual cuenta con 209 sucursales (11 de su propiedad) y abrirá próximamente más en Panamá, Guatemala además de Europa con París, Ámsterdam y España.

El empresario –originario de Mazatlán– quería integrar su negocio de alimentos con el consumo de cerveza y un ambiente de pantallas y sonido. Sin embargo, la idea de que el plato principal fuera esta parte del pollo surgió luego de una salida a comer con su hijo que, olvidándose que sentía un dolor de estómago, comió varias unidades, lo que lo sorprendió.

Este hecho lo incitó a preparar y experimentar con salsas para crear sus primeros dos establecimientos, en donde él mismo saludaba a sus comensales o trabajaba como repartidor antes del crecimiento y popularidad que obtuvo.

“Cuando yo empecé a vender alitas el kilo (aproximadamente 15 unidades) costaba 6 pesos porque la gente no iba a consumir tanto para hacer un caldo o para hacerle al perro comida, que era lo único que se usaba”, dijo en entrevista en el canal de YouTube de Nayo Escobar.

La infancia de Martín Santaella

Santaella recuerda su infancia conviviendo con personas y comiendo los mariscos típicos del puerto, aunque pensaba dedicar su vida a la construcción, la arquitectura y el diseño.

Sin embargo, estudió hasta la preparatoria, ya que, cuando se convirtió en padre, se salió para trabajar pensando en que retomaría su preparación en Guadalajara.


Aunque asegura que suele ir a platicar con los alumnos de las universidades, considera que la verdadera escuela está en la calle. Creció en una familia de 7 hermanos, por lo que quien se consideraba rebelde, vago y coqueto quiso dedicarse a lo que le gusta, ya que argumenta que el dinero llega después.

Los primeros trabajos y negocios de Martín Santaella

Su primer trabajo lo tuvo entre los 13 y 14 años, cuando se dio cuenta de que tenía una facilidad como comerciante al vender las compras que hacía en territorio estadounidense. “Yo siento que nací comerciante (…) yo quería tener mi dinero”, apuntó.

Tras trabajar con su exsuegro –que contaba con algunas papelerías– pusieron una tienda en donde vendía lo que un diseñador o arquitecto podían necesitar, productos y ámbito del que fue tomando experiencia al visitar las universidades. El negocio fue creciendo hasta que junto con sus hermanos lo compró antes de lucrar con las alitas.

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